VIDEO VIGILANCIA: ¿UNA ESTRATEGIA EFECTIVA PARA LA DISMINUCIÓN DEL DELITO?

VIDEO VIGILANCIA: ¿UNA ESTRATEGIA EFECTIVA PARA LA DISMINUCIÓN DEL DELITO? 

Manuel Redentor Hermida V.

El presente documento aborda un tema de gran discusión en el campo de las políticas públicas para la seguridad ciudadana, nos referimos específicamente a la implementación de los sistemas de video vigilancia muy populares en la última década a nivel mundial como una estrategia de control y prevención de uno de los fenómenos sociales más complejos y preocupantes que afecta a la población de nuestro país y a nivel mundial: el acrecentamiento de la violencia y la proliferación en el cometimiento de delitos.

Con el presente ensayo se pretende responder si la video vigilancia constituye una estrategia efectiva de prevención del cometimiento de actos delictivos y de violencia o si se ha convertido en una herramienta represiva que proporciona información únicamente luego de que se han producido los hechos. Se parte la premisa que relacionar video vigilancia con seguridad ciudadana es, como lo señala Reascos (2008), una indebida asociación, porque parecería que la video vigilancia  garantiza la seguridad, cuando en realidad no son tareas con relación vinculante entre sí; de hecho, hay video vigilancia, pero no necesariamente mejoran los indicadores de seguridad. Para demostrar lo afirmado, se utilizará algunas cifras respecto al robo a personas en la ciudad de Cuenca, pretendiendo evidenciar cómo este delito sigue concentrándose en determinados sectores a pesar de la instalación de estos sistemas de video.

En la actualidad, los denominados sistemas ojos de águila o sistema de video vigilancia son cámaras que graban imágenes que luego son transmitidas a unas pantallas en las cuales se pueden observar o revisar.  

Wilson y Sutton (cit. por Löfberg, 2009) afirman que el primer proyecto de un sistema de video vigilancia aplicado en el espacio público se desarrolló en el año 1985 en el Reino Unido. En este país considerado como la capital de la video vigilancia, la instalación de estos equipos se han expandido de tal manera que se estima que en la actualidad existen 6 millones de cámaras, obteniendo una relación de una por cada 11 habitantes (Arriba, 2015).

 Dichos sistemas, fueron utilizados hasta mediados de la década de los ochenta principalmente dentro del espacio privado, en centros comerciales, edificios importantes, entidades financieras o viviendas cuya finalidad sustancial era la de convertirse en un medio de disuasión para los delincuentes y en cierto grado evitar el cometimiento de actos delictivos (Löfberg, 2009).  De esa forma, con el pasar de los años en muchas partes del mundo, así como también a nivel de Latinoamérica el tema de la video vigilancia se expandió al punto de dejar de ser utilizado únicamente en el espacio privado y pasar a formar parte del panorama cotidiano dentro de los espacios públicos.

En Ecuador, por el año 2002 en la ciudad de Quito se experimentaba un incremento en los índices de inseguridad especialmente dentro de la zona céntrica, lo cual  motivó a tomar decisiones de política públicas de seguridad Ciudadana,  así que una de las estrategias fue la implementación por primera vez de un sistema de video vigilancia en el espacio público (Löfberg’, 2009). En años posteriores, además de Quito se sumaron otras ciudades, todas ellas con la finalidad de resguardar la integridad y el orden en el espacio público como es el caso de Guayaquil y Cuenca.

A partir del año 2012, a través del decreto ejecutivo No 988 se crea el Servicio Integrado de Seguridad ECU 911, con la finalidad de que se convierta en un órgano integrador de todas las instituciones de respuesta a situaciones de emergencia, así como atender aquellos eventos que se generen mediante el monitoreo de las cámaras instaladas dentro de todo el territorio nacional.

Actualmente en nuestro país el mayor sistema de video vigilancia instalado en el espacio público pertenece al Servicio Integrado de Seguridad ECU 911, el cual cuenta con un total de 4.175 cámaras con cobertura en los 222 cantones, además debemos considerar que existen 55.000 unidades de transporte público entre buses y taxis equipados con esta tecnología.

Algo importante que debemos tener presente es que no es el único sistema de video vigilancia que al presente existe en nuestro territorio, pues están aquellos que son gestionados por los gobiernos autónomos descentralizados para el control específico del tránsito así como también los sistemas que no han sido integrados al ECU 911, tal es el caso de las cámaras propiedad de La Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil que ascienden a 740. Con este antecedente podríamos decir que la video vigilancia se ha generalizado en el país como una estrategia de política pública en pro de la Seguridad Ciudadana.

Por otro lado, hay que considerar que en el mundo actual, con la globalización de la información y la introducción de un conjunto de nuevos conceptos sobre seguridad, la seguridad pública ya no es vista como anteriormente fue concebida o direccionada, es decir, ya no supone exclusivamente el sostenimiento del orden público con políticas estatales enfocadas en la eliminación de las amenazas como el delito y el crimen a través de acciones netamente reactivas.

Las reconsideraciones ideológicas han hecho posible realizar comparaciones entre la seguridad y la medicina y han permitido abordar al tema del delito y la criminalidad como un síntoma o enfermedad social y de esa forman han logrado sobreponer el concepto de seguridad preventiva a la represiva, esto supone buscar soluciones no solamente enfocándose en los síntomas sino también en las causas. Así el concepto de seguridad pública ha sido desplazado por el de seguridad ciudadana, un concepto mucho más amplio que está enfocado a la lucha contra la criminalidad y la violencia con el apoyo de la comunidad y de las autoridades locales, y se ha convertido en un concepto de responsabilidad multisectorial con la finalidad de buscar una convivencia pacífica dentro de la sociedad (Consejo de Seguridad Ciudadana de Cuenca, 2012).

Con la introducción de este nuevo concepto sobre seguridad ciudadana, en el cual se busca un ambiente en donde las personas puedan convivir pacíficamente dentro de la sociedad, el desarrollo de políticas públicas que permitan la consecución de este objetivo ha requerido de acciones cada vez más complejas, ya sea por el constante crecimiento de la violencia, la aparición de nuevas formas para el cometimiento de delitos o por la propia evolución como sociedad. En este contexto algo que llama mucho la atención es el desarrollo de nuevas y sofisticadas tecnologías que se han ido incorporando paulatinamente dentro de estas políticas, nos referimos a los sistemas de alarmas comunitarias, botones de auxilio y en especial, a los sistemas de video vigilancia.

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