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CONTRATRANSFERENCIA CON BEBÉS


Enviado por   •  26 de Octubre de 2019  •  Documentos de Investigación  •  2.397 Palabras (10 Páginas)  •  194 Visitas

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Pontificia Universidad Católica Del Ecuador

Facultad De Psicología

Psicodiagnóstico

Integrantes: Camila Arteaga, Brice Guacalés, Isabel Herrera, Ezequiel Landázuri, Daniela Mena

24/09/2019

CONTRATRANSFERENCIA CON BEBÉS

Contratransferencia

La contratransferencia según Barahona (2015) es el “conjunto de reacciones inconscientes del terapeuta frente a la persona del analizado y especialmente frente a la escenificación transferencial de este y es una obligación del profesional mantenerla bajo control.” Entonces se deduce que el terapeuta encontrará y manifestará diferentes sentimientos, emociones, reacciones, etc., al ponerse en contacto con el paciente y, además, estas pueden ser positivas o negativas. Para Freud, la contratransferencia sería un obstáculo, pero tiempo después un discípulo señala a la contratransferencia como una herramienta de utilidad para el psicólogo en terapia. Ferenczi razonaba que la contratransferencia debía tener 3 fases: la primera en donde el analista sucumbe a todas las emociones dadas entre el paciente-terapeuta y no tiene consciencia de la contratransferencia, la segunda cuando el analista se resiste a la contratransferencia, quiere mostrarse frío y sin que le afecte por lo que pasa su paciente, y finalmente la tercera, la cual es el dominio de la contratransferencia, convirtiéndose en un instrumento imprescindible y eficaz (Martín-Cabre, 2011).

Se trabajarán diferentes nociones clínicas referentes a la contratransferencia, las cuales son: “la contratransferencia y sentimientos del analista”, “la contratransferencia y el lenguaje” y “dominio de la contratransferencia” tomando como guía la contratransferencia con bebés.

La contratransferencia y sentimientos del analista.

Se abren varios puntos que convergen y otros que divergen sobre lo que debe, puede, se le permite sentir al psicólogo, por lo que tomamos en cuenta a varios autores tanto en el trabajo con bebés como en general, para abordar los sentimientos en la contratransferencia.

El odio

El odio se puede considerar como un sentimiento negativo que expresa el rechazo a alguien que genera disgusto y este sentimiento puede llegar a ser común en los analistas. Winnicott hablaría en su artículo sobre el odio en la contratransferencia, mostrando al odio como un fenómeno de la contratransferencia señalando que “el amor y odio que siente el analista como reacción ante la personalidad y el comportamiento del paciente, es una contratransferencia basada en la observación objetiva” (Winnicott, 1947). Winnicott (1947) además piensa que el paciente solo expresará lo que es capaz de sentir, entonces, el psicoanalista debe no negar el odio que siente hacia el paciente, sino que debe saber manejarlo, para luego poder interpretarlo. El analista tiene que ser objetivo durante la terapia, ya que es capaz de no mostrar su odio, que está latente, por lo que es necesario que en su autoanálisis se libere de este odio. A veces hay este control del odio porque la persona siente que por su profesión no puede sentir esto por uno de sus pacientes, o se siente incapaz de expresar el odio porque le están pagando por tratar al paciente.

Muchas veces el analista sacará ventaja de la vida tormentosa que tuvo de niño el paciente, Winnicott (1947) indica que: “En ciertas etapas de ciertos análisis el paciente llega efectivamente a buscar el odio del analista, y lo que entonces se necesita es un odio objetivo. Si el paciente busca odio objetivo o justificado, debe ser capaz de encontrarlo, de lo contrario es imposible que se crea capaz de encontrar amor objetivo.” Es así como Winnicott trata de explicar este odio contratransferencial, por medio del odio que siente la madre por su bebé, antes de que este sienta lo mismo por ella. La madre odia al bebé porque la lastima, la trata mal, es cruel y no le retribuye de ninguna manera los sacrificios que ha hecho el bebé. Él señala que si el paciente tiene una regresión profunda, no puede identificarse con el analista ni apreciar su punto de vista más de lo que el feto o el recién nacido pueden simpatizar con la madre (Winnicott, 1947). Finalmente, Winnicott (1947) también afirma que “un análisis es incompleto si, incluso cerca de su final, al analista no le ha sido posible decirle al paciente lo que él, el analista, hacía a escondidas del paciente mientras éste estaba enfermo, durante las primeras etapas. Y en tanto no se haga esta interpretación, el paciente es mantenido en cierta forma en la posición de un pequeño, de un pequeño incapaz de comprender lo que debe a su madre.”

Otros sentimientos

La tensión no es un sentimiento como tal, pero es algo que puede llegar a sentir el terapeuta durante la sesión referente a su paciente. Winnicott (1947) puntúa que se debe estar preparado para soportar la tensión sin esperar que el paciente sepa lo que está haciendo, a veces la tensión dura poco y otras veces se extiende durante varias sesiones. Para esto, al analista debe serle fácil asumir sus propios temores y odios. Eliacheff (1993) nos dice que sus pensamientos, emociones y percepciones corporales están presentes cada que recuerda los casos con los que trabajó. Nos pone en palabras lo que fue la contratransferencia para ella en los diferentes casos, el cómo sentirse cerca de algún bebé le generaba algún sentimiento, ya sea uno donde critique a los padres, el trabajo con bebés abandonados, cuando no se sentía feliz, su temor a equivocarse o el gran cariño que sintió por alguno.

Como ejemplo nos pone el caso de Oliver: “La tensión intensa, muscular y psíquica, mientras me hablan; la puesta en palabras, casi fácil, de lo que suscita en mí el relato de su vida, sostenida por la reafirmación interior de la certidumbre; el cansancio” (Eliacheff, 1993). Otro caso de contratransferencia que ella menciona es el de Bella, al principio sintió apatía por la niña, no se sentía satisfecha al atenderla y no sabía lo que estaba sucediendo, por lo que al hacer un autoanálisis descubrió que había un recuerdo en su vida, donde no le gustaban las muñecas y Bella se comportaba como una; cuando hubo descubierto porque su aversión, logró trabajar de manera óptima con la bebé.

Mathelin habla del amor que se debe tener a los pacientes y que estos deben amar a sus hijos, pero esto se convierte en un tema ambivalente. Todo lo bueno llega a contener algo malo, por ejemplo si hay amor, hay odio; es difícil guardar pulsiones agresivas cuando de amor se trata (Mathelin, 2001). Además, el analista conoce la violencia y el odio, por lo que puede comprender a la madre y sus deseos de muerte, y por lo tanto, muchas veces se debe ayudar a elaborar una maternidad, sin juzgar y dando tiempo (Mathelin, Psicoanálisis en neonatología , 2001).

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