OKURIBUTO. Violines en el cielo

OKURIBUTO. Violines en el cielo

(Yōjirō Takita, 2008, 130 minutos, Japón)

Casi todo el tiempo estamos en un continuo conflicto con los demás e incluso con nosotros mismos, no nos damos cuenta que solo tenemos una vida un solo omento en donde el presente es instantáneo pues en seguida pasa a ser parte de nuestro pasado, siendo minutos, horas, días menos por vivir. Por ello es importante reconocer que el tiempo de vivir la vida es ahora, disfrutando toda circunstancia de los acontecimientos de nuestra vida o las demás personas, y que nos pueden llegar a hacen sentir mal o bien en función de cómo interpretemos los acontecimientos y las cosas que pasen por nuestra mente.

Si las personas cambian el modo en que piensan acerca de las cosas, el mundo o sí mismas, sentirán de modo diferente y se comportarán de diferente manera.

La percepción de la muerte para una persona que dedica su trabajo al proceso después de la vida es de suma importancia para el desempeño que tendrá en el logro de sus objetivos, como en un principio se mostró en Daigo al cambiar radicalmente sus actividades de ser músico a preparador de cadáveres, sabiendo de qué trataba el empleo lo percibió como algo deprimente, sucio y un castigo por no haber cuidado de su madre. Sin embargo el jefe y la secretaria al llevar más tiempo tratando con este tipo de circunstancias perciben la muerte como algo natural aunque sin duda es para ellos su mercado laboral pero sin perder de vista que al ganarse la vida con los muertos tienen que buscar y procurar su respeto.

Socialmente como un empleo no digno por trabajar con muertos siendo algo “sucio”, pero esta no es más que una manera de evitar el tema de la muerte por el propio miedo a enfrentarse en algún momento a ella, pues de alguna manera todos los días convivimos con la muerte si nos ponemos a pensar que hasta lo que comemos son seres que alguna vez tuvieron vida y ahora están muertos para podernos alimentar; y es hasta que atravesamos por una experiencia de este tipo cuando cambia la percepción y la importancia de las labores de aquellos que trabajan con la muerte, esto no se pudo haber logrado si Drako no le hubiera dado un pequeño cambio al ritual, que es incluir a la familia en el proceso, creando con ello un clima diferente en el rito que permitió el acercamiento y aceptación de la perdida por parte de la familia confirmando así que no es un trabajo sucio si no de mucha espiritualidad.

Tal vez es trascendental que toda persona experimente y enfrente una situación de muerte, siendo cercano a uno mismo o no y con ello no solo sabremos que significativo es valorar la propia vida, sino también la de los demás. Daigo al haber prescindido de las muertes cercanas a él no tuvo otra opción que hacerlo de golpe en el trabajo, situación que para cualquier persona hubiese sido difícil, pero gracias a ello, tocando el chelo, trayendo

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