Antígona

La obra, finaliza con la muerte de Antígona por haber incumplido las leyes escritas por el hombre (aunque esta muerte fue asumida por la misma desde un principio) y con el destrozo de la vida de Creonte (por haber dado más importancia a las leyes impuestas por él que a las decretadas por los dioses) al morir su familia.

A lo largo de la obra, Sófocles no deja clara su postura acerca del conflicto entre Antígona y Creonte, pero existen pequeños detalles que pueden ayudarnos a averiguarlo: por una parte, al tener la obra el nombre de Antígona, pudo significar que Sófocles sentía favoritismo hacia este personaje y, por lo tanto, sentirse más identificado con él. Por otra parte, que el autor haya acabado con la vida de Antígona y no con la de Creonte, pudo significar que se sentía identificado con el rey. Sin embargo, Antígona no se arrepintió de haberse saltado las leyes humanas para acatar las divinas, al contrario que Creonte, que se arrepintió de haber calificado sus leyes como las primordiales a acatar. Esto puede ser otro indicio del pensamiento de Sófocles, ya que si se interpretase de esta forma, él estaría convencido de que las leyes divinas son las que hay que obedecer, por encima de cualquier cosa, y que el incumplimiento de las mismas solo lleva a la desgracia y al arrepentimiento

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