Análisis crítico del código de ética del psicólogo

Es fundamental que, a la hora de desempeñar su labor profesional, el psicólogo no manche sus principios; que éste no menosprecie a una persona por alguna diferencia que la susodicha presente ante el especialista y no abolirle derecho alguno. Siguiendo aludiendo a su labor, también tiene que limitarse a lo que le corresponde a su misma profesión, es decir, no excederse en sus capacidades acorde a sus conocimientos. Asimismo, debe de ser consciente que los conocimientos van evolucionando, se encuentran en constante cambio, así que tiene que estar actualizándose las ocasiones que sean necesarias para que su desenvolvimiento en su área no sea precario.

En lo que respecta a sus principios, principalmente, el psicólogo está en una posición en la que parte de sus obligaciones es respetar y hacer valer los mismos, es su compromiso.

Claro está que los psicólogos no pueden manchar sus principios, no deben mancharse a sí mismos, lo que deben de hacer es cuidar su calidad, en pocas palabras, no deben desprestigiar su imagen. Ante esto, no es conveniente dejarse influenciar por sujetos foráneos que atentan en contra de la misma ética profesional. Sobre todo, aquí mismo reside el uso de la responsabilidad profesional, ésta en pos de la misma sociedad en la que se desarrolla el psicólogo, pues como parte de su formación debe de ser útil en su propio medio social aportando sus saberes para favorecer a un buen desarrollo en su entorno.

Entonces, el psicólogo al obrar en su ámbito profesional tiene que apegarse a su Código de Ética, de esta manera estará siguiendo una serie de normas que le permitirán ser un psicólogo ideal. Además, el relacionar sus actividades propias de su rol con las normas que debe adaptar le exentará de errores pequeños o grandes.

Una norma que sí es importante mantener siempre presente es la que reza que las relaciones con los pacientes no deben sobrepasar el único objetivo que tienen, pues el psicólogo no podrá trabajar de la misma manera si una relación paciente-psicólogo se vuelve cada vez más diversa; si se da el caso de una relación de este tipo, el psicólogo de inmediato deberá de obrar para no permitir que esa relación siga ese mismo curso. A su vez, no deben de olvidar mantener el respeto a ellos, y que ellos también lo muestren.

En el caso de una relación profesional sana, el psicólogo debe de actuar y laborar conforme a lo que sus capacidades le permiten, y si es necesario tendrá que capacitarse aún más. No dejando al paciente con ignorancia de lo que está pasando, es decir, así como el especialista sabe lo que está haciendo con el paciente, éste también debe de tener noción. Dentro de las acciones que el psicólogo pudiera realizar, es menester y lógico que se dejen fuera esos procedimientos que podrían repercutir en el paciente. Así como de igual manera está prohibido hacer uso de información íntima e importante del paciente para cualquier motivo, puesto que de lo contrario se estaría violando el derecho de confidencialidad, derecho que es del cliente y es una falta grave anular tal derecho.

Para hacerse de una gran ayuda, el psicólogo tiene las ventajas de poder contar con otras opiniones de otros especialistas en su profesión, consultas de este tipo logran ampliar el panorama de un solo psicólogo, esto traería consigo beneficiar a los pacientes. El contar con otros profesionales cerca también favorece al psicólogo cuando éste tiene sus propios problemas, y éstos inhiben un idóneo trabajo profesional, por consecuente originan un mal servicio hacia sus usuarios; como es el hecho de brindar un servicio cuando no se está en condiciones contraproducente, lo sano es buscar la ayuda cuando se necesita.

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