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PRÁCTICA DE PSICOFARMACOLOGÍA.


Enviado por   •  26 de Diciembre de 2016  •  Práctica o problema  •  3.279 Palabras (14 Páginas)  •  245 Visitas

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PRÁCTICA DE PSICOFARMACOLOGÍA.

  • Descripción del caso.

           Mujer de 35 años que viene a consulta aquejada principalmente de ataques de dolor, junto con otros síntomas como angustia, miedo, asfixia, palpitaciones y calor que la baja hasta los pies. Tras estos episodios, el cuerpo permanece inmóvil, y la cabeza ladeada a la derecha, la cual la cuesta controlar.  

        En una entrevista realizada por “Skype” se amplía la información anterior con los siguientes datos: los ataques suelen aparecer con mucha más frecuencia cuando está triste o cuando ha tenido alguna situación de mucho conflicto, y que suele buscar situaciones, pensamientos u objetivos que la pongan triste. Estos episodios de tristeza los suele experimentar periódicamente, llorando con frecuencia y no teniendo ganas de hacer nada. Por ello se pasa en la cama días y días, sin ganas ni para comer ni salir a la calle ni ver a nadie.

        Comenta que el origen de ese dolor lo fecha cuando tenía 7-8 años, a raíz de la muerte de su padre, ya que por aquella época, además del dolor, sentía un gran calor en la espalda, como si alguien estuviera detrás, resguardando acto seguido su espalda. Comenta que esa sensación ha desaparecido, aunque a veces vuelve a ocurrir. Se juzga por algo que hizo en el pasado, y que no quiere contar, pero que se está referido al ámbito sexual.

        Otros datos de interés que menciona es que manifiesta gran culpabilidad por no poder ayudar a su madre por acontecimientos del pasado, llegando a pensar que ha sido injusta con su madre, y extendiendo ese pensamiento a todas las esferas de su vida, llegando a decir que le duele mucho la injusticia y que se culpa por no ayudar a personas necesitadas.  Otro aspecto que relata sobre sí misma es que dice que es una persona buena, aunque tiene un grado de maldad, referida a no hacer nada por los demás o a mirar a otro lado, cuando ve que alguien sufre. La gustaría realizar actividades de ayuda hacia personas necesitadas, pero indica que no puede por miedo al contagio, relatando que hay días que se ducha más de dos veces y se lava las manos repetidamente. Relata que ese miedo la apareció después de un número considerable de infecciones genitales.

         Añade que anhela el amor de su madre, a pesar de que la adora, aunque siente que su madre ha prestado más atención a sus hermanos varones que a ella, por lo que reconoce cierto resentimiento hacia la misma, pero que no se lo manifiesta por si la hace daño y se aleja. Daño que admite haberla hecho, habiendo perdido confianza y mostrándose fría con ella, por episodios de abuso de alcohol y drogas, aunque en estos momentos lleva mucho tiempo sin tomar nada.

        Relata dolor de cabeza habitual e intenso en el lado derecho, el cual pasa al ojo derecho, y que una vez remitidos suele tener náuseas.

        En relación al sexo opuesto, desdeña a los chicos porque, según la paciente, todos buscan lo mismo: el sexo, siendo este el motivo por el que se la acercan a pesar de no gustarse cuando se mira al espejo. Aquí relata que tuvo una época en que se veía muy gorda, comía e iba al baño a devolver.  Ha tenido algunas relaciones muy inestables, culpándose la paciente porque, según relata, se enfada por la mínima.  

        Otros datos a remarcar es que ha tenido ataques de darse fuertes golpes con la cabeza, haciéndose con frecuencia cortes en los brazos, ya que dice que prefiere el dolor físico al moral.

        Con respecto al sueño, indica que le cuesta conciliar el mismo, durmiendo profundamente y despertándose a las cuatro horas. Relata que suele tener sueños angustiosos, muy tristes, de forma repetida. A vece sueña con el diablo y en una ocasión sintió que la cogía por las piernas, experimentando esa sensación una vez despierta.

        Ha sentido alguna vez como si se fuera de ella, como el cuerpo por un lado y ella por otro, y también como si perdiera el equilibrio, aunque no le pasa con frecuencia.

        En la actualidad indica que muestra mayores signos de irascibilidad, incrementándose sus ganas de hacerse daño, de quitarse de en medio, habiendo llegado a planificar el suicidio en alguna ocasión, pensando también en las consecuencias que tendrían esa acción para sus seres queridos.

  • Antecedentes de tratamiento

        Ha estado tratada tanto por psiquiatras como por curanderos y por psicólogos, dejando de ir a las pocas sesiones.

        Ha tomado la siguiente medicación: Misoline y  Fenitoína durante 6 meses, y Valpakine hasta hace poco, reconociendo que mientras lo estuvo tomando desaparecieron bastante las crisis, sintiéndose mejor, con menos angustia, con menos episodios de tristeza y menos llanto, aunque tuvo que dejarlo porque no podía pagarlo. En la actualidad toma Alprazolam, que es lo único que se puede permitir.

        Ha sido sometida a dos EEG y a una RMNf, sospechando de una Epilepsia Temporo-Límbica debido a la descripción de los síntomas del primer párrafo, hipótesis que se ha desechado tras el análisis de un neurólogo especializado en epilepsia por defecto de forma en la realización de las pruebas y en el informe.  

  • Diagnóstico

        Tras el estudio del caso con detenimiento, se la diagnostica a la paciente un cuadro primario de Transtorno de Estrés Postraumático (TEPT), ya que reúne los siguientes criterios recogidos en el DSM-VI-TR:

  • La persona ha experimentado, ha sido testigo o se ha enfrentado a un suceso que implica la muerte, la amenaza de muerte, una herida grave o un riesgo a la integridad física de uno mismo o de otras personas, en este caso haber sido víctima de abusos sexuales en la infancia por parte del novio de su madre (“ sentía un gran calor en la espalda, como si alguien estuviera detrás, resguardando acto seguido su espalda”).
  • La reacción de la persona lleva consigo respuestas intensas de miedo, de indefensión o de horror, relatando ella misma dichas reacciones de miedo e indefensión (“ataques de dolor, junto con otros síntomas como angustia, miedo, asfixia, palpitaciones y calor que la baja hasta los pies”).

 B. El acontecimiento traumático se reexperimenta persistentemente por lo menos en una de las formas siguientes:

        * sueños desagradables y recurrentes sobre el suceso. (“Relata que suele tener sueños angustiosos, muy tristes, de forma repetida. A vece sueña con el diablo y en una ocasión sintió que la cogía por las piernas, experimentando esa sensación una vez despierta. “)

        *  conductas o sentimientos que aparecen como si el suceso estuviera ocurriendo de nuevo. (“otros síntomas como angustia, miedo, asfixia, palpitaciones y calor que la baja hasta los pies. Tras estos episodios, el cuerpo permanece inmóvil, y la cabeza ladeada a la derecha, la cual la cuesta controlar.”)

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