Distintivos de una esposa cristiana

LECCIÓN #13: DISTINTIVOS DE UNA ESPOSA CRISTIANA    

L.B: PROVERBIOS 31:10-31         TEXTO: PROV. 31:29

Ya que en la lección anterior se ha dirigido a los esposos sobre su papel en el matrimonio, ahora es momento de dirigirnos a las esposas para que cada quien ejerza los deberes que le corresponden.

Reconociendo que es Dios el autor del matrimonio y por lo tanto solo él conoce todo lo referente a su buen funcionamiento y él les ha asignado a cada uno ciertos deberes, ignorarlos o descartarlos es poner en riesgo la institución matrimonial.

1.- DEBE SUJETARSE, RESPETAR Y TRATAR AMABLEMENTE A SU ESPOSO (EFESIOS 5:22, 33; 1 PEDRO 3:2, PROVERBIOS 31:26)

Para tener armonía y paz en la familia, Dios ha mandado que la esposa haga dos cosas: sujetarse a su marido y respetarlo. El apóstol pablo aconseja: “las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al señor” (efesios 5:22). Esto no significa que la mujer es inferior al hombre, sino que todos son uno en privilegios y oportunidades espirituales  frente a Dios. 

Sin embargo, reconoce una diferencia en cuanto se refiere a las funciones y a la responsabilidad. Dios nombró al varón como cabeza de la familia. A la mujer le toca someterse a su esposo, porque así se sujeta a Dios. La sujeción de la esposa no debe ser motivada por obligación y temor, sino por su propia voluntad, amor y sobre todo por obediencia a Dios.

La mujer debe respetar a su marido (efesios 5:33). La palabra “respetar” quiere decir reconocer el valor y la autoridad del esposo. Alguien ha dicho que el respeto se gana y con esto algunas esposas podrían excusarse y decir: “yo no respeto a mi esposo porque no se lo merece”. Pero en la mujer cristiana, el respeto es un mandato que debe llevarse a cabo todos los días. El respeto no es dirigirse a él con palabras ofensivas, por ejemplo: “eres un bueno para nada” “mi mamá tenía razón, mejor debí casarme con fulanito” “el esposo de aquella persona es mejor que tu” ”eres un inútil” etc.; sino que hay que tratarlos amablemente no con palabras ofensivas. La amabilidad de la esposa siempre será como bálsamo al corazón del esposo. Pero ¿cómo puede la esposa mostrar amabilidad? Esto puede ser en su forma de hablar (Proverbios 15:1,16:24), en su manera de atender su esposo, en su manera de pedir las cosas. Una buena esposa exalta y promueve el honor de su marido. No lo destruye. No le quita el honor, sino le da honor. No lo critica en público, y aun en casa usará discreción en criticarlo en forma constructiva para ayudarle a corregirse. La mujer debe animar y no avergonzar a su marido. La esposa sí puede corregir a su marido, pero debe usar palabras decorosas, siempre dando mucha evidencia de su amor y paciencia. Muchos hombres han sido destruidos por la lengua y la indiscreción de sus esposas (Proverbios 12:4; 13:3; 15:4; 21:9, 19; 27: 15).

Dios nos pone como ejemplo a Sara, una mujer sabia y virtuosa, quien se dirigía a Abraham llamándole señor con amabilidad y respeto (génesis 18:12) Pero cabe mencionar que Sara no iba haciendo grandes proclamaciones de sumisión a Abraham llamándolo así en público, más bien lo reconocía en su interior reconociéndolo como cabeza y autoridad de su hogar, y este reconocimiento se veía reflejado en sus acciones.

En resumen: La esposa cristiana se debe sujetar y respetar a su esposo en su interior y lo ha de demostrar con palabras y  acciones, debe ser amable con él, porque una esposa amable es una bendición obedeciendo así a lo establecido por nuestro Señor Jesucristo en las sagradas escrituras.

2.- DEBE CUIDAR DE SU CASA

Aunque muchas personas ponen en tela de juicio el concepto cristiano del matrimonio y el papel de la mujer en el hogar. Dicen que es anticuado, y abogan por los derechos femeninos. Ahora el hombre se queda en casa haciendo las labores de la mujer, y la mujer sale de casa para hacer la labor del hombre. Todo esto es porque ahora todo da igual, lo importante es el “YO”, el vivir, el divertirse, etc. Ahora las esposas no quieren asumir sus tareas en el hogar, y solo quieren salir con las amigas, hacer vida social, buscar trabajo para superarse o ayudar en el hogar, pero debe ser siempre y cuando haya un mutuo acuerdo entre los dos, consentimiento por parte del esposo, ya que muchas veces el esposo no está de acuerdo con que la esposa trabaje y esta aun así decide hacerlo. Sin embargo, tal actitud ha producido una cosecha de infelicidad y de problemas matrimoniales por descuido de los quehaceres de la esposa en el hogar, o al querer despojar al esposo de su autoridad, hay un aumento notable de  rebeldía juvenil por el descuido de los hijos, incluso hay un alto índice de divorcios. Es caso distinto para la mujer que es viuda o sola y forzosamente tiene que dejar a sus hijos con otros para trabajar y buscar sustento para ella o su familia.  No decimos que este mal que como mujeres queramos distraernos un rato,  pero el deseo de cuidar de nuestra familia debe ser mayor y debemos esforzarnos por cumplirlo.  Es el plan de dios que el hombre sea la cabeza de la familia. Si no acepta su responsabilidad y permite que su mujer domine, pronto sus hijos lo sabrán y no lo respetaran, y aun su esposa no lo respetará tampoco, llevando a la ruina total su matrimonio y familia. 

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