La Mística en el Cristianismo Occidental

La Mística en el Cristianismo Occidental.

La mística es lo transcendente, basada en Dios (cristianismo occidental), del movimiento religioso.

La filosofía solamente acompaña al misticismo, ya que este es personal, y la filosofía es algo secundario.

El término místico aparece en el S. III entre los cristianos, y hace referencia al culto, a la escritura, el conocimiento de las verdades de la fe y la  realidad. Es aplicado indiscriminadamente.

La experiencia religiosa tiene sus orígenes en los estados místicos de conciencia, que es purifícativa, iluminativa y unitivo.

La ascética puede existir sin la mística, pero la mística no puede existir sin la ascética, no son dos caminos paralelos e independientes, por uno o por otro, llegan al mismo término. Ambas son parte de la vida espiritual porque en ella está el sentido de la realidad de Dios.

El todo Dios es una revelación empírica, una experiencia.

En el año 180 es incorporada la palabra éxtasis al vocabulario cristiano por Tertuliano, que significo “fuera de la propia razón por gracia divina”, es decir un contacto con lo divino, y para los místicos medievales el éxtasis era definida como la mente y la mística helenística pagana suponía que el estado de éxtasis es logrado con el esfuerzo del alma.

Utilizaban algunas vías para experimentar fenómenos extáticos usando estimulantes como alcohol, la danza, el exceso o abstinencia sexual.

El carácter religioso en el pensamiento de occidente se profundiza a partir del S. I, el final de la filosofía antigua toma el nombre de alejandriano.

Oriente irrumpe con el misticismo ya que desconfía de la razón y dar validez al criterio de verdad y esclesiantismo, el pasaje de la razón a la fe del intelectualismo, el misticismo, de la filosofía a la teología.

El cristianismo da respuestas de la mística de salvación, de la vida eterna, surge la unión de mística oriental y racionalismo griego a finales del S. I

El cristianismo occidental se termina porque el pensamiento cristiano se concentra en la obra de San Agustín.

En la edad Moderna los jesuitas se dedicaban a difundir la no fe y también la ética.

La vida monástica sigue creciendo y se constituye en un elemento importante.

Se produjeron movimientos disidentes en todas las ciudades, pero la mística continua atrayendo a lo largo del tiempo.

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