La burbuja de la pareja: Cómo usted pueden Mutuamente mantenerse a salvo y seguros

La burbuja de la pareja: Cómo usted pueden

Mutuamente mantenerse a salvo y seguros

¿Quién de nosotros no quiere sentirse amado? Finalmente para poder ser

nosotros mismos tal como somos, sentirse querido, cuidado y protegido: esta ha sido la búsqueda de los seres humanos desde el comienzo del tiempo. Somos animales sociales. Dependemos de los demás. Necesitamos a otras personas.

Algunos de nosotros tenemos padres o hermanos o primos u otros miembros de la familia que nos den un respiro. Algunos de nosotros giran en torno a amigos o colegas.

Algunos de nosotros recurren a drogas y alcohol u otras sustancias o actividades

que nos hacen sentir vivos, buscados, satisfecho, relevado o calmado. Algunos de nos va a  seminarios de crecimiento personal, o incluso buscan tratamiento psicológico.  Algunos de nosotros giran en torno  a nuestro trabajo o  se concentran en pasatiempos. De una u otra manera — a través de medios sanos, saludables o menos saludables- buscamos nuestra zona segura.

Este anhelo de una zona segura es una de las razones para emparejarnos. Sin embargo, nuestros pares— ya sea en una relación romántica o una amistad comprometida— a menudo no logran utilizarse mutuamente como defensores y aliados contra fuerzas hostiles.

 Ellos no ven las oportunidades para hacer una casa uno para el otro; para crear un lugar seguro en el que relajarse y sentirse aceptados, deseado, protegida y cuidada. Yo veo esto con frecuencia en parejas que buscan terapia. A menudo es la razón por la que buscan ayuda profesional.

La vinculación(relación) es lo primero

Jenny y Bradley estaban al borde de la ruptura. Ninguno de los dos quería

terminar la relación, pero siguió sucediendo cosas malas, y cada uno culpaba

al otro. Habían empezado a salir como estudiantes de primer año, y ahora estaban

a punto de graduarse de la Universidad. Ambos querían casarse y tener una

familia.

La Familia de Jenny residía en la costa cerca de la Universidad. Ella

disfrutaba de estrechos vínculos con ellos, especialmente su madre, con quien ella

hablaba todos los días. Bradley provenía de la costa oeste, donde su familia

vivió. Debido a la distancia, hacía sólo un viaje anualmente, cada vez invitando a Jenny. A menudo ella se sentía descuidada durante estos viajes, a pesar del

hecho de que ella adoraba al padre de Bradley. Bradley le gustaba asistir a

partidos e interactuar con sus amigos de  manera que dejaba sola a Jenny para defenderse contra los avances de otros hombres y lo que ella consideraba aburridas conversaciones en sus citas(reuniones). Bradley no parecía darse cuenta del descontento de  Jenny durante estos eventos, pero ciertamente el aguijón del enojo de ella se sentía aun después que se habían retirado.

Sus conversaciones iban algo como esto:

"Siempre haces esto!" dice. "Me has traído a estas cosas y entonces me dejas ahí parada como si yo no existiera. No sé por qué te molestas en invitarme!"

La Respuesta de Bradley quien está a la defensiva. "Estoy enfermo y cansado de tener esta conversación. Eres ridícula. No hice nada malo!"

Para hacer su caso, Jenny trae al amigo de Bradley, Tommy, quien ella dice que ha sido inadecuado con ella. "Él se emborracha y se enciende conmigo y no te das cuenta. No me siento protegida por ti en absoluto."

La respuesta de Bradley, nuevamente, es despectivo. El da vueltas alrededor".

Estas conversaciones generalmente terminan con Jenny poniéndose de mal humor y Bradley se siente castigado. Las cosas tampoco mejoran cuando es a la inversa. Jenny a menudo visita a su familia y espera que Bradley lo disfrute con ella. Se quejó que  ella desapareció con su madre y hermana,  y que le obligó a andar con su padre colgando, con quien tiene poco en común. Cuando los dos estaban solos, sus conversaciones sonaban similar en muchos aspectos a la anterior:

"No soporto venir", se queja  Bradley.

"Por qué?" Jenny parece sorprendida.

"Tu sigues pegándome con tu padre. Me siento como un gusano porque cree que no soy lo suficientemente bueno para ti, y en la cena actuaste como si estuvieras de acuerdo con él!" La  Voz de Bradley se levanta con ira.

"Shhh", Jenny responde. "No grites".

Bradley se detiene a sí mismo, frunce  los labios y dejando caer la cabeza, dice en voz baja "YO No lo consigo”

No consigues que?

"No Entiendo por qué me invitas. Me siento mal aquí,dice, sin levantar

la cabeza para mirarla.

Jenny se ablanda y se mueve hacia él con un gesto cariñoso. "Mi

familia te ama, ella dice. "Oigo eso todo el tiempo de mamá y mis hermanas. Papá te quiere, también es... así. "

La cara de Bradley enrojecida,  se aclara la vista, con lágrimas en los ojos.

"Eso son tonterías! Si tu familia 'me ama' "¿por qué no lo escucho de ellos? Si tu padre es tan tierno,¿por qué no te sientas con él y me deja salir con tu mamá?"

"No seas ridículo," Jenny responde dirigiéndose a la puerta. "¡Olvídalo!"

"¿Y sabes qué más?" Bradley continúa con la esperanza de que ella lo oiga. "Eres como tu padre. Me pusiste abajo a la derecha ( me empujaste hacia abajo) delante de todo el mundo."

Jenny sale de la habitación, y cierra la puerta detrás de ella.

Cuando entramos en una relación, queremos importar a nuestra

pareja, ser visible e importante. Como en el caso de Jenny y

Bradley, tal vez no sepamos cómo lograrlo, pero lo queremos tanto que hacemos muchas cosas para lograrlo, de muchas maneras conforma gran parte de lo que hacemos y decimos uno al otro. Nosotros queremos saber si nuestros esfuerzos se ven y son apreciados. Queremos saber que nuestra relación es considerada importante por nuestra pareja y no será relegada a segundo o tercer lugar debido a una competencia con una persona, tarea o cosa.

Esto no siempre ha sido así. Si comparamos las relaciones amorosas hoy

con las relaciones de antaño, podríamos ver graves desacuerdos. En siglos pasados, rara vez las parejas se unían simplemente porque se amaban uno al otro. Los matrimonios eran arreglados con fines políticos, religiosos y económicos. Esposos y esposas se quedaban juntos para proporcionar seguridad para su familia. Al mismo tiempo, servicio y obligaciones — para ambos miembros de la pareja — servían a un contrato social que favorecía al hombre.  El estar a salvo y la seguridad tenían un precio emocional. Sin embargo, nadie se quejaba, porque nadie esperaba nada diferente.

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