TRABAJO FINAL – HISTORIA DE VIDA ¿VALE LA PENA BUSCAR EL AMOR?
Enviado por Aldemar Bernal • 30 de Mayo de 2018 • Documentos de Investigación • 1.420 Palabras (6 Páginas) • 131 Visitas
TRABAJO FINAL – HISTORIA DE VIDA
¿VALE LA PENA BUSCAR EL AMOR?
DIANA MARCELA HERRERA
Cód.: 924110
Presentado a: Dra. Ana Lucía
FUNDACIÓN KONRAD LORENZ
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
LECTO - ESCRITURA
1er SEMESTRE
2003
¿VALE LA PENA BUSCAR EL AMOR?
Marcolina era una niña muy tímida en casa; su timidez se debía a que vivía desde los dos años de edad con su abuela paterna, la señora Elvira, su tía soltera Omaira y algunos tíos más que con el tiempo uno a uno se casaron y se fueron alejando de la casa, su papá trabajaba fuera de Bogotá y su mamá vivía en un barrio al sur de la ciudad junto con su hermana y su hermano mayor.
El motivo por el cual Mrcolina vivía con su abuela y su familia paterna era por que su mamá era una persona muy “desjuiciada”, le gustaba tomar, ir a fiestas, llevaba una vida muy perniciosa y su abuela paterna al ver esto le dijo a su papá que le dejara la niña en la casa, que ella la iba a cuidar muy bien, no se sabe por que la escogieron a ella y por que no se llevaron también a sus dos hermanos.
Su niñez la paso estudiando en un colegio de monjas tuvo muchos problemas para ser aceptada por sus compañeras, aunque ella era una niña que trataba de ser sociable, en su colegio nunca fue aceptada; esto hizo que ella creciera con una depresión muy acentuada y una baja autoestima muy marcada.
En su casa las cosas no eran mejores, su abuela y su tía hablaban mal de su mamá y constantemente le sacaban cosas en cara; siempre la hicieron sentir como una recogida. Aunque ellas le dieron de todo lo material y muchas comodidades NUNCA expresaron amor, nunca se dieron cuenta de la necesidad de amor, afecto, ternura que ella quería y anhelaba tanto.
Así fueron pasando los años y Marcolina fue creciendo.
La abuela quiso vender la casa donde vivían por que era una casa bastante grande y solo vivían las tres. En ese tiempo Marcolina tenía once años y cursaba quinto de primaria.
Así lo hicieron, vendieron la casa y compraron un apartamento en un séptimo piso en un barrio muy residencial.
Marcolina iba obligada todos los sábados donde su mamá, digo que iba obligada por que a ella no le gustaba, ella no sentía ningún tipo de cariño o de amor hacia su mamá y sus hermanos, se podría decir que quería más a su abuela como una mamá para ella y a su tía Omaira, y claro también y claro también a su papá que era la figura que ella más admiraba y a la que casi no veía, por que como él trabajaba fuera de Bogotá venía solo los fines de semana para recogerla en la casa de su abuela y llevarla donde su mamá.
Un día su mamá le mostró un Registro Civil que decía que Marcolina tenía otro apellido, “no era hija de su papá” el único que ella había tenido hasta el momento. Esto fue un golpe devastador para ella y en ese instante comprendió por que siempre había sido tratada de esa manera en su casa.
Después que Marcolina se enteró de esa terrible verdad su vida cambió, se volvió una persona muy rebelde. El hombre al que ella había admirado tanto cayo del pedestal donde ella lo tenía, a los once años y sabiendo su verdad y sin podérsela contar a nadie ni tampoco borrarla de su mente decidió confrontar a su familia y les mostró el Registro Civil y les dijo que su mamá ya le había contado todo.
Su familia quedó totalmente desconcertada pero nunca lo negaron, aunque Marcolina siempre guardaba la esperanza de que algún día lo negaran; por que en le fondo, su corazón y su alma estaban tan adoloridos con esta noticia que ella quería que fuera mentira para no sentir el terrible dolor que le destrozaba el pecho.
La vida con su “familia” siguió igual, nunca se toco el tema.
Pasados algunos meses; una noche Marcolina escucho que su abuelita y que su tía estaban hablando en el cuarto de una de ellas; cosas muy feas y terribles de su mamá. Marcolina entro en un ataque de ira enceguecida y su mente en ese momento se puso en blanco sin pensar en lo que hacía entro en el baño que estaba al lado del cuarto donde estaban su tía y su abuela, cerro la puerta, le puso botón de seguridad y mecánicamente, como si todo lo estuviera preparando y ella supiera el lugar; en cuestión de minutos abrió el gabinete que estaba situado al lado derecho del espejo y sin siquiera pensar en lo que hacía, sacó una cuchilla de afeitar marca Minora, la abrió, la saco, y se corto la vena de la mano izquierda de un solo corte, fuerte, profundo, doloroso.
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