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“Mi vida es el mayor regalo que Dios me ha dado y por mi vida Jesús se nos da como el mayor tesoro”


Enviado por   •  25 de Junio de 2017  •  Ensayo  •  2.513 Palabras (11 Páginas)  •  670 Visitas

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“Mi vida es el mayor regalo que Dios me ha dado y por mi vida Jesús se nos da como el mayor tesoro”

Cuando se me encomendó este tema, y durante toda la semana me comencé a preguntar ¿En qué puedo enfocar el tema? O ¿Cómo empezar?. Y quiero empezar desde el principio, desde Génesis 1, 26-28

Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.»

Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó.

Dios los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.»

En más de una ocasión, han experimentado la maravilla de la creación: un amanecer o atardecer asombroso, unas flores bellísimas, el firmamento en una noche estrellada…

Recuerda esas experiencias, sin prisa. Saboréalas una vez más (es decir: no sólo pensar en ellas, sino disfruta de ellas profundamente), situándote enteramente en la escena.

“Cada persona tiene derecho a pensar que el mundo ha sido creado para él”  (Talmud).

¿Crees que Dios habría creado el universo en el caso de que tú fueras el único ser humano? Si lo crees así, ¿cómo va a influir esto en tu vida?

Vámonos a la pregunta más simple, pero que para algunos puede ser la respuesta más complicada ¿Quién soy yo? ¿Quién me creó?, vámonos al Salmo 2, 7: “Tú eres hijo/a mío/a; hoy te he dado la vida”

Dios no sólo me creó una vez y me dio la vida antes sino que hoy sigue dándome vida.

Para Dios, con respecto a mí, cada día es nuevo: porque cada día me ama y me crea. Para mí, ¿cada día es algo nuevo? ¿Le doy gracias a Dios cada día por mi vida? ¿O sencillamente tengo tan “mala suerte” que lo único que me queda es soportar, sufrir la vida?

Le pido, con toda confianza, que me haga sentir de verdad esto, que me lo crea, que esto se haga todavía más profundo en mí, que se me quiten los miedos de mi vida.

Dios nos dice: <>... luego en respuesta a mi duda vuelve a decirme <> Tus tesoros son estos: personas... lugares... ocupaciones... cosas... ideas... experiencias del pasado... esperanzas y sueños del futuro...

Tomo cada uno de esos tesoros, le digo unas palabras y lo pongo en la presencia del Señor, ¿De qué modo y manera le voy a "dar" esos tesoros?  

Pero mientras mi corazón descanse en pasados tesoros, estaré fosilizado (me vuelvo viejo), endurecido, muerto, (pierdo energía), pues la vida debe estar sólo en el presente. Así pues, me desprendo de cada uno de esos pasados tesoros, de esos dorados “ayer(es)”. Hago una lista de esos temores... Y a cada uno le explico que, aunque le estoy sumamente agradecido/a por haber entrado en mi vida, ahora debe salir de ella... de lo contrario, mi corazón no aprenderá jamás a amar el presente...

Tengo puesto el corazón en mis sueños, en mis ideales, en mis esperanzas, que me hacen vivir fantasías y sueños futuros. Y a todos ellos les digo: “Hágase la voluntad de Dios...

Al final me quedo solo/a ante el Señor. A Él le doy mi corazón, diciendo:

“Tú, Señor, eres mi vida.

Tú eres mi destino.

Tú eres todo para mí.

Que El disponga de ustedes

Como juzgue oportuno”...

Regresando a los tesoros que Dios nos ha concedió personas... lugares... ocupaciones... cosas... ideas... experiencias del pasado... esperanzas y sueños del futuro...

Una de las personas de mayor tesoro que se nos ha dado fue Jesús, por medio de El conocimos al Padre, por medio de El fuimos llenados del Espíritu Santo y encontramos la justicia, la paz, y sobre todo la Misericordia, EL PERDON, el amor, la entrega, el servicio, el sacrifico, la fidelidad.

Hoy por hoy para darle seguimiento y poder encontrarme a mismo y  poder ser una mejor persona se nos concedió herramienta como es la oración por ejemplo, es decir a través de la oración podemos encontrar el mayor tesoro como lo es Jesús.

La Palabra de Dios otro instrumento para encontrar el Tesoro de Jesús, la naturaleza, la creación misma, el prójimo, el meditar y contemplar la vida de Jesús (su vida, sus enseñanzas, sus parábolas, lo que desconocemos de Jesús (es decir su niñez, su vida con Maria y Jose y sus seres queridos), el misterio de nuestra fe –la pasión, muerte y resurrección de Jesús-) pero lo más importante JESUS EUCARISTIA.

Ante Jesús Eucaristía, Mi Jesús Sacramentando, podemos encontrar el mayor Tesoro, En la Última cena Jesús dijo;

Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes. Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía

¿Qué más tesoro queremos? Que nuestra propia vida y el acompañamiento de Jesús es decir el confiar en alguien como Jesús en la Eucaristía, en el Prójimo, en la Palabra, en la oración, en la Creación, pero sobre todo esas personas que nos alientan con un consejo, un te quiero, esos seres queridos a que apreciamos... esos lugares donde podemos encontrar amistades, cosas buenas... ocupaciones, mi vocación, mi trabajo, mis estudios...cosas... ideas...experiencias del pasado... esperanzas y sueños del futuro...

Para poder entender mejor este tema, vámonos al Evangelio de Juan capítulo 6, pero por tiempo vamos a leer una parte Jn 6, 43-70, este capítulo nos habla de la multiplicación de los Panes, también sobre el miedo, pero sobre todo la fe.

La pregunta es ¿Qué más tesoro queremos? ¿Qué más regalo queremos? ¿Qué estamos esperando para hacer el cambio, si lo tenemos todo, fuimos afortunados en poder tener vida, en poder pensar, es decir, tener conocimiento para  poder decidir entre lo bueno y lo malo, en otras palabras discernir, tenemos libertad para escoger y hacer el bien? Bien los dice el Papa Francisco:

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