Es razonable creer hoy que Dios es creador de todo

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“Tú creaste todas las cosas; y por tu voluntad existen y fueron creadas”                                                     (Ap 4, 11).

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En el Credo proclamamos: “Creo en un solo Dios, Padre Todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible”.

El libro del Génesis afirma que Dios creó todo lo existente, que Él creo el Universo en siete días (este es un número simbólico). Y por otra parte, la ciencia nos dice que el Universo se ha creado a partir del famoso “Big Bang” (o “gran explosión”), en el que también se habla de un periodo de siete etapas (que consisten en miles de millones de años para que se formara la tierra).

¿A quién creerle? ¿Quién tiene la razón? Ni la teoría del “Big Bang”, ni la teoría de la evolución de la naturaleza están en contradicción con la fe en la Creación realizada por Dios. ¿Por qué? Porque con el relato de la Creación del mundo (que aparece en el libro del Génesis), los autores de la Biblia no quisieron escribir una explicación científica del origen del Universo. No pretendían explicar “cómo” creó Dios el mundo, lo que querían era afirmar que Dios lo creó, y lo creo de la nada. Que Él está en el origen de todo. El “Big Bang”, si realmente lo hubo, expresa magníficamente el punto de partida del tiempo creado. “Antes de todo tiempo, cuando aún no existía nada, ni la oscuridad, ni el tiempo, ya existía alguien: Dios. Y dijo Dios: “Que exista…” Por eso, Dios es Creador de todo cuanto existe. Y desde hace millones de años y hasta el presente va evolucionando el Universo que Dios sostiene en sus manos”. A la ciencia (con la inteligencia que Dios mismo nos ha dado), le toca investigar el cómo fue. Por lo tanto, la fe está abierta a los descubrimientos y teorías de las ciencias naturales.

“Todo lo creado existe porque Dios quiere y porque también quiere que se mantenga en la vida: tiempo y espacio, cielo y tierra, el Universo y las estrellas, los ángeles, los seres humanos y los animales…”. Cada segundo, Dios cuida de que el mundo no acabe en la nada. Por lo tanto, el mundo no es producto de la casualidad. Es Dios, la causa del mundo. Por Él existe todo: “Tu creaste todas las cosas; y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Ap 4, 11).

Grandes científicos han expresado, después de grandes estudios e investigaciones, maravillados por la grandeza de la naturaleza, afirmaciones como:

Albert Einstein (1879-1955), fundador de la física contemporánea, premio Nobel en 1921: “Todo aquel que está seriamente comprometido con el cultivo de la ciencia, llega a convencerse  de que todas las leyes del Universo está manifiesto un espíritu infinitamente superior al hombre, y ante el cual, nosotros, con nuestros poderes, debemos sentirnos humildes”.

Wernher von Braun (1912-1977), ingeniero aeroespacial: “Por encima de todo está la gloria de Dios, que creó el gran Universo, que el hombre y la ciencia van averiguando e investigando día tras día, en profunda adoración”.

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