Los principios éticos en los negocios

Como ya he comentado en otros foros, trabajo en una dependencia de gobierno, donde en ocasiones por trabajar en ese tipo de oficinas gubernamentales se cree que las personas que ahí laboran son corruptas y actúan en beneficio propio, pero no es correcto generalizar.

Por lo que me permito compartirles una experiencia laboral que tuve hace algunos años. Cuando me pidieron hacerme cargo del parque vehicular de la dependencia, tuve que realizar algunas modificaciones en el sistema que se estaba llevando para el mantenimiento de los vehículos, uno de ellos fue el dirigirme a los proveedores de servicio de reparación de autos o talleres, para solicitarles cotizaciones, plazos de crédito y servicios adicionales que ofrecían. En el inicio de esta tarea me encontré con un proveedor que había estado prestando sus servicios por mucho tiempo a la dependencia, pero que al revisar sus cotizaciones y trabajos realizados me parecieron muy costosos en comparación a otros. Por lo que tomé la decisión de trabajar con otros talleres que me ofrecían mejores cotizaciones por los mismos tipos de trabajo.

Al notar este proveedor que ya no lo estaba utilizando para los servicios correctivos de los vehículos, un día me llamó por teléfono y me solicito agendar una cita para que platicáramos sobre los motivos por los cuales no continuaba trabajando con él. Sin problema alguno acepte, ya que me parecía correcto explicarle mis razones. Al acudir a la cita el dueño de este taller, se inició la plática donde le expuse las razones que ya comenté, y él me dijo que todo tiene arreglo, por lo que me ofreció uno, que consistía en que si le daba la oportunidad de continuar trabajando con ellos me brindaba la reparación gratuita de mi vehículo y el de cualquier miembro de mi familia. Esta persona me hablaba con mucha seguridad, como acostumbrado a tratar sus negocios de esta forma, pero no contaba con que yo no era como sus demás clientes. Le dije que era decepcionante y hasta ofensivo que me ofreciera algo así, y que si los motivos de no trabajar con el eran sus precios, ahora tenía aún más razones para no hacerlo, ya que demostraba su falta de ética profesional. Obviamente me dijo que todo tiene un precio y que con el tiempo yo terminaría accediendo.

Pues para su sorpresa, puedo decirles que no fue así, en definitiva ese proveedor no volvió a trabajar para la dependencia.

No puedo negar que la propuesta era tentadora, porque el salario no siempre es suficiente y esto significaría un ahorro para mí, pero antes que nada está mi ética laboral, mi compromiso para con la dependencia, y sobre todo para con los ciudadanos yucatecos, ya que gracias al pago de sus impuestos se conforma el presupuesto que se maneja en las dependencias gubernamentales.

Y si mi cargo laboral hubiese dependido de esta decisión, es decir, que hubiera una influencia superior en jerarquía que me hubiera querido obligará a trabajar con este proveedor por cuestiones de amistad, aún así no lo hubiera aceptado, ya que mis valores éticos y morales no van de la mano con esta clase de acciones. Pero esto no ocurrió, lo expuse a mi Director y me dijo que hice lo correcto, de hecho el es el primero en no aceptar ningún tipo de regalo de algún proveedor precisamente para que vean que si trabajamos con ellos es por su buen servicio y precio y no a cambio de ningún favor.

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