Conductas agresivas en niños dentro del aula escolar: un estudio experimental de técnicas de modificación conductual
Enviado por Angelica Hernandez Roman • 25 de Noviembre de 2020 • Tarea • 1.659 Palabras (7 Páginas) • 153 Visitas
Conductas agresivas en niños dentro del aula escolar: un estudio experimental de
técnicas de modificación conductual
Hernández-Román, Angelica
Universidad Autónoma de Baja California, Facultad de Ciencias Humanas
Palabras clave: Agresividad, escuela, conductismo, modificación conductual, técnicas
de modificación de la conducta.
Introducción
Actualmente la sociedad está atravesando por un problema creciente dentro del contexto
escolar: la agresión y violencia observada en los estudiantes, misma que llega a causar
incidentes negativos entre los mismos. En esa interacción social que se vive dentro de
las instituciones educativas, acciones como agredir con golpes a otros, las palabras
ofensivas, las burlas, las rabietas o usar palabras inadecuadas para llamar a los demás,
forman parte de las conductas agresivas que presentan los alumnos.
Las consecuencias de este tipo de conductas que afectan de forma directa a los
estudiantes van desde problemas de baja autoestima, así como las dificultades en el
aprendizaje y recesión escolar, por mencionar algunos. Las intervenciones realizadas
para tratar esta problemática que se vive dentro del contexto escolar, han tenido como
foco de atención a padres, profesores y alumnos, obteniéndose resultados positivos en
aquellas enfocadas en la modificación conductual en base a técnicas específicas, que
ayudan a disminuir de forma relevante este tipo de conductas en niños de edades
escolares.
La conducta agresiva forma parte de la naturaleza de los seres humanos. Puesta
en acción ante determinados factores y estímulos del medio ambiente ayuda a responder
a necesidades que son vitales, para la supervivencia del ser humano. Van Rillaer (1978,
p.23), citado por Geona, (2014), define la agresividad como “disposición dirigida a
defenderse o afirmarse frente a alguien o algo”. Muñoz (2013) propone que no toda
conducta agresiva tiene pretensión de dañar o lesionar a un organismo.
La Psicología ha estudiado a lo largo de la historia, el comportamiento agresivo
de los seres humanos y son muchas las teorías que han buscado encontrar por qué se
manifiesta. Una de ellas es la teoría del conductismo, que busca explicar la agresividad
mediante la fórmula del condicionamiento operante de Skinner, donde ante un estímulo
hay una respuesta, es decir, una conducta, y ante esta última, hay una consecuencia, que
según cómo se presenta puede generar la repetición de la conducta, o bien, extinguirla;
en este sentido es de suma importancia tomar en cuenta los estímulos y los refuerzos
que desencadenan ciertos tipos de comportamiento agresivo (León, 2016).
Para el enfoque conductual, la agresión no es instintiva, ya que se adquiere y
aprende; de esta forma la conducta violenta se establece en los primeros años de vida de
un individuo, se desarrolla durante la infancia y si no es intervenida en esta etapa, se
hace muy visible en la adolescencia a través del bullying y otras conductas disociales
que se llegan a mantener hasta la adultez. Si bien el comportamiento agresivo se
aprende durante los primeros años de vida, la agresividad también se forma a través de
mensajes tangibles y otros simbólicos, que llegan por parte de los cuidadores, del medio
social, contexto escolar y de la cultura. (Andrade, Bonilla y Valencia, 2011).
Albert Bandura, quien desarrolló la teoría del aprendizaje vicario, propone que el
comportamiento agresivo es resultado del aprendizaje por observación e imitación. En
el año de 1965, Bandura realizó un experimento para demostrar que las conductas, en
este caso específico, agresivas son aprendidas. Mostró un video a varios niños de una
mujer golpeando e insultando a un muñeco al cual llamaron Bobo. Después los niños
tuvieron la oportunidad de estar en la misma habitación con el muñeco Bobo; lo que
ocurrió posteriormente fue que los niños imitaron la conducta de la mujer, golpeando e
insultando al muñeco. Bandura concluyó dos cosas principalmente, la primera a) los
niños jamás hubieran actuado de esa forma ante Bobo antes de observar el video; y b) el
poder de la imitación. (Picón y Romeiro, 2010)
La imitación de la conducta agresiva dependerá de si el modelo observado
obtiene o no recompensas positivas de su agresividad: si obtiene un beneficio se
incrementará la probabilidad de que se imite el comportamiento agresivo, pero si el
modelo es castigado por su conducta, disminuirá la probabilidad de imitación.
Desde la perspectiva conductista, la conducta agresiva de los niños puede ser
moldeable y es de suma importancia aplicar estrategias de intervención y prevención
antes que ésta se manifieste de forma permanente y desadaptativa. Pérez, Fernández,
Rodríguez y De la Barra, (2005), mencionan que es la escuela uno de los lugares donde
aparecen las primeras manifestaciones de la conducta violenta entre los pares y por ello
uno de los lugares privilegiados para intervenir y prevenir.
Como mencionaba Skinner (1987), toda conducta puede ser observable, medible
y modificable. En palabras de Martin y Pear (2007) la modificación de la conducta es la
aplicación sistemática de los principios y técnicas de aprendizaje para evaluar y mejorar
comportamientos encubiertos o manifiestos de los individuos y facilitar de esta forma su
funcionamiento favorable. Según Sampascual (2004) la modificación de conducta o
conductual “se refiere al uso de la extinción para suprimir o eliminar las conductas no
adaptadas y al uso del reforzamiento para incrementar las conductas deseadas” (p. 136).
La modificación conductual se centra, principal y objetivamente en cambiar la
conducta, para esto, se utilizan diversas técnicas específicas dependiendo del propósito,
que puede ser, mantener una conducta, disminuirla o extinguirla. Son diferentes técnicas
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