La urbanidad- pequeño tratado de las grandes virtudes

La urbanidad.^[1]

“La urbanidad, pues, no es virtud,                                                                                         pero de alguna forma es el                                                                                  simulacro que la imita”                                                                                                         André Comte-Sponville

El libro titulado “pequeño tratado de las grandes virtudes” escrito por André Comte-Sponville habla de varias virtudes del ser humano, iniciando por la temática que voy a abordar en el presente ensayo la cual es la urbanidad, esto en base a que mi tesis es que “la urbanidad no es una virtud en si misma si no el inicio de las demás” ya que veo que es una tesis que logra generalizar muy bien este texto.

En primer lugar, el texto nos dice que la urbanidad es la primera virtud y quizá el origen de todas las demás, pero a la vez es la más pobre, la más superficial y la más discutible, lo cual se contradice ya que la urbanidad no es una virtud como tal si no una norma para lograr alcanzar una buena moral y así mismo es el principio de las demás virtudes.

Por otra parte, según la deducción de Kant se dice que el niño está obligado en sus primeros años de vida a distinguir por medio de él mismo qué es la culpa y qué es el peligro, esto quiere decir que nosotros siendo niños tenemos más capacidad para percibir o aceptar el peligro entendiendo a este como las prohibiciones que se nos hacen mientras que el hombre solo puede llegar a ser hombre a través de la educación.

En tercer lugar, la urbanidad puede conducir a la moral, todos los padres lo saben y eso es lo que llaman educar a sus hijos. Se sabe que la urbanidad no lo es todo, pero es lo esencial, en todo caso ser bien educado se refleja en el lenguaje de todos los días al igual que ser cortes, lo anterior quiere decir que la urbanidad es la herramienta fundamental en la niñez para crear buenas bases en cuanto a la educación como por ejemplo el saludar, dar las gracias o pedir perdón no es algo de moral si no de urbanidad.

Finalmente, de lo anterior concluimos que la urbanidad no es una virtud, sino una cualidad, además de esto, podemos decir que la urbanidad no lo es todo, sin embargo, el autor no explica por qué a partir de la urbanidad emergen las otras virtudes.

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