Madre Eloína
Enviado por Maia Luna Bustos • 28 de Febrero de 2023 • Tarea • 1.042 Palabras (5 Páginas) • 134 Visitas
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Elmina, una casa donde el abandono se transforma en hogar
En este mes dominicano hicimos memoria de dos gestos de Domingo de Guzmán, [pic 5]
dos modos de orar, que nos ayudaron a reflexionar y vivir un estudio que nos
transforma desde la escucha, el silencio y la reflexión. Nos encontramos con
Domingo que nos desafiaba a reconocer nuestras cruces y dolores, nuestras
incertidumbres y preocupaciones (las nuestras y de las personas que amamos)
y “estudiar” caminos nuevos y alternativos para que se transformen en
experiencias de cuidado y vida.
Hoy nos sale al encuentro la madre Elmina, con su vida y entrega, y nos regala otra
manera de poder hacer este proceso de transformación en nuestra vida. Contamos
con el testimonio de una amiga de ella, Tomasita Alberti, que nos cuenta muchos
relatos de su vida. Hay uno que realmente nos puede desafiar en la reflexión que
vinimos haciendo. Leamos y escuchemos con el corazón las palabras de Tomasita:
¡Llegó el día de los Santos Inocentes! En la casa hirviente chocolate y las confituras hogareñas, difundían su perfume. El R.P. Boisdron celebró la Santa Misa en la capilla nuevamente arreglada, en donde se colocó una mesa llena de flores blancas y en ella la hermosa imagen de Jesús Nazareno en quien Elmina depositaba su amor, sus anhelos sus esperanzas. A las ocho de la mañana llegaron en un carro cuarenta niños de ambos sexos, algunos tan pequeñitos que hubo que buscarles nodrizas. ¡Había que verlos cuando llegaron! La señora y nosotras nos habíamos puesto en fila a la entrada, para ver a quien seguían los niños; pero todos corrieron abriendo sus bracitos hacia la señora, como si se dieran cuenta de lo que la señora había de ser para ellos. A todos se los llevó a la Capilla y ella postrada de rodillas como una verdadera madre a los pies del Divino Nazareno, le presentaba a cada uno de los niños, implorando su bendición, les hacía una señal de la cruz en la frente y los besaba, poniéndolos después a todos bajo la protección de la Virgen. En seguida se los bañó, se les cambió la ropa, y se quemó la que llevaron, sirviéndose en seguida su buen desayuno.
Sus gestos, su delicadeza y compromiso con cada uno de los niños que [pic 6]
llegaban a su casa llevaron a que cada uno de ellos experimentase esa
transformación que veníamos reflexionando y estudiando anteriormente.
Pensemos. Esos niños llegaban sin nada, seguramente angustiados,
tristes, abandonados, sin poder hablar (porque todavía no habían
aprendido o el haber contemplado la muerte de sus padres los había
dejado sin habla) … llegaban sucios, con hambre, enfermos, sin nadie. Y
Elmina los recibe con sus brazos abiertos, con mucho cariño… ¡como una
verdadera Madre! Y Hace un gesto muy significativo, como lo había hecho
Domingo hacía 700 años antes, los ofrece a Jesús que lleva la cruz, como si
esa misma cruz asumiera el dolor y la muerte de cada uno de ellos.
Todos esos gestos de Elmina y sus amigas que hoy recordamos, les permitieron a esos niños poder transformar sus vidas, toda esa orfandad y soledad que vivían, en una experiencia de hogar…”mi cada será la de ellos…con mi vida toda”.
Nos decía la Hna. Haydee en su libro: “Su cuerpo se transforma en espacio de acogida. La casa de Elmina fue ese lugar de acogida, transformó su propia casa en casa para otros, especialmente para aquellos que quedaron en la orfandad ocasionada por la enfermedad y la indiferencia de la sociedad”.
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