¿Cuáles son los objetivos básicos de la Criminología como Ciencia?.

Primera Pregunta: ¿Cuáles son los objetivos básicos de la Criminología como Ciencia?. Razone su respuesta.

La criminología se centra en el estudio de conductas delictivas, delincuente, víctima y control social, con el fin de prevenir el delito o los comportamientos que puedan derivar en uno. Es decir, trata de asumir en sus análisis todas las experiencias posibles (ciencia empírica), apoyándose en diferentes ramas científicas para lograr un control del comportamiento desviado.

Segunda Pregunta: ¿Cómo justificaría la proyección que asume la Criminología como ciencia interdisciplinaria?.   Fundamente su razonamiento.

La criminología utiliza el resto de ciencias para obtener información con el fin de integrarla y dar soluciones. Es decir, estudia el delito en todas sus variables, desde todos sus enfoques, apoyándose en la biología (potencial agresivo), psicología (comportamiento del delincuente), estadística (frecuencias), sociología (conductas de la sociedad)… De otro modo, careceríamos de datos para poder analizar la conducta del sujeto. 

Tercera Pregunta: ¿Qué entiende por enfoque ontológico de la Criminología?.  Responda al razonamiento.

Esta ciencia, estudia el ser en general y sus características y propiedades, dejando a un lado el estudio de las normas. Esto es, se basa en hechos y en observaciones. Si la criminología no estuviese fundamentada en un enfoque ontológico, no analizaría los diferentes factores de un delito y únicamente se centraría en el delito en sí, olvidando la posición del delincuente como sujeto social y dejando de lado el cómo y el porqué de los hechos.

Cuarta Pregunta: El niño de 13 años que agredió a un profesor en Barcelona con una ballesta es «inimputable» y por tanto no se le puede acusar de haber cometido un delito. ¿Qué medidas criminológicas de control y prevención establecería en su caso con el menor, y cuáles serían los objetivos que deben alcanzarse a la luz de sus razonamientos?. Fundamente su respuesta.

Existe un punto clave en el que habría que fijar la atención antes de aplicar cualquier medida de prevención ante este delito: el patrón del menor. Es decir, podrían existir indicadores criminógenos que determinen su forma de actuar; su entorno, economía, ámbito familiar, presencia de alcohol… Y es precisamente desde estos indicadores desde donde tendríamos que comenzar el análisis del caso, ya que carecería de sentido concienciar al menor de un “delito” que el mismo ha realizado, si por detrás sigue teniendo condicionantes que agravan su estado del bienestar.

Sería ingenuo pensar que el problema se arregla con una ley o con una pena hacia él. Se deben buscar soluciones en los ámbitos educativos y familiares pero no en el área penal. Es evidente que con 13 años un niño no tiene la madurez intelectual suficiente como para determinar cómo se obra correctamente y es por ello que la medida de control y prevención más adecuada sería la de la reeducación.

En primer lugar habría que establecer en el menor, otras pautas de conductas diferentes a las ya adoptadas, que “no asuma la conducta asumida como conducta aprendida”. Para ello sería conveniente anular esa conducta delictiva con programas y estrategias que antepongan “otra forma de actuar” a la actual.

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