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¿Qué es la alegría o el gozo?


Enviado por   •  23 de Mayo de 2018  •  Monografía  •  1.121 Palabras (5 Páginas)  •  262 Visitas

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ALEGRÍA O GOZO

¿Qué es la alegría o el gozo?

La alegría es el fruto que emana naturalmente del amor; es como la luz del sol, o el perfume de la flor, o el calor del fuego. Esta alegría no se apaga en medio de los problemas; todo lo contrario, crece y se robustece en medio de ellos pues se hace más necesaria que nunca. Cuando se está en comunión con Dios amor,  la persona es feliz; y busca también hacer felices a los demás. Es una alegría que supera todo goce fundado en la carne o en las cosas materiales.  Por otro lado, la a alegría es un grato estado anímico y corporal, que se traduce o se manifiesta en risas o sonrisas, en gritos y cantos, en contorciones y aun excentricidades. Surge espontánea o se estimula para que acompañe a las celebraciones privadas y públicas, desde bautizos y bodas hasta los desfiles de las fuerzas victoriosas. La alegría auténtica revela salud corporal y sano ánimo, uno de los termómetros más exactos del bienestar de los individuos y de los pueblos.

Antiguo testamento

  1. Las alegrías de la vida: son un elemento de las promesas de Dios, que castiga la infidelidad con su privación. El humilde gozo que el hombre halla con la mujer que ama, en el fruto de su trabajo, alimentándose y divirtiéndose un poco, para los esposos la fecundidad es causa de júbilo, sobre todo si su hijo es bueno. Dios condena sólo los goces perversos, los que se persiguen haciendo el mal, en particular la alegría maligna que la desgracia del justo procura a sus enemigos.

 

  1. Las alegrías de la alianza: Dios de quien vienen las sanas alegrías de la vida, ofrece a su pueblo otras más altas: las que ha de hallar en la fidelidad de la alianza.

  • Alegrías del culto comunitario: en el culto se halla el gozo de alabar a Dios, que se ha dignado a ser nuestro rey y que nos invita a regocijarnos en su presencia; gusta también de una reunión fraterna.

  • Gozo de la fidelidad personal: este gozo, ofrecido a todos, es la parte de los humildes, que constituyen el verdadero pueblo Dios, que devoran la palabra divina, que es la alegría de su corazón; ponen su gozo en Dios que es su tesoro y que constituye sus delicias en medio de la angustia; estos humildes buscadores de Dios pueden, pues, regocijarse, justificados como están por la gracia y por la misericordia de Dios.

Nuevo testamento

  1. El gozo del Evangelio: este rey humilde es  Jesucristo que anuncia a los humildes el gozo de la salvación y se lo da con su sacrificio.

  • El gozo de la salvación anunciado a los humildes: la venida del salvador crea un clima de gozo que ha hecho sensible Lucas, más que los otros evangelistas. Aun antes de que se regocijen con su nacimiento, en la visita de María salta de gozo el precursor en el seno de su madre; y la Virgen, a la que la salutación del ángel había invitado a la alegría, canta con tanto gozo como humildad al Señor que se ha hecho su hijo para salvar a los humildes. El nacimiento de Jesús es un gran gozo para los ángeles que lo anuncian y para el pueblo al que viene a salvar; este nacimiento colma la esperanza de los justos que, como Abraham, exultaban ya al pensar en él. En Jesús está ya presente el reino de Dios; Jesús es el esposo cuya voz arrebata de gozo al Bautista y cuya presencia no permite a sus discípulos ayunar. Éstos tienen la alegría de saber que sus nombres están escritos en los cielos, porque son del número de los que pertenece el reino, tesoro por el cual se da todo con alegría; y Jesús les ha enseñado que la persecución confirmando su certeza, debía intensificar su alegría.

  • El gozo del Espíritu, fruto de la cruz: en efecto, Jesús, que había exultado de gozo porque el Padre se revelaba por él a los pequeños, da su vida por estos pequeños, sus amigos, a fin de  comunicarles el gozo, cuya fuente es su amor, mientras que al pie de su cruz sus enemigos ostentan su alegría maligna. Por la cruz va Jesús al Padre; los discípulos deberían regocijarse de ello si le amaran y si comprendieran el fin de la esta partida, que es el don del Espíritu. Gracias a este don vivirán de la vida de Jesús y, porque pedirán en su nombre, obtendrán todo del padre; entonces su tristeza se cambiará en gozo, su gozo será perfecto y nadie se lo podrá quitar. Pero los discípulos comprendieron tan poco que la pasión conduce a la resurrección, y la pasión destruye de tal manera su esperanza que el gozo de la resurrección les parece increíble. Sin embargo, cuando el resucitado, después de haberle mostrado Las Escrituras cumplidas y de haberles prometido la fuerza del Espíritu sube al cielo, experimentan gran gozo; la venida del Espíritu la hace tan comunicativa como inquebrantable: “están llenos de gozo de ser juzgados dignos de sufrir por el nombre” del salvador.
  1. El gozo de la vida nueva: la palabra de Jesús produjo su fruto: los que creen en él tienen en sí mismos la plenitud de su gozo; su comunidad vive en una alegría sencilla y la predicación de la buena nueva es en todas partes fuente de gran alegría; el bautismo llena a los creyentes de un gozo que viene del Espíritu y que hace que los apóstoles canten en medio de las peores pruebas.
  • Las fuentes del gozo espiritual: el gozo es, en efecto, fruto del Espíritu y una nota característica del reino de Dios. No se trata del entusiasmo pasajero que suscita la palabra y que destruye la tribulación, sino el gozo espiritual de los creyentes que, en la prueba son ejemplo y que, con su gozosa generosidad, con su unión, con su docilidad y su fidelidad a la verdad son ahora y serán en el día del Señor el gozo de sus apóstoles. La caridad que hace comulgar a los creyentes en la verdad, les procura un gozo constante alimentado por su oración y acción de gracias incesantes. La oración asidua es fuente de gozo y alegría porque la anima la esperanza y porque el Dios de la esperanza responde a ella colmando de gozo al creyente.
  • El testimonio del gozo en la prueba: este gozo pertenece a la fe probada. Para disfrutar de alegría cuando se revele la gloria de Cristo, es preciso que su discípulo se regocije en la medida en que participe de sus sufrimientos. Para los apóstoles como para Cristo, la pobreza y la persecución conducen al gozo perfecto.

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