Tenemos que hablar de kevin.

“Tenemos que hablar de Kevin”

En el presente trabajo, se pretende abordar dos temáticas a elección de entre las que se presentan en la película “tenemos que hablar de Kevin”, las cuales serán consideradas relevantes y se trabajaran en base a planteamientos teóricos de algunos autores, y su consecuente proceso de reflexión y síntesis.

Uno de los conceptos que se trabajarán será el del proceso de metabolización de las funciones alfa por parte de la madre en la crianza y desarrollo del niño, esto en base a los conceptos de Wilfred Bion (1963), en cuanto a las funciones alfa, los elementos beta, y darle significación a los pensamientos del recién nacido, y como éstos son influidos por la falta de contención de la madre, y aparentemente llevan al desarrollo disfuncional que Kevin presenta en la película.

Por otro lado, también se abordará el tema de qué lugar ocupa Kevin dentro del deseo de los padres, en su contexto familiar, esto trabajado con apoyo de las teorías de Ricardo Rodulfo (1988).

Desde el comienzo del film se puede observar una madre un tanto desesperada por el llanto del bebe, poca empatía y capacidad para de alguna u otra forma interpretar el llanto del niño. Si lo planteamos desde Bion (1963), podemos denotar el déficit en la función de reverie de la madre y su disfuncionalidad en cuanto a actuar como un buen continente /contenido para el niño.

Para entender  la concepción clásica que se tiene de Reverie se acudirá a los aportes de Bion, el cual lo define como un estado de ensoñación de la madre que se realizará en el interjuego de proyecciones e introyecciones entre  la madre y él bebe, en donde éste depositará angustias y miedos y  esta  devolverá el material en elementos alfa figurables (Bion, 1963).

El niño, como lo muestra la película, lloraba constantemente y la madre hacía caso omiso a todo tipo de llanto, dejándolo a la deriva por sí solo , esto se pudo evidenciar cuando la madre fue a pasear con él bebe en su coche, y esté lloraba sin contención alguna , por lo que la madre se quedó literalmente parada con el coche junto  una construcción para así no escuchar lo que él bebe de alguna forma necesitaba expresar y la madre no estaba interpretando; por lo que evidentemente el niño comenzó a tener una nula capacidad de tramitar y pensar sus propios pensamientos.

Se observa después en el desarrollo del niño con el pasar de algunos años que éste no cambio su manera de actuar y expresarse en relación a su madre siguiendo una dinámica ambivalente de cariño y odio hacia ella, en donde da la impresión que el niño desea hacerle la vida imposible a su madre, por otro lado el niño presento un déficit en la capacidad de reflexionar y mentalizar sus pensamientos y los del otro, lo que dio paso a la formación de elementos beta.

[…]Si la función-alfa es perturbada, y por lo tanto resulta inoperante, las impresiones sensoriales que el paciente capta y las emociones que a la vez está experimentando parecen inmodificadas. Los llamaré elementos-beta. En contraste con los elementos-alfa, los elementos-beta no son sentidos como si se tratara de fenómenos, sino como las cosas en sí mismas. […] (Bion, 1963, p.25).

        A partir de lo expuesto en cuanto a la función alfa y los elementos beta que no fueron metabolizados por la madre se puede hipotetizar que estas variables pudieron haber dado paso a un niño con estructura psicótica o autista o formación esquizoide de la personalidad; el primero  según Bion (1963) puede producirse si la madre falla en sintonía, no metaboliza la experiencia emocional y lo devuelve en forma de elementos beta , por otro lado un  bebe autista o esquizoide si la madre falla en contener la experiencia emocional de su bebe y el contenido proyectado queda perdido en el aire.

        Desde la teoría de Rodulfo, se invita a darle una mirada a Kevin en cuanto qué significa él dentro de la familia. Según palabras de Rodulfo (1989) “para entender a un chico o a un adolescente (de hecho, incluso a un adulto), tenemos que retroceder a donde él no estaba aún”.

        Eva, la madre de Kevin, presentó un embarazo no planeado con Franklin, y a pesar de tener planes para su futuro, decidió de igual manera –junto con el apoyo de su pareja- tener al hijo.

        Pero en este punto, la frustración de alejar por lo menos el cumplimiento de sus planes un tiempo por formar una familia, puede presentar de manera inconsciente el deseo de no haber tenido a Kevin desde un comienzo. Esto se puede apreciar de gran manera en el momento post parto, donde Eva se mantiene enajenada de su hijo recién nacido. Claramente Franklin tenía un mayor deseo y entusiasmo por tener a su hijo.

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