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Psicopatología. La "Fundación del Inconsciente"


Enviado por   •  15 de Junio de 2020  •  Trabajo  •  3.534 Palabras (15 Páginas)  •  113 Visitas

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Psicopatología

T. P: 1) ¿Qué propone Silvia Bleichmar en "La "Fundación del Inconsciente", con respecto al concepto de Diagnóstico?

Por un lado nombra al diagnostico como cosificación y como discriminación bajo una apariencia de tolerancia y de comprensión, y por otro lado están las formas clásicas de diagnostico que son bastante discutibles en la medida en que se aplican, no como una batería sino como una andada de tests, sin una hipótesis que determine qué se está buscando. El diagnostico no se puede hacer más que por una razón, que es la adecuación del método al objeto. La única razón, que es la adecuación por la que uno hace el diagnóstico es porque no se puede establecer ninguna operatoria en el mundo sin definir qué es aquello que produce el fenómeno que estamos observando. No hay ninguna posibilidad de de intervenir si no se recorta el campo de la realidad sobre lo que se pretende operar, los diagnósticos que se han hecho durante muchos años han sido fundamentalmente cosificantes porque en realidad lo que se obtenía era el nivel de desarrollo del niño o la estructura de personalidad del adulto o del niño en cuestión.

Bleichmar dice que es una combinatoria entre estructura e historia refiriendo a lo siguiente: lo primero que uno tiene que tomar en cuenta es que hay una relación entre el síntoma y la estructura del sujeto, que sin embargo la estructura no explica el síntoma y, en segundo lugar, que el síntoma no encuentra una resolución de sentido básico a partir del diagnóstico. De manera que el único motivo del diagnóstico es precisamente ubicar este fenómeno y, en segundo lugar, determinar si estamos ante síntomas o no.

Lo que trata el diagnostico es de resolver la relación entre el sufrimiento del sujeto y las posibilidades de transformación de aquello que lo ocasiona. Puntualizando se puede decir que el diagnóstico es, por lo tanto, ubicación del sufrimiento psíquico en el marco de aquello que lo determina y en relación al funcionamiento cuya regulación está siempre en riesgo.

 

2) ¿Cómo define Freud al Trabajo del Duelo?  Ejemplifique con viñeta clínica

El duelo es un trabajo, un proceso simbólico, intrapsíquico, de lento y doloroso desprendimeinto de un objeto catectizado, que supone un reordenamiento representacional. Es la elaboración psíquica sobre el estatuto de un objeto  que ha devenido ausente. En este sentido es humanizante y enriquecedora de la vida anímica. Su contracara, la melancolía, o duelo patológico, en cambio, muestra justamente el fracaso de esta simbolización.

Ejemplo:

Milagros, de nueve años, es derivada por el colegio ya que presenta graves problemas en el aprendizaje. Una evaluación psicopedagógica previa indica que se “observan serios conflictos psicológicos”. Durante las primeras entrevistas el padre de Milagros se queja, en tono de evidente molestia, de que la niña todas las mañanas mientras él se está afeitando, le cuenta que soñó con su madre muerta. En este sueño se le aparece con un bebé en brazos, se le aproxima, le seca las lágrimas a Milagros y le dice: “no llores”. Otras veces el sueño es con la imagen de una Virgen, a quien –siempre con un niño en brazos– le brota una lágrima que cae por la mejilla. Ante estos relatos, el padre se irrita y se desespera. La interroga sobre las características de las imágenes y comprueba que es la descripción de la madre muerta. “¿Cómo puede soñar con la madre si no la conoció?”, se pregunta el padre una y otra vez. Este refiere el comienzo de los episodios a que su suegra le contó a la niña que su madre estaba muerta. La niña conocía este hecho ya que iban al cementerio a visitar a su mamá y a su hermanito muerto de bebé, quien yacía en la misma tumba de su madre.

Se presenta a la siguiente entrevista Julia, la actual esposa del padre. Cuenta que la abuela materna de Milagros le mostraba fotos de la madre, recordándole que Julia no era su mamá sino su madrastra. La imagen que Milagros sueña es la que conoce a través de las fotos. Julia presencia los matutinos episodios en los que llorando, Milagros le cuenta al padre sus sueños. “La culpa es de la abuela por mostrarle esas fotos”, concluye Julia.

Como un rompecabezas, en el transcurso de las siguientes entrevistas, se va aclarando la historia: la mamá de Milagros era una mujer de frágil salud. El primer hijo varón del matrimonio muere a los seis meses por meningitis. La depresión la inunda y a partir de esto se encomienda a la “Difunta Correa”, para que sus hijos nazcan y crezcan sanos. Nace Deolinda, la hermanita mayor de Milagros, y dos años más tarde otra Deolinda, Milagros Deolinda. Los nombres de esta niña responden: el primero a la Virgen de los Milagros, a quien la madre le pide que nazca un varón, y el segundo al de la Difunta Correa.

 Nace Milagros y la madre fallece pocos días después. El padre, también huérfano de madre cuando era pequeño, desesperado acude a Julia, novia en su adolescencia y le pide que se haga cargo de sus pequeñas hijas. Julia se decide al verla a Milagros flaca, sucia y escaldada, y se casa sólo para cuidar y alimentar a las niñas.

 Julia ya había criado a dos sobrinas que convivían entonces con ella. Interrogada respecto de si ella hubiera deseado tener hijos propios, rompe en llanto y cuenta que tuvo un hijo de soltera que estudiaba ingeniería en Tucumán y que “desapareció” en la lucha contra la subversión. “Supongo que está muerto –dice–, pero me dijeron que no hiciera nada porque podía desaparecer yo. Si supiera dónde están sus restos, para llevarle una flor. Ni siquiera en sueños puedo verlo”.

Presuntamente las niñas no sabían de este hijo de Julia. Sólo su esposo y las sobrinas, cuando la veían llorar, entendían por qué lo hacía. Milagros, en cambio, preguntaba con insistencia por qué cada vez que iban al cementerio a visitar la tumba de su madre y hermanito, tenían que llevar una flor para el osario común...

Milagros se presenta a la primera entrevista como una niña sumamente rara. Hace gestos con su cara y revolea sus ojos hasta el punto de dejarlos en blanco. Dibuja un arbolito con las raíces visibles y un puntito ennegrecido entre ellas. “Es un arbolito con raíces”. Sí, y veo que hay una cosita ahí... le respondo mientras le señalo las raíces. “Es un pajarito que se murió y lo enterraron ahí... vos sabes cómo queda... la tortuguita... cuando se muere... cómo quedan los huesitos... yo enterré un pajarito y quiero ver los huesitos, cómo quedan los huesitos”. Agrega otra forma circular imprecisa en el dibujo y me cuenta sobre una tortuguita que tuvo y empieza a lloriquear y hacer muecas con la cara.

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