ENSAYO PSICOANÁLISIS, VOLENCIA Y GÉNERO EN LA SUBJETIVIDAD FEMENINA
Enviado por Ale Argüelles • 14 de Junio de 2022 • Ensayo • 1.268 Palabras (6 Páginas) • 77 Visitas
UNIVERSIDAD VERACRUZANA
CAMPUS XALAPA
E.E.
Sujeto, Psiquismo y Personalidad
Docente
Teresa Abraham Arano
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Ensayo:
PSICOANÁLISIS, VIOLENCIA Y GÉNERO EN LA SUBJETIVIDAD FEMENINA
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Elaborado por:
Alejandra Viridiana Argüelles Cruz
Xalapa-Enríquez, Ver. A 03 de diciembre de 2021
Si algo ha quedado claro desde el principio del planteamiento del psicoanálisis es que la psique humana es inevitablemente marcada en momentos críticos, significativos y de diversos modos. De entre todas las modalidades de impacto, en esta ocasión nos centraremos en aquellas huellas violentas que pueden ser facilitadoras de patología, su incidencia dependiendo del género y las afectaciones a nivel social.
El humano es un ser social por naturaleza, que desea y necesita ser deseado para sobrevivir y que en la mayoría de los casos es sujeto de la cadena de significantes que le permitirá intercambiar saberes y sentires con sus semejantes. Es precisamente por esto que nuestros traumas y las prácticas que los rodean no tienen un alcance que se limite a nosotros, sino que adquieren la posibilidad de moldear toda la malla social.
Sin embargo, cabe aclarar que, aunque todos nos encontramos enlazados de alguna forma, cada estructuración psíquica es resultado de una configuración única; dada en gran medida por nuestro contexto y los mecanismos que desplegamos para sobrevivir las angustias que se nos generen. En un ambiente desbordante de hechos violentos, nuestros traumas pueden ser suficientes para favorecer repercusiones a nivel clínico.
Es pertinente mencionar los componentes que interactúan en el proceso de inscripción del hecho violento en el psiquismo. Son tres: el hecho violento que viene de afuera, la estructura psíquica en la que impacta y el campo social (lo intersubjetivo). El trauma se produce cuando el acto violento irrumpe en la estructura psíquica, sobrepasando las defensas habituales del sujeto, provocándole modificaciones que son duraderas. Estos cambios no siempre son benéficos a largo plazo para el individuo y su círculo social; sin embargo, cabe recalcar que estas modificaciones se moldearán en gran medida por el orden social. En otras palabras, podemos decir que existe cierta correspondencia entre condiciones sociales que determinan cierto tipo de conductas y que resultan en la producción de ciertos tipos de subjetividades.
Ahora bien, resulta importante distinguir entre los actos agresivos y aquellos que son violentos, muchas veces erróneamente condensados. Los actos agresivos son aquellos que apuntan más al orden biológico de la supervivencia; por lo tanto, todos los animales tenemos conductas agresivas. En cambio, la violencia es un acto del orden humano, caracterizado por una intención de dañar a otro.
Respecto a la noción de subjetividad, Guattari citado en Cufré (2005), nos dice que es: “algo esencialmente fabricado, modelado, recibido y consumido por el individuo, pero que lo trasciende ya que no es sólo producción individual o individuada, de los individuos; sino también operada a nivel inconsciente y que se expresa como tal en todos los niveles de la producción y del consumo sociales, según los grupos a los que pertenezca…”
En palabras propias, se entiende como un conjunto de significaciones capaces de manipularnos, producidas desde lo consciente e inconsciente y que permean mayormente en el inconsciente a nivel colectivo. Y si bien es cierto que las subjetividades nos permean, aunque no seamos conscientes de ello, también hay modos de subjetivación particulares (procesos de singularización) que nos permiten rechazar algunas subjetividades preestablecidas.
Sin embargo, la cultura opera mediante normas (como ya mencionamos, no necesariamente consciente) y castigos para desalentar transgresiones. Y son las experiencias compartidas las que interactúan con la predisposición individual o colectiva a determinados tipos de respuestas. Por ejemplo (y ya para entrar en los terrenos de las subjetividades femeninas): cuando una mujer gana suficiente dinero o desea algún otro tipo de poder que dentro de las subjetividades corresponde más a la identidad sexual masculina, se tienden a presentar sentimientos de vergüenza y culpa desde las mismas subjetividades colectivas, categorizándole estos deseos como “inapropiados” para su género. Desde un ejemplo opuesto podemos decir que cuando un hombre no es capaz de generar una producción económica esperable en su grupo social, sentirá que su virilidad y su autoestima tienden de un frágil hilo.
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