Ensayo El viejo Alquimista

EL VIEJO ALQUIMISTA

En el cuento de “El Viejo Alquimista”, el autor Ruy Pérez Tamayo, nos da lecciones de cómo a lo largo de nuestra vida nos encontramos con personas y procesos adversos de los cuales también nos dan un gran aprendizaje.  

Me identifique mucho con varios de los temas que se relatan en la secuencia del cuento; al inicio nos describe la convocatoria por las diputaciones sobre el arte Alquímico, la Sagrada Cábala y la Tercera Ciencia en la cual se reunirían las altas Autoridades para intercambiar y hasta cierto punto presumir lo más relevante de su país de lo que hacen para encontrar la piedra filosofal y el misterio de la vida, todo esto con una máscara de hacerlo en beneficio de la humanidad para así tener más poder, ¡así es en el mundo real!, los que tienen el poder manejan a las personas en beneficio de algunos cuantos utilizando argumentos para convencer que se interesan por nuestro bienestar, cuando se gasta dinero innecesario en lo material solo porque es imagen y el resto de la población con hambre, estando en constante lucha de poder, de dominio, sometiendo a los débiles utilizando procedimientos para hacer daño, matar y robar, ¡claro! Todo esto con la autorización de nuestra máxima autoridad, sin verse como delito.

Me doy cuenta que he pasado la vida gastando energía en cosas inútiles (como buscando riquezas, sabiduría y poder) cuando hay otras importantes y prácticas que pueden hacerse como: buscar paz interior, acciones, actitudes que me motiven, pero sin caer en la ambición, porque el deseo es como la materia prima (aunque su forma cambie, su esencia sigue siendo la misma).  Que la verdadera alquimia es transformar la vida, tratar de hacer cosas que no perjudiquen a los demás, quiero ser un eje de cambio y contagiar a las personas que estén cerca de mí, estoy consciente que las ciencias inventan procedimientos pero que son incapaces  de decidir los usos en que se aplicarán, esta decisión es nuestra, el odio se esconde en nuestro corazón, y el ser maligno se alegra al vernos tristes, infelices y peleando con nuestros semejantes, debo respetar y venerar mi espiritualidad.

Tomé consciencia de que no debo perder mi niña interior y volver a reír como enana, ser divertida, admirar la belleza de la naturaleza, trazarme metas pero sin tanta exigencia  pero con la responsabilidad que se merece.  

Amar, porque el amar no se estudia ni hay fórmulas secretas, ni tiempo, el amor hay que vivirlo simplemente.

Considerar a mis hijos, papás, hermanos, familiares, amigos, compañeros dentro de las cosas importantes de mi vida.

 Trataré de ya no malgastar mi tiempo de vida, ser más feliz con lo que tengo, pero sin ser conformista, llegar a un equilibrio, valorar a mis semejantes, vivir en plenitud y tener una verdadera calidad humana.

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