Libros de psicologia.
Enviado por Diego González • 28 de Marzo de 2017 • Ensayo • 4.233 Palabras (17 Páginas) • 300 Visitas
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Trabajo Final
Diego Maximiliano González López
30/03/2017
Universidad Tecnológica de México
Modelos de Intervención en Psicoterapia
Indalecio Fernández Santoveña
Introducción
El presente ensayo tiene como objetivo analizar las diferentes teorías, ideas, conceptos y técnicas o herramientas presentadas en los siguientes libros “El malestar en la cultura”, “Con el amor no basa”, “Entrando y saliendo del tarro de la basura” y por ultimo “El arte de amargarse la vida”.
Haciendo énfasis en describir los puntos o ideas principales que expresan los diferentes autores a través de estos libros y enfocándolo al aprendizaje en los modelos de psicología clínica.
El malestar en la cultura de Freud
El siguiente libro consta de 8 capítulos en los cuales se describen como ha ido evolucionando la cultura, partiendo de los orígenes de los pensamientos y las sensaciones humanas, con el objetivo de ver las características de las diferentes culturas. Nos permite ver como son nuestros instintos, cual es la influencia en nuestra felicidad, en nuestro comportamiento con nosotros mismos y con los seres que nos rodean y la manera en que proponen facilidades o dificultades al exponerse a la sociedad.
La cultura es una pérdida de nuestra identidad, autenticidad, libertad, individualidad; somos lo que la cultura nos deja ser, cuyo objetivo no es la felicidad, si no la represión de nuestros deseos más fuertes. Freud hace referencia a un malestar hacía la cultura, dice que esta solo reprime instintos que nunca se podrán olvidar y que gracias a estímulos específicos vuelven a brotar debido a que están presentes en la vida psíquica del sujeto. Al momento de surgir de manera violenta se intenta reprimir la agresividad innata que poseen los seres humanos y esto combinado con las restricciones que impone la sociedad provoca una sensación de malestar dentro de la cultura.
En el inicio del libro Freud nos introduce en los valores del hombre y en el reconocimiento de algunas personas, de esta forma ver que esas personas excepcionales tienen un “sentimiento oceánico” como fuente y origen de la religiosidad. Éste se basaría en la unión entre nuestra conciencia y la totalidad del mundo exterior.
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Después Freud nos habla de los que buscan la felicidad quieren encontrarla y permanecer en ella, pero esto tiene posibles consecuencias: la positiva, sensaciones placenteras, y la negativa, evitar dolor y displacer. La felicidad como objetivo final la fija el principio del placer, no realizable porque todo se opone a él y que llama felicidad a la satisfacción que nos provoca ver cubiertas necesidades acumuladas, es decir, como algo parcial. De hecho Freud bien expresa que algo muy anhelado con el paso del tiempo solo produce un suave bienestar. Alcanzar la felicidad es algo imposible, pero no por ello podemos dejar de lado nuestro esfuerzo por hacerla real, el individuo sabe adaptarse a cada situación y también depende de su fuerza para modificar el mundo exterior según sus anhelos, la religión viene a imponer un camino hacia la felicidad.
A pesar del enorme avance tecnológico que el hombre experimenta, esto no lo lleva a ser más feliz, incluso cuando con este avance ha podido interpretar a la perfección muchos aspectos de la Naturaleza.
Comenzamos por el hecho de que nosotros vemos como cultural todo aquello que nos es útil, ya sea bienes o actividades. Todos los bienes son un elemento cultural, y ayudan al hombre a acercarse más a su ideal de omnipotencia: Dios
Freud comunica que la cultura surge de la lucha contra nuestros instintos; entre Eros (amor) y Ananké (la necesidad). Su primera finalidad sería la de facilitar la vida. El autor cae en el amor como esencial en la cultura y expone que la dependencia del amor genital o sexual conlleva un gran problema.
Pero como en todo, existen excepciones que logran la felicidad a través del amor llevando a cabo innumerables cambios psíquicos para defenderse frente a la pérdida del objeto, dirigiendo su amor a todos los seres en lugar de a objetos concretos. La cultura significa relación con un mayor número de personas, y una relación amorosa no presenta interés alguno por el mundo exterior. Podríamos pensar en una cultura formada por parejas que, satisfecha su sexualidad, quedan unidas por un vínculo laboral o de intereses, pero esto nunca ha ocurrido. Freud se plantea el amor al prójimo como lo hacemos todos, es decir, preferimos amar al prójimo tal y como el prójimo nos ame a nosotros, para así no derrochar amor en personas que no lo merecen. Freud explica también que dicho instinto se reduce siempre y cuando parta de un grupo de personas más afectivo, el hombre encuentre otro grupo con el que desahogar su instinto (así surge el narcisismo de las pequeñas diferencias entre países colindantes). Al llegar al paso de los instintos objétales al yo tocamos el narcisismo y con ello volvemos al punto de partida inicial, según el cual el yo también tiene la esencia de la líbido puesto que en un principio fue su origen hasta que se orientó hacia los objetos (líbido objetal), aunque puede volver al yo (líbido narcisista). Dado que el yo pasa a ser con esto libidinal, hemos de ver la líbido como gran fuente de energía. Más adelante el autor deduce que un instinto ha de tener su antagónico, más o menos apreciable. Así, el Eros se encontraría con un instinto de muerte o de destrucción, Mantendremos entonces la idea de que la agresividad es innata en el ser humano y de que constituye una fuerte oposición a la cultura. La agresión es devuelta hacia el interior, contra el propio yo, agregándose a una parte y formando el súper-yo. La tensión entre ambos que se opone a lo restante y que es la conciencia. Esta parte lucha contra el yo igual que éste lo hace contra extraños, creando el sentimiento de culpabilidad y la necesidad de castigo. La cultura así domina la agresividad del individuo manteniéndolo vigilado en su interior. Freud señala el sentimiento de culpabilidad como el problema más importante de la evolución cultural. El precio pagado por el progreso es la pérdida de felicidad y el aumento de dicho sentimiento de culpa. Cabe mencionar que cada parte de agresión que olvidamos se incorpora al súper-yo, que se vuelve más agresivo frente al yo. La relación entre el yo y el súper-yo es la vuelta de algo que en principio era uno y luego se exteriorizó. Así, la primera restricción del súper-yo equivale a nuestra agresión al objeto.
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