Rol del psicólogo en la rehabilitación de pacientes afásicos.

 Rol del psicólogo en la rehabilitación de pacientes afásicos

Un elemento de comunicación exclusivo para el ser humano es el lenguaje verbal. Este, se utiliza como una herramienta de información y método para regular u organizar procesos mentales,  permite  interactuar con el mundo que nos rodea, expresar y manifestar a otros nuestros  deseos, pensamientos, sentimientos y emociones (Padrón, 1987). Se define al lenguaje verbal del ser humano como “el motor de la evolución”  y es una actividad única y representativa  del mismo, el cual, surgió en algún momento de la evolución entre algunos  individuos –primates, y que ha   proporcionado  desde entonces un medio más exitoso de supervivencia y reproducción, por lo tanto, se hizo en sus inicios, en una herramienta fundamental para sus portadores.

Las alteraciones del lenguaje dependen de lesiones cerebrales en áreas asociadas al hemisferio izquierdo, en donde se encuentran las  zonas de coordinación del lenguaje, a estas modificaciones se les conoce como afasias. A lo largo del tiempo, las definiciones de la afasia ha sido muy variadas, algunos autores la definen como un déficit en la comunicación oral resultante de un daño cerebral (Hécaen, 1977). Otros, consideran a la afasia como perturbaciones del lenguaje oral y escrito por lesiones en zonas del cerebro (Goodglass y Kaplan, 1972). Finalmente, se podría “definir” como   una disfunción en los centros del lenguaje del cerebro que disminuye o en su defecto imposibilita  la capacidad de comunicarse mediante el lenguaje oral en  aspectos como la  expresión y comprensión. Por otra parte, las personas que presentan estos trastornos del lenguaje, se enfrentan no solo a la alteración de la comunicación verbal sino a perturbaciones motoras, neurológicas y psicológicas (afectividad), alterando en la mayoría de los casos las interacciones familiares, sociales y laborales, limitándolos a una integración completa con la sociedad.

La insuficiencia de las personas para expresar  ideas, sentimientos y deseos, problemas al leer, dificultades para encontrar las palabras hasta una incompleta incapacidad del habla, operar con números, no comprender lo que dicen los demás, los hace sentir  inseguros, aislados, ya que no se satisface la necesidad de la comunicación del enfermo con el entorno familia-social. Para determinar la orientación, educación y preparación de la familia frente al paciente, es importante aclarar el tipo de afasia a la que se están enfrentando, ya que existen variedades o subtipos considerablemente diferentes de afasias y estas dependen  de las características de lenguaje del paciente. Una forma de controlar los trastornos afásicos del lenguaje es asociando los síndromes afásicos  con síndromes anatómicos (Benson & Ardila, 1996). Las áreas en donde la lesión ha afectado, se van a ver alterada de manera distinta las capacidades del paciente, por lo tanto, cada afasia es diferente, ya que depende de la edad en que se causó la lesión y las características propias de los individuos. Por ejemplo,  al tratar con personas jóvenes, la plasticidad del cerebro redistribuye las funciones de las partes dañadas, si la lesión se da antes de los 3 años de edad, la recuperación va a ser completa, si está entre 3-10 años, la recuperación va a ser lenta y se pueden conseguir buenos resultados con tratamiento y finalmente si la lesión se da después de los 10 años, el cerebro ya es maduro, por lo tanto, su recuperación va a ser costosa y quizás no llegue a la recuperación.

Las  afasias tienen unas características determinadas, y por lo tanto, la intervención que se debe  llevar a cabo   en las sesiones debe ser distinta en cada caso. Indistinguiblemente del tipo de afasia que tenga el individuo, es impajaritable  guiar a la familia ante la nueva situación a la que se están enfrentando e instruir en forma verbal, folletos u otros medios el reciente acontecimiento, para que así logren una mayor comprensión en el momento en que el paciente se reintegre al hogar y sienta la bondad y el afecto del medio familiar (Zambrano, 1985).

Es oportuno  una completa y rápida recuperación de un paciente con dicho problema, actuar de forma rápida y eficaz puede favorecer el inicio de una etapa de aprendizaje. Se cree que un paciente con este tipo de problemas no tiene gran oportunidad de su completa recuperación. No obstante la ciencia ha comprobado que esto es solo un pensamiento negativo y que un paciente afásico si tiene gran oportunidad de recuperación.

Como primera medida se procede a hacer uso de los mecanismos que mejoran el lenguaje los cuales son:

1. Reducción lesional: la cual busca disminuir la afectación física producida por el tipo de accidente cerebral que haya sufrido el paciente y la cual está afectando su expresión y lenguaje. El objetivo es que en su parte interna todo vuelva a circular en su normalidad.
2. Reorganización de la función cerebra:l que pretende que el hemisferio derecho del cerebro y que no haya sido afectado tome las funciones del hemisferio izquierdo y de la orden al resto del cuerpo de comunicarse en sus diferentes maneras. aunque es discutible esta teoría resulta ser poco probable que algunas neuronas, que nunca han cumplido dicha función, tomen el papel de ser comunicativas.
3. Reajuste general orgánico con aparición de conductas sustitutivas la cual nos dice que se puede reacomodar ciertas funciones del cuerpo a las nuevas órdenes neurológicas, lógicamente en un nivel inferior comparado a su estado normal.

Como ya lo hemos mencionado en reiteradas ocasiones la principal tarea de un neuropsicólogo es recuperar en gran porcentaje el lenguaje perdido por el paciente afásico. Como principal herramienta del profesional y en las cuales deben tener gran conocimiento es en las terapias físicas y verbales que le permitan al paciente empezar a entender su entorno, lo que en él se le comunica constantemente y que el mismo pueda dar una respuesta oportuna y coherente a dicho entorno.

Para obtener este tipo de respuestas en los pacientes es importante que el psicólogo ofrezca estímulos que le permitan a la persona reaccionar de manera oportuna, todo esto con la idea de mantener activa la parte cerebral afectada y así ir acelerando la recuperación.

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