Jesucristo Comparación
Enviado por Isaac Wladimir • 28 de Marzo de 2016 • Ensayo • 1.056 Palabras (5 Páginas) • 239 Visitas
Cuando sostenemos realidades distintas de una mismo personaje y logramos compararlas con autenticidad, permitimos que en base a esta dialéctica nazcan enriquecedoras ideas que en primera instancia lograrán mostrarnos un panorama amplio y concreto, sin sesgos, sobre el personaje involucrado, y además permitirá entender y comprender las diferentes posturas e inclinarnos, dependiendo del resultado, por una u otra, llegando inclusive a optar por ambas.
Esta dialéctica aplicada a la persona de Jesús, no solo comprende dos posturas distantes, si no que involucra decenas de percepciones distintas, dependiendo de los diferentes puntos de vista religiosos e históricos; de ahí que el mismo Jesús judío sea observado de forma diferente por musulmanes, cristianos, mormones y testigos de Jehová en el panorama teológico y a su vez se genere discrepancias entre los estudiosos bíblicos, historiadores contemporáneos, historiados de aquella época y exegetas de todos los tiempos, sobre quién fue Jesús y qué papel desempeñaba y desempeña en la historia.
Pero muy probablemente la discrepancia más antigua sobre este personaje haya nacido del enfrentamiento del discurso sobre un Jesús histórico, nacido en la región de Galilea, hijo de un carpintero, observado como un profeta, con el discurso que lo propone como el hijo de una virgen, el mesías esperado por pueblo de Israel y en un término mucho más explícito, el hijo de Dios.
Dentro de este texto nos ocuparemos a comparar ambos discursos y propondremos finalmente un cierre justificado de lo que simboliza la imagen de Jesús de Nazaret. Por un lado obtendremos el análisis sobre aquel discurso espiritual desde la homilía dictada por el padre carmelita Jaime Alberto Palacio en la parroquia del Carmelo y nos introduciremos a la figura histórica de Jesús desde los textos bíblicos y otros documentos de autores como Pagola, Guzman, Papini y el santo padre emérito Benedicto XXI.
Por un lado el sermón del quinto domingo de adviento se mueve en torno a la cercanía de la semana santa y “al tiempo para un nuevo convenio que está al alcance de la mano”.
El padre Jaime Palacio dice: “Hoy nosotros vemos a algunos Griegos querer ver o dirigirse a Jesús que hasta ese momento había limitado su ministerio con los judíos en Israel. Su respuesta debe compararse a un grano de trigo, el artículo aparentemente insignificante fácilmente omitido hasta que este se caiga a la tierra y muera. En el morir, comienza a cultivar la extensión de raíces y empujar el tallo hasta la superficie y la producción de mucha fruta. Aquí en el evangelio de Juan, Jesús pronostica su muerte, que él debe morir, para que con su resurrección pueda dar frutos. Esa es su razón de haber nacido, esa es su razón de ser. Cristo sabía la muerte que el sufriría y que era inevitable, pero como el grano de trigo, las frutas y las flores sólo vendrían después de la muerte.
Aún, Cristo ha muerto y no ha podido ser resucitado en nuestros corazones y en nuestra sociedad. Su mensaje aún tiene que ser extendido a todos los confines de la tierra. En algunos sitios su mensaje es obscurecido porque lo hemos occidentalizado o lo hemos hecho demasiado cómodo a nuestro propio tiempo y lugar. Su mensaje era para abarcar todo, creer y seguir, adorar su nombre. ¿Simplemente, el esplendor de cristianismo hoy que nosotros vemos se debe conformar con el bienestar personal y olvidar al más necesitado, al que en verdad necesita? Él murió para ellos también. Su abrazo es de todo, su Espíritu sale a todo. Debemos estar abiertos y no preconcebir o poner fronteras lo que el Espíritu puede hacer. Recordemos que Cristo fue levantado encima no una vez simplemente sobre la cruz, también fue levantado en el triunfo de la resurrección.”
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