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Ensayo transferencia y cotransferencia


Enviado por   •  24 de Octubre de 2019  •  Ensayo  •  1.739 Palabras (7 Páginas)  •  260 Visitas

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“Ensayo Transferencia & Cotransferencia”

Cristian Camilo Yeneris Murillo

TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN

DIPLOMADO DE GESTIÓN EN COMUNIDAD TERPÉUTICA

Medellín, Antioquia

Lunes 09 de Octubre del 2018

Introducción

Este ensayo explora el desarrollo de la Transferencia y Co-Transferencia desde sus orígenes en la obra de Sigmund Freud hasta su uso en la actualidad por parte de diferentes escuelas de Psiquiatría. El trabajo de Melanie Klein es considerado como un catalizador importante en el desarrollo de estas teorías, su aporte contribuyó en gran medida al replanteamiento de la Co- Transferencia como un recurso importante, en vez de ser un simple obstáculo en el tratamiento. De esta manera se analiza la Transferencia y Co- Transferencia como una herramienta terapéutica y se hace énfasis en las maneras como puede ser definida y usada en el ámbito clínico.

Desarrollo

Desde el año de 1881 el Dr. Josef Breuer comenzó a tratar a una paciente muy joven, pero severamente perturbada a nivel mental que se hizo famosa en la historia del psicoanálisis como “Anna O”. Ella desarrolló una serie de síntomas muy preocupantes que incluían severos problemas visuales, espasmos musculares con perdida de función muscular, parálisis del antebrazo, mano y pierna izquierda, y también parálisis de los músculos del cuello. La ciencia médica no podía explicar estos fenómenos dentro de un cuadro patológico común, por lo que lo asociaron a la llamada “Histeria”, en este punto el Dr. Breuer tomó la radical decisión de visitar a su joven paciente al menos 2 veces al día y escuchar cuidadosamente lo que tenía que decir acerca de sus problemas. El Dr. Breuer estaba a punto de realizar un asombroso descubrimiento que cambiaría la vida de su asistente, el entonces joven Dr. Sigmund Freud. Cada vez que Anna se encontraba a si misma de manera espontánea contando recuerdos de eventos traumáticos en su infancia, las memorias que hasta ahora no tenía acceso a través de la introspección consciente volvían a ella, y sus síntomas empezaron a desaparecer uno a uno. Sin embargo, por propósitos de este ensayo, uno de los eventos sería de vital importancia, justo cuando el Dr. Breuer estaba a punto de concluir el tratamiento de la joven, esta declaró que estaba perdidamente enamorada de él y que llevaba en el vientre un hijo suyo.

Como era de esperarse el Dr. Breuer quedó traumatizado con la experiencia y se retiró inmediatamente de este método de tratamiento. El biógrafo original de Freud, Ernest Jones, informó que Breuer y Freud describieron originalmente el incidente como un evento adverso. Pero mientras Breuer se culpó a si mismo por experimentar con un método tan poco ético, Freud por el contrario estudió el fenómeno con una escrupulosa naturalidad científica. Él a su vez experimentaría varios episodios de “amor” aparente de parte de sus pacientes psicoterapéuticos, pero como observa Jones, el Dr. Freud estaba seguro de que tales declaraciones no tenían nada que ver con una atracción real de su parte. De esta manera nació el concepto de Transferencia. Freud argumentó que los pacientes que tenían intensas reacciones en el tratamiento psicoterapéutico estaban frecuentemente conectados con experiencias de su infancia. Sin ser conscientes de hacerlo tendían a transferir sus problemas de relaciones anteriores al terapeuta.

Freud tendió a considerar las manifestaciones de transferencia como una fuera predominantemente positiva. La falta de afecto de su paciente podía ser aprovechada en pro de una alianza productiva entre el terapeuta y el paciente para explotar y analizar los síntomas. Sin embargo, para 1905 su concepto sobre la transferencia comenzó a sufrir profundos cambios. Siendo ya consciente de que los pacientes podían dirigir sentimientos hostiles e injustificables hacia el analista, a la misma vez que sentimientos de afecto, su trabajo con “Dora” lo traumatizó profundamente cuando esta terminó su sesión de manera sorpresivamente abrupta. Él ya había determinado que las manifestaciones positivas y negativas de la transferencia funcionaban como formas de resistencia al a veces incomodo ejercicio de comprender su propia posición en acontecimientos del pasado (Es, por ejemplo, mucho más fácil echar la culpa de las fallas actuales de uno mismo sobre las figuras “malas” o poco solidarias del pasado). Freud comenzó a darse cuenta de que Dora había repetido activamente un patrón de comportamiento relacionado con él, que en realidad había surgido de la hostilidad no reconocía hacia su padre, así como ella hacia un hombre joven por el que se había sentido atraía, porque ambos no le habían mostrado el afecto y la consideración a la que crían tener derecho.

Dora se vengó de Freud, y no estuvo sola recreando estos escenarios dentro del tratamiento psicoterapéutico, sino que otros pacientes que comenzó a tratar también empezaron a mostrar frecuentemente patrones relacionados de esta manera, sin darse cuenta de lo que estaban haciendo. Para 1915, la transferencia ya no era un problema para recuperar recuerdos poco agradables para el Dr. Freud, por el contrario, fue una herramienta que utilizó en repetidas ocasiones en su análisis.

En términos generales lo anterior se ha centrado principalmente en la transferencia, pero implícito en todo esto ha estado el fenómeno complementario de la Co- Transferencia, desde la sorprendente retirara del Dr. Breuer ante la Transferencia de amor, hasta angustia de Freud al haber sido abruptamente abandonado por Dora, quien luego se dio cuenta estaba representando un escenario de venganza. Al darse cuenta de que las emociones podían despertarse con demasiada facilidad en el analista durante un tratamiento psicoanalítico, Freud fue excepcionalmente autoconsciente sobre cualquier forma de expresión de estos sentimientos al paciente. En sus advertencias a los practicantes sugirió que el estado emocional óptimo para el terapeuta era de “Atención imparcialmente suspendida”. Sin embargo, el no pretendía que esto fuera una posición estable y sin fluctuaciones de interés constantemente benevolente, insistió a los terapeutas que fueran libres de presuposiciones y lo más abiertos posible a lo que decían sus pacientes, a estar dispuestos a sorprenderse en cualquier momento y a permitirse la libertad de pasar de un estado mental a otro. Pero no fue ambiguo en su consejo sobre cómo debería comportarse el terapeuta, él decía “Para el paciente, el médico debe permanecer opaco y justo como la superficie de un espejo no debe mostrar más de lo que se le muestra”.

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