Película 7 años , análisis psicológico
Enviado por Franchesca Arroyo • 3 de Junio de 2019 • Ensayo • 1.930 Palabras (8 Páginas) • 2.994 Visitas
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El conflicto es un fenómeno que cuenta con una comprensión dual en el mundo: por un lado, es considerado como una oportunidad de crecimiento, por otro, como un mal que se debe erradicar. Considerando ambas posturas, no hay que dejar de evaluar la capacidad que tienen hoy en día ciertas disciplinas y/o métodos que ayudan a sobrellevar estos conflictos desde una perspectiva que busca evitar la violencia. Uno de los procesos que tiene como función principal la resolución de conflictos es la mediación: “Etimológicamente, mediar es interceder o rogar por alguien; también significa interponerse entre dos o más que riñen procurando reconciliarlos y unirlos en amistad” (Gozaini, O citado por Alliende, L., 2002, p. 11). Es aquí en donde aterrizan profesionales provenientes de diversas disciplinas, como lo puede ser el trabajo social, el derecho y la psicología. Esta última se destaca en el trabajo por su capacidad dentro de la disciplina misma al manejo de emociones facilitando la comunicación y la gestión de un conflicto, permitiendo entonces generar el espacio, las condiciones y las oportunidades para llevar a cabo una pacífica negociación de intereses.
Los principios que tienen este proceso se basan en promover la colaboración de las partes participantes, manteniendo siempre una postura imparcial, neutral y confidencial, teniendo como pilar fundamental del método la lealtad, el respeto y la buena fe. Estos principios se ven reflejados en José Veiga quien es el mediador dentro de la película ‘’7 años’’ cuya trama se basa en el proceso de mediación realizado a un grupo de 4 personas quienes trabajan en conjunto en una empresa y se ven envueltos en una problemática legal por la evasión de impuestos y lavado de dinero, este delito tendría como consecuencia 7 años de cárcel, por lo que le solicitan a José que logre intermediar entre ellos para decidir cuál de los cuatro pagará con prisión. Durante el largometraje logramos identificar diversas técnicas que utiliza José a lo largo de este proceso, las cuales se especificarán en el presente ensayo, sin embargo, nos detendremos principalmente en la intervención del ajedrez, metáfora que utilizaremos para referirnos a cada uno de los personajes en esta problemática, pues, cada pieza representa la propia identidad de las partes involucradas.
José solicita situar el tablero de ajedrez en el medio de la mesa, con la finalidad de obtener información implícita de los participantes, quienes se identificaron con la función de cada pieza en el juego estratégico, haciendo alusión al cargo que realmente representaban en su propia empresa. Resulta entonces que Verónica, quien es la contadora de la empresa corresponde a la pieza del caballo blanco; Marcel, el director general corresponde a la torre blanca; Luis encargado de la tecnología, corresponde al alfil negro y Carlos jefe de cuentas a la torre negra.
Desarrollando la idea de las piezas en el juego de ajedrez, el inicio de la partida comienza con el movimiento de una figura blanca que en este caso corresponde al caballo elegido por Verónica. El caballo blanco pertenece a una pieza menor que tiene un movimiento semejante a una “L” y que, a diferencia de otras, puede saltar piezas intermedias; estas características las podemos relacionar con la iniciativa que tuvo Verónica de crear una forma de saltarse las leyes evadiendo los impuestos para no perder los ingresos que ganaba en la empresa. El alfil negro es otra pieza menor el cual se mueve en diagonal, sin poder saltar figuras intervinientes y capturando el lugar ocupado por la pieza adversaria, lo cual también se relaciona con la expertiz de Luis en tecnología logrando capturar el alza de la empresa con su invención de un software innovador y limitando su labor, al igual que el movimiento del alfil, a solo encargarse de esa área. Sin embargo, este juego de mesa tiene dos piezas mayores, las cuales se observa que corresponden a las figuras elegidas por dos integrantes de la empresa, la torre blanca (Marcel) y la torre negra (Carlos). La torre se caracteriza por su alto valor estratégico y táctico, el cual se refleja en el rol que ambos cumplen dentro de la compañía, siendo los personajes encargados de conseguir y mantener una red de contacto con los clientes teniendo como virtud el poder de convencimiento o “don de la palabra’’.
Al mediador se le asignará el rol de peón dentro del juego de ajedrez, debido a que ésta se encarga de facilitar la jugada entre las piezas participantes, y a final de cuentas es el alma del ajedrez, pues si bien no está facultado para tomar decisiones durante el proceso, las otras piezas acuden a él porque asumen que sin su participación la resolución en el juego se complicaría aún más.
El rol del peón consiste en ayudar a identificar y distinguir las posiciones de intereses que tiene el caballo blanco, el alfil negro, la torre blanca y la torre negra, promoviendo la movilización de las figuras dentro del juego, generando nuevas opciones que los lleven a encontrar la jugada que les permita llegar a la solución de su problemática. El perfil de esta figura no debe favorecer a ninguna de las partes en especial, siendo imparcial, neutral y objetivo. Con respecto a este punto, consideramos que el peón no fue claro en su principio ético, dado a que no expresó el hecho de que aceptar el contrato para trabajar dentro de la empresa no influiría en el compromiso durante el proceso de mediación. Otra característica necesaria con la que cuenta el peón es la creatividad para enfrentarse a distintas situaciones, utilizando además la flexibilidad para moverse de una idea a otra, facilitando el proceso de cambio. Esto se ve reflejado en sus habilidades comunicacionales, como se observa en la metáfora de la naranja, donde el peón aclara que no todas las piezas quieren lo mismo o al menos, no tienen los mismos motivos para elegir un sorteo como jugada, puesto que “no hay perdedores, pues todas las partes ganan, ya que ellos acuerdan lo que más beneficios les aporta”. (Área de Psicología y Mediación del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, s.f., p.2). Una última habilidad que apreciamos dentro del proceso consiste en la capacidad del peón para focalizar, conducir y reconducir las jugadas que le permiten observar el equilibrio de las piezas, mantener su interés y motivación ante el timming que desarrolla el peón, el cual posibilita que la jugada ganadora se pueda resolver en una sesión.
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