El movimiento de renovación intrajudío de Jesús
Enviado por Daniela O. López • 19 de Abril de 2022 • Síntesis • 1.118 Palabras (5 Páginas) • 177 Visitas
El movimiento de renovación intrajudío de Jesús
La figura de Jesús y su movimiento debe entenderse en su contexto histórico y geográfico, la situación social y geográfica de Palestina había entrado en un proceso de integración al Imperio Romano, sin embargo, esto no se traduciría a algo positivo, puesto que, su “integración” trajo consigo una serie de transformaciones en los distintos estratos de la sociedad judía. Su economía que estaba basada en la reciprocidad pasó a una concentración de bienes por el poder central, se pagaban fuertes tributos al templo lo que desembocó en aumento considerable de la pobreza en el campesinado judío.
A lo largo de todo el Mediterráneo se desarrolló un fuerte proceso de urbanización, no obstante, en las ciudades se concentraban las elites pro-romanas, las cuales se mantenían al margen de los sectores rurales.
Estas situaciones fueron el ambiente idóneo para el surgimiento de movimientos de protesta distanciados de las ideologías y de las instituciones existentes en ese momento, cabe señalar que se distinguen dos tipos: movimientos mesiánicos los cuales pretendían hacerse con el poder legitimándose con las tradiciones de la realeza de Israel, pero estos intentos fueron sofocados por las autoridades romanas. Los movimientos proféticos se caracterizan por tener como objetivo un cambio radical en la situación del pueblo mediante una intervención divina, sus lideres no buscaban el poder. No obstante, este tipo de movimientos a ojos de las autoridades romanas significaban peligro, por lo que en su mayoría fueron sofocados de manera violenta. Es aquí donde el movimiento de Jesús encaja.
Jesús es un líder carismático, el cual anuncia la manifestación del Reino de Dios, que prevalecerá por encima del impero Romano, siendo este un llamado una transformación en todos los ámbitos, puesto que, abre un panorama alentador para los sectores marginados, a estos Dios acogerá y perdonará. Jesús actúa, es un sanador popular y libera de los espíritus impuros, y estas acciones son expresiones del Reino de Dios, que se abre paso en la historia humana.[1]
Los seguidores de Jesús se caracterizaban por observar en él, un líder carismático, lejos de pertenecer a un linaje sacerdotal, percibían, una experiencia y una relación estrecha con Dios que le permitía hablar de él de una forma muy peculiar. Jesús muestra una relación de obediencia, fidelidad, confianza y amor, habla de un Reino de Dios, pero nunca llama rey a Dios, se dirige a él como padre o Abba. Al mismo tiempo Jesús mostraba una honda relación con Dios, permitiendo que sus discípulos fueran testigos experiencias que jamás hayan vivido o visto antes.
A pesar de que Jesús, siempre fue fiel a las tradiciones judías, logra reinterpretar varios elementos de estas, partiendo de su experiencia, sustituye el paradigma de la santidad por el de la misericordia, es decir, para acercarnos a Dios debemos acercarnos a lo más necesitado y estigmatizado, a lo impuro, debemos tener misericordia del prójimo marginado y necesitado. Esto significaba, ir en contra de las normas tradicionales judías, en las cuales se optaba por percibir o relacionar lo estrictamente puro con lo sagrado, como si ello nos acercara al propio Dios.
Como se ha mencionado antes, la experiencia de Jesús le permite percatar las diferentes carencias de la sociedad judía, enfoca su atención a los sectores marginados, pobres y enfermos anunciándoles el Reino de Dios y que este se esta haciendo presente invitando a todos los anteriores a acogerlo, invita a la solidaridad con el necesitado, a amar al prójimo y a los enemigos puesto que este es el más desinteresado, y el que más nos identifica y acerca a Dios.
Jesús, con sus palabras y con su misma vida, invita a asumir la situación de marginalidad en que se encuentran él y sus oyentes como un lugar social desde el que se ve la realidad de manera diferente a la hegemónica.[2]
...