Filloux, Jean-Claude. La personalidad

Filloux, Jean-Claude. La personalidad

Cap. II. Los determinantes constitucionales y la dialéctica “Natura”- “Nurtura”

I. ¿Cuál es en la conducta la proporción entre lo dado y las estructuras adquiridas en contacto con el medio? Entre natura y nurtura, entre lo innato y lo adquirido, o entre la herencia y el medio?

La psicología experimental ha intentado resolver el problema planteado por medio de observaciones científicas. Una relación que toma en el marco de la historia individual la forma de una incesante dialéctica. Lo observado nos dice que lo constitucional desborda lo puramente hereditario; ciertos elementos adquiridos (in útero o congénitos) forman parte de la ‘natura’, o sea, que la “nurtura” contribuye a formar la “natura”.

No todas las estructuras que constituyen la naturaleza ‘dada’ están presentes en el momento del nacimiento. Ciertas formas de conducta no aparecen hasta que la organización muscular, neurovegetativa y cerebral hace posible su aparición. La maduración no brinda más que posibilidades de acción; la actualización de estas posibilidades es función del ambiente.

II. La dificultad de separar realmente lo adquirido de lo dado influye ciertamente sobre los resultados de las diversas experiencias destinadas a establecer por medio de tests la proporción natura - nurtura dentro del marco de funciones psicológicas.

Todo sería fácil si pudiésemos reducir el problema a una ecuación tan simple como ésta: P = f (D)X (A), en la que P simboliza la personalidad, D lo dado y A el ambiente. Desafortunadamente, los factores D y A dependen esencialmente uno del otro. Tal como lo demostró Lewin es imposible separar la predisposición y el ambiente.

III. Los resultados obtenidos en este dominio por la psicología experimental resultan inconsistentes. Sólo aquellos que refieren al problema del temperamento, tienen valor en tanto que este concepto es estrictamente biológico, y remite a aquello que está directamente influido por la estructura endocrina y neurovegetativa más aún que el SNC.

En cuanto a los desórdenes de la conducta y las perturbaciones mentales, el papel de la natura predomina en los casos en que las perturbaciones son función directa de la estructura anatómica o funcional, pero en aquellos en que los desórdenes son de origen psíquico, parece predominar el papel de la nurtura.

IV. En cada individuo, lo dado y lo adquirido interfieren en forma singular, específica de su propia personalidad. Es inútil intentar establecer por medio de tests la proporción natura - nurtura. La interferencia de aquello que está dado al nacer con las situaciones en que evoluciona el organismo, la actuación conjunta, en el transcurso de la infancia, de la maduración y de lo que se percibe del ambiente, forman esa historia compleja que es la personalidad. Las leyes de la interacción natura - nurtura constituyen el objeto mismo de toda psicología de la personalidad.

Cap. IV. El determinante social: cultura y personalidad

I. Es imposible interpretar la conducta del individuo sin hacer intervenir el medio social o los medios sociales que ejercen sobre él sus solicitaciones y determinaciones. En el campo social se encuentran los estímulos, las barreras y los modelos que condicionan la acción del individuo, contribuyen a la construcción de su ser y le permiten un “anclaje” sólido en la realidad. Los trabajos de Sullivan, Fromm, Karen Horney y kardiner le conceden importancia al determinante social; con ellos la sociedad deja de ser únicamente un órgano de represión y de coerción para ser un conjunto de instituciones cuyos efectos sobre la personalidad, lejos de ser solamente negativos e inhibitorios son positivos y creadores.

El reemplazo del concepto de sociedad por el más concreto de grupos sociales ha permitido vincular los mecanismos reaccionales del individuo con elementos bien definidos del cuerpo social.

La cultura se define como un conjunto de normas, valores, standards de comportamiento, que traducen el modo de vida del grupo. Su contenido es esencialmente psicosocial. El término cultura se refiere a todo aquello que, con un substrato en las estructuras sociales, participa directamente del comportamiento de los miembros de un grupo.

Herskovitz dice “Una cultura es el modo de vida de un pueblo, en tanto que una sociedad es el conjunto organizado de individuos que siguen un determinado modo de vida”. Las culturas tienen tres características fundamentales:

1. Toda cultura guarda una relativa independencia respecto de aquellos que la viven y la practican. Ningún individuo de un determinado grupo conoce todos los detalles de los modos de vida del grupo. La cultura presenta elementos comunes, compartidos por todos los miembros del grupo y los elementos particulares de algunos miembros. Linton distingue la cultura global y diversas subculturas.
2. Toda cultura toma el aspecto de modelos admitidos, compartidos, apremiantes en mayor o menor grado, estandarizados. Una cultura es el conjunto de los modos de conducirse, es decir, de comportarse y de pensar que son considerados necesarios en un grupo determinado.
3. Toda conducta traduce en sus aspectos ideológicos la manera en que el grupo o los grupos que componen el cuerpo social han resuelto el problema fundamental de la adaptación al mundo físico.

Si es cierto que en el hombre predominan los modos de conducta adquiridos, los procesos de adquisición deben tomar la forma de una “endoculturación’, de una integración a una cultura de la cual el ambiente familiar es un elemento y un agente de transmisión.

II. Todo ser humano debe sufrir este proceso de “endoculturación”, sin el cual no podría existir miembro de una sociedad. Dentro de este enfoque se investigan concretamente los tipos de personalidad más observados, y las instituciones fundamentales. Se admiten hipótesis básicas para dar cuenta de aquello que hemos llamado el “punto de impacto” instituciones-personalidad.

...