Ensayo los cuatro acuerdos
Enviado por Domingo Hernandez • 19 de Diciembre de 2020 • Ensayo • 1.790 Palabras (8 Páginas) • 2.875 Visitas
Introducción
En el presente manuscrito basado en el libro “Los Cuatro Acuerdos” del autor Dr. Miguel Ruiz es un texto muy bueno pues nos da modelos muy reales para poder romper las cadenas que nos atan a cosas que nos hacen mucho daño; ayudándonos a enriquecer nuestras relaciones interpersonales y mejorar nuestro autoestima.
El libro se compone de 4 acuerdos que, si son bien aplicables podemos llegar a cambiar la idea que tenemos de nuestra vida, o cambiar la vida de alguien más; desde la introducción hasta la última parte del libro uno llega a estar impresionado con todos los conocimientos que contaban la civilización tolteca.
Los cuatro acuerdos transformadores son:
- Se impecable con tu palabras.
- No te tomes nada personal.
- No hagas suposiciones.
- Haz lo máximo que puedas
El Primer Acuerdo Sé Impecable Con Tus Palabras
Es el acuerdo más importante y difícil de cumplir a la vez. Intención se pone de manifiesto a través de las palabras. Lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres, lo muestras por medio de las palabras. Las palabras son la herramienta más poderosa que tienes como ser humano, el instrumento de la magia. Pero son como una espada de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea. Durante nuestra domesticación, nuestros padres y hermanos expresaban sus opiniones sobre nosotros sin pensar. Nosotros nos creíamos lo que nos decían y vivíamos con el miedo que nos provocaban sus opiniones, como la de que no servíamos para nadar, para los deportes o para escribir.
Las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian por entero, para bien o para mal, nuestras creencias. Todo lo que sentimos, creemos o digamos que vaya contra uno, es un pecado. Vamos contra nosotros mismos cuando nos juzgamos o culpamos por cualquier cosa. El no pecar es hacer exactamente lo contrario. Ser impecable con las palabras es; no utilizarlas contra nuestra persona. Si vamos por la calle, vemos a alguien y lo llamamos estúpido; puede parecer que utilizamos esa palabra contra esa persona, pero en realidad la utilizamos contra uno mismo, porque alguien nos odiara por ello y el odio no es bueno para nosotros.
Si llegamos a un acuerdo consigo mismo para ser impecable con nuestras palabras, eso bastará para que la verdad se manifieste a través de uno; limpiando todo el veneno emocional que hay en nuestro interior. Pero llegar a este acuerdo es difícil, porque hemos aprendido a hacer precisamente todo lo contrario. Hemos aprendido a hacer de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás, y aún más importante, al hablar con nosotros mismos. No somos impecables con nuestras palabras.
La opinión proviene de nuestras creencias, del ego y de nuestro propio sueño. Se Crea todo ese veneno y lo esparcimos entre otras personas sólo para sentir que nuestro punto de vista es correcto.
El Segundo Acuerdo No Te Tomes Nada Personalmente
Suceda lo que suceda a nuestro alrededor, no hay que tomarlo personalmente. Si así lo hacemos; es porque, estamos de acuerdo con cualquier cosa que se diga. Y tan pronto como quedamos de acuerdo, el veneno nos envuelve y nos atrapa en un sueño infernal. El motivo de estar atrapado; es lo que llamamos importancia personal. La importancia personal, o el tomarnos las cosas de manera personal, es la expresión máxima del egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor.
Durante el periodo de nuestra educación, aprendimos a tomarnos todas las cosas de forma personal. Llegamos a creer que somos responsables de todo. ¡Yo, yo, yo y siempre yo! Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen para ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente, nuestro propio mundo; los demás están en un orbe completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros.
Cuando nos tomamos personalmente lo que alguien nos dice, suponemos que sabe lo que hay en nuestro mundo e intentamos imponérselo por encima del suyo. Incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo cuando alguien te insulta directamente, eso no tiene nada que ver contigo. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los acuerdos que ha establecido en su propia mente.
Cuando las cosas se tornan personalmente, nos sentimos ofendidos y reaccionamos defendiendo nuestras ideologías; llegando a crear conflictos. Hacemos una tormenta en un vaso de agua, por sentir la necesidad de tener razón y de que los demás estén equivocados. También nos esforzamos en demostrar que tenemos la razón dando nuestras propias opiniones. Del mismo modo, cualquier cosa que sentimos o hacemos no es más que una proyección de nuestro propio sueño personal, un reflejo de nuestros propios acuerdos. Lo que decimos, hacemos y las opiniones que comentamos las basamos en nuestros acuerdos que hemos establecido.
Lo que piensen de mí no es importante para mí y no hay que tomarlo personalmente. Pensar lo que pensamos, sentir lo que sentimos, debe ser problema nuestro y de nadie más. Es nuestra manera de ver el mundo. Las demás personas tienen sus propias opiniones según su sistema de creencias, de modo que nada de lo que piensen de nosotros está relacionado conmigo, sino con ellos mismos.
Si convertimos este acuerdo en un hábito, descubriremos que nada podrá ofendernos. Aquí podemos ver la importancia de este acuerdo.
El Tercer Acuerdo No Hagas Suposiciones
Siempre hacemos suposiciones de todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan; nos lo tomamos personalmente, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendemos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada.
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