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Celebración cristiana


Enviado por   •  9 de Abril de 2020  •  Resumen  •  8.258 Palabras (34 Páginas)  •  166 Visitas

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1. Celebración cristiana

1.1. Liturgia

1. La liturgia es un obsequio que la criatura espiritual hace a Dios. Este regalo consiste en el ofrecimiento que un ser espiritual hace de sí mismo a Dios, puesto que se ha conformado a su Voluntad mediante su obediencia.

Tal regalo tiene dos fines: el primero, es agradecer a Dios sus dones; el segundo, es pedirle más. Como Dios con su “gracia” ha llamado a la creatura espiritual a ser su amiga, ella le debe una obediencia animada por un amor de amistad. Por lo que los fines de una liturgia divinizada son: corresponder al don que le hizo Dios de sí y disponerse aún más a su recepción.

2. La liturgia humana interrumpida por el pecado de los orígenes ha sido restaurada por Jesucristo. En la humanidad asumida por el Hijo, se realiza una obediencia por amor de amistad más perfecta que la rota con nuestros primeros padres. Aunque, por ser humana, tuvo que ir en aumento a lo largo de su itinerario vital y alcanzar su cenit en el momento mismo en el que renunció a su vida por obedecer amorosamente al Padre. Con esa amorosa obediencia nos ganó del Padre el perdón de todos nuestros pecados y nos devolvió su gracia, la amistad con Dios. Por lo que estamos en condiciones de participar nosotros de su liturgia.

3. La liturgia celestial es aquella que realizan los que han consumado su obediencia amorosa, de tal manera que no pueden dejarla de realizar, ni disminuirla ni aumentarla. Pues, le ofrecen a Dios un espíritu acabado por una obediencia plena de amor. Entre ellos, se cuentan los ángeles, los santos de la Antigua y de la Nueva Alianza, y en particular la Madre de Dios, los Apóstoles y los mártires. El libro del Apocalipsis se refiere a quienes realizan esta liturgia como “una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas”.

4. La liturgia terrenal es la que realizan los hombres que todavía se hayan de camino a su realidad definitiva. Estos también hacen ofrenda de sus espíritus, en lo que tienen de agradables a Dios, pero lo hacen de una realidad todavía mudable e inacabada. Otra característica propia de esta liturgia es que se realiza expresándola a través de signos sensibles: gestos y palabras. Estos valen ante Dios lo que vale el culto espiritual de quien se sirve de ellos. Sería inhumano no transformar en signos somáticos la realidad espiritual que hay en nuestro interior. Esta “somatización” vincula el signo sensible al culto espiritual, pero no los identifica. Por ello, un signo puede cambiar de significado al ser ofrecido en distintos momentos de la vida de un mismo oferente. Por lo mismo, las comunidades pueden establecer un culto público, con unidad de los signos sensibles para expresar el culto de muchos, aunque tales signos signifiquen de manera distinta lo que hay en cada uno: para los que se inician en el culto espiritual serán más una invitación al mismo, en cambio, para los avanzados en él serán más bien el vehículo para expresarlo. Existe, también, la posibilidad de que se desvinculen completamente de sus significados, por ausencia del culto espiritual, convirtiéndose en celebración vacía.

5. La liturgia cristiana es obra de Cristo por nosotros. Éste, además de salvarnos a través de su culto espiritual, se sirvió de signos sensibles de nuestro culto espiritual para hacerlos signos del suyo. En concreto, tomó algunos signos de la liturgia israelita. Él se bautizó con el bautismo de Juan. Se ofreció en sacrificio con el banquete pascual de Moisés. Así, les cambió de significado, pues a partir de entonces, significaron su propio culto espiritual, además de poder expresar el nuestro. De esta manera, nos permitió servirnos de ellos para expresar nuestro propio culto en unión al suyo, sumándonos así a su oblación redentora y, principalmente, beneficiándonos de sus frutos. Estos signos pueden estar vaciados del significado que nos corresponde darles nosotros, pero nunca lo estarán del significado que les dio Cristo. Por ello, son signos siempre eficaces. Aunque, para que nos aprovechen, debemos hacerlos también nuestros. Estos signos son los que llamamos sacramentos, en torno a los cuales gira el resto de la liturgia de la Iglesia. Como podemos ver, esta liturgia es la única liturgia terrenal instituida por el mismo Dios, para que sea eficaz y entonces nos disponga a recibir siempre su gracia. Pues, a través de estos signos unimos nuestro culto al de Cristo haciéndolo agradable a Dios.

6. Algunos signos de la liturgia cristiana son elementos del mundo natural (luz, agua, fuego) o artificiales (pan, vino, aceite); otros, son acciones de la vida social (lavar, ungir, partir el pan); otros provienen de la historia del pueblo de Israel (ritos pascuales, sacrificios, imposición de manos, consagraciones). Todos estos conforman el “gesto” asumido por Cristo y entregado a la Iglesia. En esta liturgia, los gestos adquieren su significado completo y preciso con las palabras que los acompañan. En efecto, aunque las acciones simbólicas son ya por sí mismas un lenguaje, es preciso que las palabras del rito acompañen y vivifiquen estas acciones; ellas determinan su significado. Con ellas, el lenguaje litúrgico se hace así plenamente humano.

7. Estos gestos y palabras no están ligados a unos lugares y tiempos exclusivos donde realizarse. Pues el cuerpo de Cristo -y por participación el de sus fieles- es el templo donde habita la divinidad. Mas, la Iglesia, por su condición terrenal, tiene necesidad de lugares adecuados donde la comunidad pueda reunirse para celebrar la liturgia a través de sus signos. También, esta liturgia puede y debe celebrarse en todo tiempo. Aunque su centro lo tiene en la Eucaristía de la Pascua anual, que es la fiesta de las fiestas, por ser el día en el que el Cordero inmolado se puso de pie –resucitado- para siempre sobre el altar de la Jerusalén celestial, y en cada domingo, cuya Eucaristía extiende esta fiesta a lo largo del año. También todos los demás días debe celebrarse la Eucaristía, haciendo presente en ellos el misterio pascual, y la Liturgia de las Horas, que tiene por finalidad extender este culto a lo largo del día.

8. La liturgia cristiana se celebra según diversas tradiciones porque su riqueza es tan insondable que ninguna particular manifestación sensible puede agotarla. Esto le permite y reclama asumir la riqueza cultural de los diferentes pueblos conformando, así, distintas tradiciones litúrgicas cristianas. Aunque existen en ellas elementos inmutables, por ser de institución divina, que la Iglesia custodia fielmente, sobre todo en la liturgia de los sacramentos.

1.2. Sacramentos y sacramentales

1. Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia. Signos, son realidades que representan a otras, para los hombres. Sensibles, porque pueden ser percibidos por estos con los sentidos. Eficaces, porque realizan lo que para ellos significan. Gracia, es la gracia que nos hace ser amigos de Dios, junto a otras gracias distintas en cada sacramento. Nos hacen poseer la gracia divina como solo en el Reino inaugurado por Jesucristo puede hacerse. A cada conjunto de estas gracias, le llamamos gracia sacramental. Hay una incluida en ellas que recibe el nombre de carácter sacramental. Es un sello indeleble impreso en el alma, conferido por los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden, que al ser así, hace que no puedan repetirse. En su virtud la persona queda consagrada a la liturgia cristiana, de modo diverso en cada uno de los tres: los bautizados para ofrecerse a través de ella como sacrificio espiritual; y los ordenados para celebrarla según el grado del Orden recibido al servicio de los miembros de la Iglesia. Instituidos por Cristo, durante su tránsito por el mundo; es la razón de la inmutabilidad de sus elementos sensibles y también de su eficacia, pues solo Dios puede dar a su celebración el poder de causar de esa manera lo sobrenatural. Y, confiados a la Iglesia, pues son de la Iglesia, en cuanto acciones realizadas por ella y para ella.

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