“Quien actúa sobre los hombres para, adoctrinarlos, adaptarlos cada vez más a la realidad que debe permanecer intocada, son los opresores”.
Enviado por Loredall • 16 de Marzo de 2017 • Ensayo • 1.591 Palabras (7 Páginas) • 263 Visitas
“Quien actúa sobre los hombres para, adoctrinarlos, adaptarlos cada vez más a la realidad que debe permanecer intocada, son los opresores”.
Paulo Freire
La moral y la ética prácticamente significan lo mismo: carácter o costumbres de acuerdo a los respectivos orígenes griegos: ethos y latinos: mos. Para Adela Cortina, moral, se refiere más bien a la forja del carácter en la vida cotidiana, mientras que la ética, a la reflexión sobre la forja del carácter, es decir, de la moral.
El tema de la educación en cuanto a la moral, la ética y la cívica resultan ser actualmente un problema de la sociedad, pues principalmente son los alumnos adolescentes quienes ya no aplican los valores, no saben cuál es la importancia de éstos ante su entorno, no acatan reglas y normas, suelen decir, incluso a amenazar a sus padres con acusarlos con la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos) pero ni siquiera tienen la menor idea de cuál es su función de esta organización, además de no poseer el conocimiento, de que, así como todo ser humano tiene derechos, obviamente adquiere obligaciones, simplemente por el hecho de vivir en sociedad.
La elaboración de este ensayo consiste en dar fundamento de la implementación de lo que es moral, ética y cívica, es decir, tener por lo menos la noción de cómo se fue implementando o como es que surgieron estos tres aspectos en la educación, cuál es su sentido formativo y cuáles son los principales conceptos que engloba, pues actualmente todo esto lo conocemos a base de la asignatura llamada Formación Cívica y Ética.
Pablo Latapí Sarre fue doctor en filosofía y pionero de la investigación educativa en México quien en base a la lectura “La laicidad escolar y la formación moral en México” es quien nos narra en cómo ha sido la historia de la moral.
Por los años de 1833, las leyes de Gómez Farías establecían en la enseñanza primaria una clase de catecismo religioso y otra de catecismo político. (Latapí, 1999). Anteriormente la enseñanza estaba dominada por el clero, la Iglesia tenía bajo su dominio el control de la educación en la sociedad, pero con la promulgación de la laicidad escolar en 1874 se introdujo en el currículum la asignatura de Moral, primeramente en las escuelas primarias se incluía tanto la Moral como la Instrucción Cívica.
Justo Sierra afirmaba que el laicismo escolar significaba neutralidad en materia religiosa: “la neutralidad entraña que no se enseñe ni se ataque religión alguna” (Sierra, 1978) y se mostraba respetuoso del sentimiento religioso de la población.
La inclusión de la moral fue como una sustitución de la enseñanza religiosa, pues el Estado recalcó que la religión se basaba más a un adoctrinamiento, es decir, en que los seres humanos no debieran refutar, solo debiera n obedecer, aceptar y repetir los mismos patrones de conducta como los conocimientos que se daban en ésta, encaminados para un bienestar social, sin embargo, la moral, tenía una cierta asemejación con respecto con la religión pues se decía que gracias a esta se formarían hombres responsables, útiles a la sociedad pero haciendo de ellos, personas que realmente tuvieran un pensamiento crítico, una formación de la conciencia personal y sobre todo, combatir los antivalores.
Al pasar de los años, se fueron reformando nuevas leyes en cuanto al laicismo y la integración de la moral en la educación en primaria como en secundaria. A partir de la Revolución, la asignatura de Moral perdió presencia en el curriculum; en el plan de estudios de primaria de 1957 apareció por última vez como “Educación Cívica y ética” (Meneses, 1988a, p.407); pero la necesidad de autoafirmación llevo al Estado a acentuar en cambio el civismo y, dentro de él, atender algunos aspectos de la formación moral.
Como hemos visto, anteriormente no se le conocía a la asignatura con el nombre de formación cívica y ética, sino como Civismo para los años 1992 y 1993, y los contenidos que se retomaban en esa época eran: el conocimiento de las leyes e instituciones del país, la formación de los hábitos que requiere el funcionamiento de la sociedad, y la promoción del sentido de identidad nacional, en pocas palabras, cultura política, socialización y nacionalismo; todo esto convergen a lo que es la formación del ciudadano y a lo que se refiere el civismo para objeto principal de la educación primaria. Se sugería que se promovieran valores, actitudes y sentimientos que socialicen al educando en cuanto futuro ciudadano; la formación para la democracia como forma de vida y se destinaba una hora a la semana de tercero a sexto grados de primaria.
Antes que se introdujera el plan de 1999 de la asignatura Formación Cívica y Ética en secundaria, la asignatura de Civismo ya estaba presente en ésta con tres horas a la semana en primero y segundo grados, y Orientación Educativa para tercer grado con tres horas a la semana. Entonces, el enfoque de la Asignatura de Civismo consistía en “promover la socialización del niño y del joven, para lo cual hay que impulsar el desarrollo de su capacidad para configurar las bases conceptuales, emotivas y de comportamiento con las que enfrentará el hecho de ser interdependiente, aunque desde luego con creencias y características propias” (SEP, 1992, p.17)
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