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No hay un metadiscurso, hablar y escribir se hace siempre desde un lugar, que es un lugar en el discurso.


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2016  •  Resumen  •  2.177 Palabras (9 Páginas)  •  322 Visitas

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Políticas:

No hay un metadiscurso, hablar y escribir se hace siempre desde un lugar, que es un lugar en el discurso.

Al mencionar política hay que deslindar al menos tres aspectos que la conforman: intencionalidad, táctica y estrategia.

El discurso es político, al decir de Foucault ("El orden del discurso") el discurso no solo expresa luchas, sino que fundamentalmente es instrumento de lucha. Por tanto, el discurso tiene intencionalidad, lucha por y para algo. Hablar de intencionalidad no es hablar de la intencionalidad del autor de un determinado texto, sino que el discurso del cual un texto, su autor, su vida y su obra forman parte; nos quiere llevar hacia algún lugar, arrastrar en una determinada dirección.

El discurso promueve determinados acontecimientos, los argumenta y justifica, utilizando diferentes estrategias y tácticas que corresponden a las diferentes políticas del discurso de dicha intencionalidad. El discurso psicológico toma como propios algunos de estos acontecimientos, los pule y los transforma en prácticas específicas, pero su alcance excede el propio campo.

Hablar de intencionalidad, de lucha, lleva al rasgo más radical de la política, la dimensión de dominio que esta vehiculiza. Dominio de algún objeto, humano y/o cosa, que siempre va a redundar en algún beneficio económico.

Intencionalidad, táctica y estrategia, siempre en un contexto económico.

Por tanto, hablar de políticas del discurso es leer en cada una su intencionalidad en las practicas que promueve, justifica y argumenta, su estrategia y su táctica, no olvidando nunca el horizonte de lucha por el dominio que las nutre. Lo que diferencia las políticas son las intencionalidades, las tácticas y las estrategias que cada una vehiculiza.

Es así entonces que hablamos de tres, hasta ahora, políticas del discurso: del aprendizaje, del conocimiento y del saber. Políticas (en plural) del discurso (en singular).

El discurso es una red de amos que ordena, produce un orden que nos posibilita leer y constituirnos como sujetos, pero ese orden no está disociado de una orden, lo que de ideal y mandato conlleva el discurso, “como tendrían o como deberían ser las cosas”, es la dimensión ideológica inherente a todo discurso.
Entonces en la política advertimos asociadas sus dimensiones: discursiva, ideológica, real.
La ideología son las reglas de un orden establecido, que se presenta como si las cosas hablaran solas, lo cual implica leer la orden del discurso como el orden, confundir lo establecido con lo normal, lo natural o lo lógico, de acuerdo al amo que ordene en dirección de dicha ideología.
El discurso lee y se entromete en lo real y con él la ideología.
El discurso va con ideología, lee lo real e incide sobre el produciendo efectos intencionales o indeseables.

¿Desarrollos o discursos para pensar la psicología contemporánea?
Desarrollos Psicológicos contemporáneos es leer las psicologías contemporáneas desde el evolucionismo. Una teoría, un concepto sucede a otro que mejora el anterior, lo incluye y lo supera. El evolucionismo sigue un modelo biológico. Desde allí se pueden ubicar dos aspectos: primero cada teoría psicológica se supera a otra, o a sí misma y las distintas teorías son complementarias donde cada una se ocuparía de algún aspecto psicológico, de las conductas, de la inteligencia y del sufrimiento, todas las teorías suman a una misma línea; Y segundo, en la evolución, o no hay lugar para imprevistos o estos deben ser no incluidos, el desarrollo tiene etapas prefijadas independientes del contexto, de la lucha ideológica y del efecto material del discurso.
Discursos Psicológicos contemporáneos: discurso sustituye a desarrollo. El desarrollo se lee desde el discurso, así hablamos de categorías del discurso del aprendizaje, conocimiento y saber. Las categorías hacen a una diferencia en el núcleo epistémico. Hablar de discurso, es ubicar el surgimiento de una teoría en el contexto socio-histórico, hablar de categorías (del discurso), implica que la significación surge de un conjunto de términos emparentados entre sí, de teorías y/o autores con marcas comunes y filiaciones mutuas. Además categoría reemplaza al terminó concepto que es propio del desarrollo y al que la ciencia le atribuye una significación estática y coagulada, cada termino se significa a sí mismo, luego un nuevo concepto se desarrolla a partir del anterior, evoluciona.
Políticas del discurso en relación a la Psicología contemporánea  en lugar de categorías. El discurso es político, tiene una intencionalidad, lucha por y para algo. Hablar de intencionalidad no es hablar de un autor del discurso, sino que el discurso nos quiere llevar hacia algún lugar, arrastrar en una determinada dirección; lo cual, no es una verdad manifiesta sino que siempre aparece velada, por lo cual siempre tiene algo de hipocresía. El discurso promueve determinados acontecimientos, prácticas para referirnos al campo psi, los argumenta y justifica, utilizando diferentes estrategias que corresponden a las diferentes políticas del discurso en razón de dicha intencionalidad. Por tanto, hablar de políticas del discurso es leer en cada una su intencionalidad en las prácticas que promueve y argumenta, su estrategia, su táctica y su horizonte de dominio.

De lo contemporáneo
La revolución francesa es el hito histórico que escenifica el ascenso de la burguesía al poder económico. La razón pasa a ser un instrumento de verdad y medida de realidad. El hombre razonador es el fundamento de sí mismo. La burguesía justifica sus decisiones en su propio ascenso económico sin tener que rendirle cuentas a ninguna divinidad.
El capitalismo productivo crece, se expande, invade. Cada burgués tiene posibilidades de enriquecimiento. Nace el hombre moderno como individuo.
La incipiente economía de base industrialista impulsa la producción de conocimientos que aumenten y fundamenten su potencialidad. El poder genera conocimiento y el conocimiento aumenta el poder. El discurso positivista es el instrumento que opera como criterio de verdad para los nuevos conocimientos. Si un conocimiento respeta los cánones positivistas (fundamentalmente su método) será verdadero.
La burguesía había creado un aparato jurídico para afirmar su poder. El Estado es el instrumento jurídico político para defender y acrecentar su ascenso. La representación en el que se fundó el Estado burgués eran los principios de la revolución francesa, libertad, igualdad, fraternidad. La nueva clase en el poder propicio sociedades integradas y homogéneas y tendió a la uniformidad, disciplina, de los individuos. El orden es promesa de progreso.
Por tanto hizo falta una nueva forma de control social que se dirigiera sobre el cuerpo. Este control tiende al detalle, nada escapa de esta mirada: retrasos, ausencias, falta de atención, descuido, descortesía, insolencia, falta de recato, indecencia, olvidos, chistes y demás gestos de la vida cotidiana; gestos, todos ellos, demasiado triviales para poder ser incorporados al aparato jurídico. La escuela, la fábrica, el ejército, el hospital, la prisión eran instituciones que se adecuaban a la lógica de poder disciplinar y las que debían instrumentarlo.
La familia cría y la escuela educa.
Para el aparato jurídico esta la ley, para las trivialidades la norma.
La ley ofrece el proceder individual a los códigos y textos jurídicos, los califica como permitidos o prohibidos y condena estos últimos. La norma refiere el proceder individual a un campo de comparación y diferencia a los individuos, los mide y jerarquiza de acuerdo a una regla a seguir que hay que alcanzar, busca homogeneizar y cualquier diferencia aparece como "anormal", por lo que, debe ser corregida. La norma normativiza. Es el lugar desde donde interviene el control.
El control se dirige al cuerpo de cada individuo, uno por uno. Es un poder individualizante.
El cuerpo es abordado como un objeto a ser analizado y separado en sus partes constitutivas, el fin es forjar un cuerpo dócil, que pueda ser sujetado, transformado y manipulado.
El hombre, sus rasgos, sus partes, sus gestos, conductas, modos de reaccionar, de percibir, de pensar, ahora, no solo pueden sino que deben ser estudiados científicamente, guiados por el espíritu positivista, en función de esta nueva forma de control social.
Este hombre objeto es un individuo transformable. Todo aquello que escape a lo esperado, solicitado, propiciado, por la norma, puede y debe ser modificado. Las prácticas que se dirigen al cuerpo no son inocentes, tienden a una transformación del detalle de un determinado sentido normativizador, interviniendo en nombre de la ciencia.
Disciplinar era impartir conocimientos (ideales, valores, significaciones, etc.) y moldear conductas, en función de una uniformidad que respondiera a los intereses de clase dominante. Son necesarias argumentaciones científicas que validen y potencialicen eficazmente dichas transformaciones.
En este y de este entramado surgen las categorías del discurso Psi.

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