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El Vagón


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2015  •  Ensayo  •  1.395 Palabras (6 Páginas)  •  71 Visitas

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El Vagón

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Oh!, Harel, Binem, no saben cuánto me alegro de volver a verlos hermanos míos, me es grato saber que pudieron salir con vida de aquel infierno. Binem hermano, desde que nos separaron en Frankfurt Harel y yo pensamos que jamás volveríamos a saber de ti, y míranos ahora, volvemos a estar reunidos nuevamente tal como cuando estábamos reunidos con nuestros padres, que lamentablemente ya no están con nosotros, pero su recuerdo aún sigue latente en mí, tanto así que aun puedo saborear el exquisito pastel de queso que madre adoraba prepararnos con tanto amor y paciencia, ahh!, que aroma tan adorable, pero no puedo dejar de pensar en aquel día viernes en la noche, cuando madre, mientras preparaba la mesa, nosotros disfrutábamos escuchando la radio, fue en ese entonces cuando oímos golpear la puerta, “Nuestro padre por fin a llegado, nos dijimos”, pero madre se extrañó ya que nuestro padre jamás olvidaba salir sin llaves, en el momento en el cual Harel se dirigía a abrir la puerta, madre le dijo: “Harel hijo, yo abro, tu sigue disfrutando con tus hermanos”, Oh!, Harel, recuerdo como si hubiese sido ayer aquel momento, justo ibas llegando hacia nuestro lado y sentimos gritos y golpeteos fuertes en la puerta, fue ahí cuando corrimos a ver qué ocurría, recuerdo que me asuste, ya que pensé que nuestra madre se había caído o algo malo le había ocurrido, pero al llegar a la puerta, comenzó nuestro infierno, unos tipos que luego conoceríamos bastante bien, traían a nuestro padre maniatado, y por lo que se veía, estaba bastante maltratado, nuestra madre no podía más de dolor al ver a nuestro padre de esa manera, en aquel entonces no podía entender el por qué, esos tipos, con trajes militares, golpeaban a madre también, que ha hecho mi madre para que la traten de esa manera, ella no podía parar de preguntar por qué nuestro padre estaba en esas condiciones, quizá les molesto alguna pregunta o el tono que nuestra madre uso con ellos, pensé en aquel entonces, pero poco a poco mis dudas fueron respondidas, cuando estos tipos ingresaron con una fuerza descontrolada al interior de nuestra casa, diciendo que debíamos desalojarla y tomar nada más que lo esencial, al momento de encontrarnos en la puerta con nada más que una pequeña maleta con un par de prendas, que no alcanzaba más que para dos dias como máximo, nos exigieron usar unas “estrellas amarillas”, para luego, prácticamente, echarnos de nuestra casa sin explicación alguna, solo gritándonos que siguiéramos el camino designado, fue bastante extraño ver a solo nuestra gente marchar hacia dicha ruta, pero más raro o extraño fue caminar sin saber cuál era nuestro destino, lamentablemente no podíamos hacer más que solo caminar, ya que estos tipos amenazaban con armas de fuego y unos perros bastante agresivos, a todo aquel que cuestionase sus órdenes o les pidieran detalles de lo que ocurría, finalmente, al paso de aproximadamente 20 minutos, pudimos divisar nuestro destino, la estación de trenes de Munich. Hubiese preferido pasar la noche caminando con toda la familia, que llegar a la estación de trenes, ya que jamás imagine que ese sería el último día que vería a nuestra madre, ya que los malditos soldados nazis y las S.S nos la arrebataron para siempre, me hubiese gustado haberme ido de la mano de ella, abrazándola, diciéndole cuanto la amaba, haber sentido su calor y amor, pero no, mi vergüenza de andar de la mano o expresarle mi cariño en público, fue más fuerte, si tan solo hubiese sabido que jamás la veríamos, todo hubiese sido distinto, quizá no estaría ahora con nosotros, pero este donde este ahora, hubiésemos tenido al menos una despedida o como se pueda llamar lo que ocurrió aquel día, un poco más cariñosa y algo mucho mejor para recordar, me apena pensar lo que ella pudo sentir ese día con aquella despedida tan fría de parte nuestra.

Luego de separarnos en andenes, todo el mundo ahí presente fue distribuido por sexo, apellido y edad, en el momento en que éramos separados, sentí un escalofrió que recorrió todo mi cuerpo al escuchar los llantos de familias enteras que eran separadas, entonces pensé: “nada bueno puede salir de esta situación”, pero al menos tuvimos el consuelo de seguir juntos en el mismo vagón, pasamos tantas horas en ese tren que después de pasados dos dias, perdí la noción del tiempo, y lo peor de todo era que aun podía sentir el olor de aquel pastel, me alegre no haberlo probado porque de ser así hubiese muerto de hambre en ese tren. Cuando por fin sentíamos el tren detenerse poco a poco, respiramos en paz por un momento, pero no imaginaba que ese momento sería tan poco, ya que cuando el tren se detuvo completamente, la puerta del vagón se abrió y llamaron a un par de personas de entre las cuales estabas tú querido Binem, a mí y a Harel se nos terminó de venir el mundo abajo, no sabíamos que sería de ti, mucho menos tú de nosotros, aunque luchamos para que no te llevaran, lo único que logramos fue que nos dieran una paliza un par de soldados, luego de esto viajamos con Harel un par de dias mas y otra vez el vagón se detuvo, pero esta vez en Frankfurt, lo sé ya que por medio de las tablas del vagón pude divisar un pequeño letrero que decía “Frankfurt”, nuevamente las puertas del vagón se abrieron, pero esta vez no hubo respiro de paz ni nada que se le asemejara, porque desde que el tren, que por cierto cada día apestaba más y más, ya que no podíamos o teníamos derecho a nada, ni siquiera a un baño, ya que todas nuestras necesidades básicas debíamos de hacerlo delante de todo el mundo ahí presente, incluso había gente agonizando mientras nadie hacia nada por nadie, fueron horribles aquellas situaciones, a veces pasaba por mi mente una interrogante: ¿Sera mejor estar en este tren o quedarse en uno de los diferentes destinos que ya habíamos pasado?, pero bueno, vuelvo a lo que les contaba antes, no tuve paz, ni nada semejante, ya que desde que se sentía que la velocidad del tren disminuía, mi corazón se aceleraba por la incertidumbre de poder separarme de lo último importante que me quedaba, aquel que me hacía compañía y me mantenía un poco más alegre día a día y hasta quizá cuerdo, mi hermano Harel, fue tanta la ira, frustración e impotencia que sentí al escuchar su nombre por parte de un soldado, que todo junto hizo que me paralizara y solo pudiese verlo marchar con lágrimas en los ojos, al paso de unos minutos aún seguía en esa inquietante parálisis, hasta que un soldado ya cansado de gritarme me tomo del brazo y me arrojo al suelo, señalándome el ya odiado vagón para que ingresase…  Posteriormente el tren se puso en marcha y ya sin nada más a que aferrarme, solo me quedaba recordar los bellos momentos que vivíamos juntos como familia. Sé que al cabo de unos tres dias el tren hizo su última parada… Al menos para mí, antes de que se volvieran a abrir las puertas del vagón divise un letrero que decía Auschwitz, a la bajada del vagón se encontraban estos soldados con sus armas  y sus perros, amenazantes ante cualquier movimiento fuera de lugar, pude divisar torres de vigilancia y a lo lejos gente trabajando, a mí y al resto del grupo nos llevaron a las barracas en donde nos llamaban de a uno para quitarnos nuestras pertenencias, raparnos, entregarnos una especie de pijama a rayas y un número de identificación que estaba tatuado a nuestra piel en el antebrazo, esa noche no pude dormir pensando en donde podrían estar ustedes queridos hermanos, pude averiguar que este lugar estaba supervisado por Himmler un ferviente seguidor del ideal de Hitler, por  lo cual no se podrían ni imaginar lo que pude ver, lo que le hacían a esas pobres almas cada vez que salían de las barracas, la solución final…..la operación Reinhard, sin duda fue difícil mantenerse informado en Auschwitz II, pero siempre existe una manera de conseguir información...  Y hay mucho más que no quiero recordar… Pero con el tiempo sé que seré capaz de contarles mucho más…

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