Actitudes, Psicología social

Ensayo Cap. 18 Actitudes, Psicología social.

Las actitudes

“Una actitud se considera como una asociación entre un objeto dado y una evaluación dada”, es lo que nos propone el libro en primera instancia. De igual forma nos definen evaluación como “el efecto que despierta, las emociones que moviliza, el recuerdo emotivo de las experiencias vividas”.

Es importante rescatar que si no existe interés o hay una carencia de experiencia con el obj. actitudinal esta asociación objeto-evaluación no existe y por lo tanto no se puede hablar de una actitud. En la fuerza de asociación se presentan tres procesos: p. cognitivo, p. afectivo y p. conductual.

Para abordar “la consecuencia se habla de la existencia de tres componentes: 1) cognitivo: que está asociado a las percepciones de la persona sobre el objeto actitudinal y lo que conoce sobre él, 2) afectivo: compuesto por los sentimientos que despierta el objeto y 3) conativo-conductual: incluye las tendencias, disposiciones e intenciones hacia el objeto, así como las acciones dirigidas a él. Como se observa estos componentes en esencia diferentes comparten algo importante: la disposición evaluativa frente al objeto.

Ahora, se propone que las actitudes no son directamente observables, según Ajzen se describen como “variable latente”, y es necesario conocer cada uno de los componentes para poder conocer la actitud. En este sentido cabria aclarar las diferencias entre conducta, comportamiento y la actitud ya descrita, para no confundirlas; el comportamiento es, en un sentido básico, la forma de actuar de cada persona. Es la exteriorización de su ser interno. Esta forma se sustenta en las acciones y las reacciones que lleva adelante, y se puede cambiar y la conducta aparece como una escala de valoración social de esa interrelación entre el carácter y el comportamiento, ya que tiene un impacto relevante en cada persona.

Se habla de una relación entre componentes actitudinales, la primera de estas relaciones que se trata es la afectivo-cognitiva: supone la naturaleza del afecto que despierta el objeto actitudinal coincide con el contenido de la creencia. La segunda relación que se muestra es la afectivo-conativa, que, es el grado en que el afecto actitudinal y la intención conductual coinciden.

La representación cognitiva de la actitud, aun basándose en las creencias que conforman el componente cognitivo, ¿es distinta de ellas?, es la interrogante que Lingle y Ostrom (1981) siguen para desarrollar una prueba que ejerce un influjo sobre la percepción del objeto y las respuestas hacia él que las creencias, por si solas no pueden ejercer.

El resultado de esta prueba propone la actitud como un marco organizativo (esquema). La actitud produce un aprendizaje selectivo de tal forma que las personas recuerdan mejor la información y las comunicaciones favorables cuando su actitud es positiva.

Levine y Murphy: Esquema bipolar: las actitudes contienen conocimientos relativos a puntos de vista con los que se esta muy de acuerdo o muy en desacuerdo, y que facilitan el recuerdo de la información que se adecue a cualquiera de esos puntos de vista. Pratkanis posteriormente y apoyado con su propio estudio propone la Estructura actitudinal unipolar: hace que solo la persona con actitud positiva tenga la capacidad

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