La mayoría de la gente considera sus condiciones de vida como difíciles

La mayoría de la gente considera sus condiciones de vida como difíciles y sus pruebas y sus tormentos como una maldición, un castigo de Dios, algo negativo. Si pudiéramos comprender que nada de lo que nos ocurre es negativo.

La doctora Kubler es claramente un ser humano en pleno contacto con su espiritualidad, siempre en busca de nuevas experiencias por recopilar, es un buen ejemplo de lo que un equilibrio entre la razón científica detrás de cada acontecimiento y su contraparte sentimental pueden lograr hacer; el lector de sus obras, más que conocer un tema nuevo, experimenta nueva ventana de lo que son los tópicos previamente conocidos y complementa su visión con experiencias de diversas personas. Con

antelación a leer esta obra la noción de las vivencias que rodean la muerte de un individuo como tal estaba presente como un hecho sombrío y con un carácter de vacío emocional, pero ¿Qué pasaría si la muerte fuera un acto de amor?, la muerte como un acto de amor y piedad a la existencia humana es algo difícil de asimilar debido a que está en nuestra naturaleza el aferrarse a vivir; entonces ¿Nuestros esfuerzos por preservar la vida, prolongan la agonía o deshacen el plan divino?.

Las respuestas a estas preguntas parecen resolverse para varias personas que han tocado la vida de la doctora, ya que coinciden en que al dejar su fragilidad corporal encontraron consuelo a todas sus aflicciones, el tiempo se convirtió en una propiedad vacía y el amor los envolvió completamente, como si su tarea en esta vida fuera ser forjados para amar y ellos no lo supieran hasta analizar con ¨El creador¨ dichas experiencias que los enseñaron; para obtener la capacidad de amar, relatan aquellos que volvieron a la vida, se debe sufrir en cierta medida, se debe poner al límite cada emoción en la tierra y así al dejar la misma, nos encontraremos con aquellos que se adelantaron

y el amor une con nosotros por siempre o en vida aprenderemos a amar a través de duras pruebas por realizar, como aquella madre cuya hija discapacitada mental fue símbolo del amor y la fuerza más grande para vivir.

Un tópico importante plasmado en la obra es sin duda la experiencia después de la vida durante la infancia, todos los sujetos de estudio concordaron en que se encontraron en primer lugar con personas que los amaron y a los que amaron en vida para guiarlos, pero todos habían fallecido, aunque los infantes no tuvieran plena conciencia de ello en el momento, ninguno se equivocó en este punto. De no encontrar a ningún familiar directo con dichas características ellos se encontraban con su ¨ángel de la guarda¨ e inclusive ancianos se encontraron con su ángel, a pesar de ¨haberlo olvidado¨ tiempo atrás, lo que transporta al lector a la reflexión sobre la perpetuidad del amor encarnado que nunca ha de abandonarnos.

Personalmente no me inclino completamente a favor de las teorías expuestas por la doctora, porque mis propias experiencias han influenciado mi juicio sobre el tema de la vida y la muerte; me resultaría una experiencia

sumamente grata el experimentar la visita de un ser querido o viajar hacia aquellos a quienes amo y perpetuar nuestros lazos por la eternidad sin los lazos del tiempo, pero dicho estado se hará manifiesto a cada uno de nosotros invariablemente del tiempo que tarde en manifestarse; en el ámbito médico, aquella postura de bondad hacia el moribundo y sus relatos, es algo que el personal de salud debe adoptar, independientemente del área en que se desarrolle, porque si bien no se sabe que nos depara la muerte, una despedida piadosa y digna puede crear la diferencia en el alma de más de una persona durante el inevitable momento de la partida definitiva de este mundo, tal vez algún día aprendamos a través del sufrimiento ajeno, el amor y la sabiduría de la humanidad y materialicemos un poco de la perfección que la fortaleza espiritual forja en cada individuo y cada grupo a su alrededor.

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