Mauricio Mondaca El presente ensayo tiene como objetivo estudiar el Alzheimer y sus repercusiones sociales y subjetivas

Mauricio Mondaca

El presente ensayo tiene como objetivo estudiar el Alzheimer y sus repercusiones sociales y subjetivas, a partir del análisis de los films “Away from her” (2008), dirigida por Sarah Polley y “Still Alice” (2014), de Richard Glatzer y Wash West, además de la novela “Desarticulaciones” (2010) de la escritora argentina Silvia Molloy, todo esto complementado con las ideas de autores vistos en clases. Por un lado, se describirá cómo cada obra analizada trata la enfermedad en su argumento, concentrándose en el rol de quien vive el duelo y la posición del enfermo frente a devastador panorama, además de distinguir  el  punto de vista del narrador en cada caso.  Luego de esto se buscará establecer conjunciones entre las obras, entendiendo si apuntan a temas comunes en torno a este padecimiento o si varían de enfoque en cada caso. De esta forma, se busca esbozar el retrato contemporáneo que la cultura hace sobre esta enfermedad, particularmente desde el cine y la literatura,  y cómo construye metáforas en torno a las causas y consecuencias de esta misma.

Iniciaré primero analizando la novela Desarticulaciones, relato que narra el avance de la enfermedad en una mujer de edad mayor, con un pasado ligado al mundo literario, quien poco a poco es mudo testigo de la desaparición de sus recuerdos. Esta nueva realidad es retratada por una de sus amigas, la propia Silvia Molloy, quien le visita regularmente y a través de estos encuentros construye un diario en el que expresa el duelo que significa ser testigo de la extinción de la mente e identidad de su amiga, y cómo su propia imagen se desvanece de los recuerdos de una persona a quien estima y con la que forjó una relación de complicidad mutua. Es, entonces, un duelo compartido, por un lado el de la vida que se extingue, pero también el duelo del propio Yo al sentir que su recuerdo también se difumina, que no hay más  memoria de su existencia en la mente de otro a quien valora. Es así como Desarticulaciones puede leerse como un intento por conservar el recuerdo de una vida que desaparece, es la forma de mantener viva la relación de dos personas, de continuar la memoria y, por tanto, el pasado.

Para hacer reflotar esta historia de amistad al presente e inscribir su huella, la autora no la describe como una biografía, en un modo totalizante de definirlo, es decir, no hay referencia a grandes sucesos, ni momentos públicos, sino más bien presta atención a los detalles mínimos, concentrándose en lo particular, lo esporádico, cuestiones cotidianas a las que dota de significado. Por medio de retazos, de pequeñas situaciones, la autora forma un relato que muestra, justamente, la desarticulación de una mente y una identidad y por ello utiliza el recurso de una narración fragmentada, cortada, como pequeños recuerdos de una historia mayor que se agota.

Por su parte, el film Still Alice muestra la historia de Alice Howland (Julianne Moore), una mujer de 50 años, profesora universitaria, quien comienza a padecer los síntomas del Alzheimer, mostrando el quiebre que un diagnóstico como este significa en la vida de una mujer que está orgullosa de sus logros, tanto profesionalmente, pues es profesora de psicología cognitiva y experta en lingüista de fama internacional, y en términos familiares, ya que vive con su esposo, con el que tiene tres hijos.  Desde el punto de vista del duelo, la historia muestra tres perspectivas que pueden ser consideradas como principales. Por una lado Alice, quien es testigo de cómo  va perdiendo sus conocimientos, y por tanto su identidad, pues es en base a su inteligencia que ha construido su exitosa vida profesional, y que es un rasgo importante en su ser social. Ella es

considerada  una mente brillante,  lo que hace aún más doloroso el hecho de perder todo aquello que  conoce sobre las cosas, además de olvidar los recuerdos de su familia. Desde otro punto de vista del duelo, está el esposo, John (Alec Baldwin), y la hija, Lydia (Kristen Stewart), quienes ven agotarse la vida de Alice y son testigos de sus cambios de humor, de su incapacidad para cuidarse por sí misma y su dificultad  para comunicarse. Además, en el caso de esta última, surge la oportunidad de mejorar las relaciones con su madre, la cual ha sido siempre conflictiva.  

A diferencia de Desarticulaciones, en el film se trata el Alzheimer en su etapa previa, lo que transforma al personaje también en un testigo consiente de su declive, a diferencia de la novela, donde la enferma ya presenta rasgos avanzados de demencia. Pero en términos de estructura, ambas obras presentan parecidos, pues Still Alice también narra los hechos que evidencian la enfermedad del personaje en forma no lineal ni secuencial, sino a modo de eventos, de retazos, de los últimos atisbos de una mente que se apaga. Recurso que funciona como metáfora de la discontinuidad que significa la enfermedad, donde la realidad se experimenta como momentos esporádicos, desconectados, confusos.

Desde su vereda, la película Away from her, también retrata el avance de esta enfermedad desde su etapa temprana, por medio de la historia de Fiona (Julie Christie) y Grant Anderson (Gordon Pinsent),  un matrimonio de edad avanzada que debe enfrentar el diagnóstico de Alzheimer en Fiona. La película muestra los primeros atisbos de enfermedad en la mujer, hasta cuando su avance es inevitable y Fiona acepta internarse en una residencia donde cuidan de este tipo de pacientes. De esta forma, el punto de vista del duelo es representado por Grant, quien se convierte en el observador del deterioro de Fiona y su inmersión en lo que pareciera ser una nueva realidad, pues la convivencia con un compañero de residencia, Aubrey, comienza a representar el foco de su existencia, donde ya no existe Grant, convirtiéndose en indispensable la presencia de este nuevo compañero para su bienestar.

Aquí, la película muestra un punto de vista de la enfermedad como nueva oportunidad, una lectura no tan dramática sobre sus consecuencias, sino que abre un camino de esperanza. En su realidad en blanco, como podríamos llamarla, donde ya no queda rastro de su vida anterior, Fionna entabla una relación con Aubrey, es capaz de conectarse con alguien y partir de eso vivir una realidad singular y, asimismo, válida. Un cambio, una nueva forma de empezar, a pesar de la cruel desventaja que el destino pone de por medio.  Igualmente, Grant se ve de pronto e improvisadamente, envuelto en la posibilidad de un nuevo amor con el personaje de Marian, quien además  es la esposa de Aubrey. Desde el punto de vista del duelo, ambos personajes se ven identificados al ser testigos del deterioro mental de un ser querido, lo que desemboca en una atracción mayor.

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