Reflexión Psicología del pensamiento y resolución de problemas

Pensamiento y resolución de problemas                Sira Castells Peters – 18044180

Narrar para sanar

La realidad y el mundo que nos rodea no dispone de límites y es de naturaleza muy diversa. Pero, por muy paradójico que parezca, no nos resulta confuso. Lo que realmente percibe cada uno no es el mundo exterior propiamente dicho, sino “nuestro mundo”. En otras palabras, el mundo existe, pero lo que percibimos es nuestra propia historia personal, cada ser humano de una forma diferente. Y la pregunta surge al plantearnos: si cada uno percibe su propia realidad, ¿cómo es posible entendernos los unos a los otros? ¿por qué no nos resulta laberíntico?

Hasta el momento, parece que hay un acuerdo en el hecho de que nuestra mente trata de organizar el entorno, ese entorno continuo difícil de delimitar. Y quizás el elemento crucial para estructurar y dar coherencia a este entorno sea el lenguaje. En mi opinión, el lenguaje es una herramienta cultural gracias a la cual no nos sentimos solos en nuestro propio mundo. Nosotros, los humanos, tendimos a considerar que nos encontramos solos cuando nacemos y también cuando morimos, pero la verdad es que estamos solos en cada pensamiento. Es por eso mismo que empezamos a narrar, por puro instinto de supervivencia. Nos volvemos agentes creadores de historias, y oyentes de otras, para así dar sentido a nuestro mundo.

Llegados a este punto en el que he considerado relevante destacar la importancia del lenguaje porqué nos ha permitido desarrollar un pensamiento narrativo (aunque también uno paradigmático basado en la lógica), quiero proponer una relación con aquello a lo que me quiero dedicar en un futuro: la psicología clínica. Considero oportuno señalar las razones por las que creo tan importante y necesario recurrir a un pensamiento narrativo a la hora de tratar con pacientes.

Ya vimos, por ejemplo, que el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia dio vida a un Programa de Medicina narrativa, que se ocupaba de procurar que los médicos no se limitaran a seguir el caso de las personas con problemas, sino que atendieran a los hechos que estas explicaban. Así, siguiendo esta misma línea, opino que es aún más trascendental hacer lo mismo en una consulta terapéutica. Supongo que todos pensamos “ya se hace, porqué se pasan el rato hablando”, pero a lo que me vengo a referir es a plantear los sucesos de una manera en la que el problema no defina a la totalidad de la persona y no limite su manera de ver la realidad. Así, se pueden hacer reformulaciones o desarrollar relatos alternativos para que el cliente pueda darse cuenta de que las cosas no solo ocurren en torno a su problema, sino que hay muchas más perspectivas a contemplar que no tienen porqué corresponderse con la propia.

Además, en el momento en el que el paciente expone una historia ante un terapeuta, le está atribuyendo un significado, lo que a su vez ayuda a reforzar la propia identidad personal. Tan solo con el hecho de externalizar el sufrimiento o el problema en cuestión, las personas pueden llegar a sentir una profunda descarga emocional, una aceptación e incluso pueden tener la oportunidad de ver este problema como algo separado de sí mismos. Por su parte, el terapeuta debe tener como función la responsabilidad de escuchar lo que el paciente expresa, y pensar en qué debe hacerse al respecto.

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