LO POLITICO EN EL CORRICULUM.
Enviado por Isabella Giraldo • 18 de Febrero de 2016 • Reseña • 642 Palabras (3 Páginas) • 279 Visitas
CAPITULO 3: LO POLITICO EN EL CORRICULUM.
El curriculum es un objeto ligado siempre a las producciones del contexto, en el que la filosofía moderna ha dado marco para inscribirlo ya sea en una racionalidad técnica; con sentido moral y hacia el logro del bien; o con finalidad de crítica emancipadora. Tras el agotamiento del proyecto moderno, fundamentado por perspectivas metafísicas y esencialistas, es pertinente instalar la recuperación de los análisis no esencialistas. La incorporación de otras perspectivas teóricas y epistemológicas arroja categorías que permiten identificar y analizar los actuales escenarios curriculares replanteando las nociones de emancipación y democracia justificando así la naturaleza política del curriculum. Abordar la noción de curriculum en las primeras décadas del siglo XXI, tras el giro filosófico de 1989 permite visibilizar dos inquietudes, respecto a qué es lo político en el curriculum del siglo XXI y en qué dirección va el curriculum tras la ruptura con el pensamiento moderno. Atribuirle a la naturaleza del curriculum la condición política implica que ésta ya se encuentra en la idea de lo que se pretende por un curriculum, en los modos que se establecen las relaciones sociales ya sea cuando se elaboran sus diseños como cuando se desarrolla la acción. Relacionar la naturaleza del curriculum con lo político es un acto que abre juegos a las rupturas, disensos y paralogía, que pone en relevancia modos de relacionarse, comunicarse y legitimar un discurso educativo.
Las preocupaciones del curriculum en la segunda década del siglo XXI y tras haber sorteado el discurso del siglo XX lo orientan a atender problemas como los de los incluidos-excluidos, la relación entre lo universal y lo particular, la educación de un sujeto político diferente al ciudadano Uno del pueblo. Si algo queda claro en esta consolidación del campo del curriculum es que continúa manteniendo su identidad interdisciplinar y su naturaleza política.
Al consenso neoliberal lo entiendo como un fuelle histórico-político, un tiempo intermedio que marca crisis y agotamiento. Ese fuelle pretende amortiguar el fin del proyecto moderno negándose a asumir alternativas construidas en la diversidad y desde ópticas muy diferentes a la moderna. Es así como el campo del curriculum remata el fin de siglo XX con el armado de discursos curriculares neoliberales que sometieron a los proyectos educativos latinoamericanos a los imperativos del orden mundial materializado a través de los organismos multilaterales de crédito. Estos definieron políticas educativas diferenciadas de acuerdo a los desarrollos económicos regionales, a escala mundial.
El consenso ha sido una categoría recurrente en la democracia moderna que se manifiesta en el idilio de una cultura del consenso. Bien porque se la oponía a conflicto (Sander, 1990) o porque se la consideraba en estado de plenitud social. Cuando ubico al consenso neoliberal, me interesa enmarcarlo en la relación entre esta categoría y las políticas educativas. Visto de esta manera, la idea de consenso tiende a diluir diferencias, a homogeneizar posturas, a establecer acuerdos democráticos direccionados hacia el logro de la paz y los ideales comunes. Cuando le atribuyo a la reforma de la década de 1990 la característica de consenso neoliberal es precisamente porque la encuentro fundamentada en los principios de lo que Sander denomina pedagogía del consenso. La manera en la que se entiende el consenso es a través del orden, la armonía, el equilibrio y el progreso. El sistema educativo y el curriculum son entendidos como parte de la maquinaria social y hay una relación directa, de refracción de la sociedad en el corriculum.
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