ANÁLISIS CRITICO SOBRE LAS TEORIAS DE LA PERSONALIDAD II - Personalidad UTP
Enviado por Julio Vásquez • 11 de Julio de 2021 • Tarea • 2.363 Palabras (10 Páginas) • 917 Visitas
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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ
FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
PERSONALIDAD
Trabajo práctico que presenta el alumno:
Vasquez Roberts, Julio Rodolfo | U20215470 |
Docente:
Alva Olivos Manuel Antonio
Nuevo Chimbote, 2 de julio de 2021
ANÁLISIS CRITICO SOBRE LAS TEORIAS DE LA PERSONALIDAD
- Introducción
Desde el ámbito de la psicología, el estudio de la personalidad nos permite conocer en cierta forma los motivos que llevan a un individuo a actuar, sentir, pensar y desenvolverse de tal o cual manera en un medio; así también, su estudio permite conocer la manera en que un sujeto puede aprender del entorno. A lo largo de la historia han surgido diversas corrientes teóricas, incluso antes de la formalización de la psicología, que han buscado explicar el comportamiento de las personas.
La personalidad al tratarse de un concepto abstracto, ha sido interpretado desde varios enfoques, entre ellos tenemos los que consideran a la personalidad como configuración única de cada ser humano, resaltando que dentro de sus características no existen dos seres humanos iguales.
El presente informe centra su atención en realizar análisis crítico y una comparación breve entre las teorías de la personalidad. Para ello, se abordarán las siguientes teorías de la personalidad: psicodinámica, de los rasgos, conductista y, por último, cognitiva.
- Desarrollo
Es un hecho que desde su creación el psicoanálisis ha trascendido a nivel cultural, siendo así que el término “psicoanalizar” es la primera palabra que utiliza el popular para describir la labor del psicólogo. Del mismo modo, al hablar de las motivaciones de nuestros actos, evocan generalmente el concepto de “Ello y Superyó”; y no es por casualidad, sino porque la teoría psicoanalítica resulta ser atractivas. Según el psicoanálisis, el aparato psíquico del humano cuenta con tres divisiones: Ello (Instintos inconscientes), Yo (Percepción consciente de la realidad) y Superyó (Moral). Se supone, según los psicoanalistas, que en las personas mentalmente sanas estos tres sistemas forman una función unificada y armónica, de modo que le permite al sujeto relacionarse eficiente y satisfactoria con su ambiente (Feist et al., 2014).
De modo que, por ejemplo, una persona que tiene deseos sexuales sobre otra, autorregula sus acciones y planifica el modo de llegar al sujeto que lo excita teniendo en consideración las normas morales de la sociedad, con el fin de lograr su cometido sin delinquir y ser visto como un perverso. El Ello desea, el Superyó advierte consecuencias, y el Yo piensa y actúa (Feist et al., 2014).
El problema con el psicoanálisis es que las ideas de Freud también se pueden explicar mediante otros modelos teóricos, los cuales sí cuentan con un rigor científico, a diferencia del psicoanálisis que principalmente se trata de explicaciones de baja replicabilidad. Por ello, escuelas como la conductista y la cognitivo-conductual se han enfocado en refutar y dar verdadera explicación a los comportamientos humanos.
- Teoría de los rasgos
La teoría de rasgos es atractiva e indirectamente utilizada por el popular, puesto que todos alguna vez nos hemos descrito según las características que creemos tener, y, de igual manera, hemos descrito a una persona con el mismo método.
Allport en su teoría nos dirá que los rasgos personales pueden agruparse en grupos según su influencia en la conducta del sujeto. Estos grupos son tres, los cardinales, los centrales y los secundarios. En primer lugar, los Rasgos Cardenales, es el que domina y moldea el comportamiento de una persona. En segundo lugar, los Rasgos centrales, son los elementos básicos que conforman la mayor parte de nuestro comportamiento. En tercer lugar, los Rasgos secundarios, son las características o actitudes que surgen sólo en determinadas circunstancias. Con sus reducidas investigaciones, Allport llego a hacer una lista de más de 4500 rasgos de personalidad con lo que una persona se podía identificar (Feist et al., 2014).
Respecto a esta teoría, se acepta que las personas pueden describirse en función de rasgos de personalidad, pero existen dudas en cuanto al número de rasgos básicos que componen la personalidad de un individuo. Además, una de las críticas más frecuentes de la teoría de los rasgos radica en el hecho de que los rasgos son a menudo pobres predictores de la conducta humana. Así, mientras que un individuo puede tener una calificación alta en la evaluación de un rasgo específico, el mismo no siempre se comportará de esa manera en cada situación que se presente en los distintos ámbitos de su vida. Por otra parte, otros autores afirman que su teoría limitada, y ofrece únicamente explicaciones para un ámbito bastante reducido de la personalidad, en concreto, ciertos tipos de motivación (Feist et al., 2014).
- Teoría conductual de la personalidad
La personalidad para los conductistas es expresada por la conducta y la conducta depende del ambiente, es decir ejerce influencia preponderante sobre ella y es a través del aprendizaje, del reforzamiento, hábitos estables que pueden desencadenar respuestas a estímulos muy similares. En este sentido se contrapone su búsqueda en nuestros estados internos o rasgos y podemos obtener cambios en el comportamiento cambiando el ambiente del individuo.
En los inicios B.F. Skinner fundamentaba el conductismo en el condicionamiento simple, heredado por Iván Pavlov que posteriormente fue popularizado por J.B. Watson. Para este reconocido psicólogo estadounidense el condicionamiento clásico no era útil en todos los casos, proponiendo un cambio entre la manera en que se asocian entre sí los estímulos a la forma en la que quedan asociadas las acciones que se realizan y sus consecuencias, tomando en cuenta el bucle percepción-acción-percepción. Es así, que nace el condicionamiento operante, el cual se consideró como la forma básica de aprendizaje de los individuos. Para Skinner el estudio de los procesos mentales podría ser útil en psicología al contrario del pensamiento de Watson que rechazaba la existencia de un mundo mental. Skinner “incorporó un nuevo elemento al repertorio del investigador: el reforzamiento. Recomenpensaba a sus sujetos por comportarse en la forma que quería que lo hicieran” (Morris y Maisto, 2001).
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