Semidioses

SEMIDIOSES

-Moy se tarda demasiado-se quejó Zo-.El sabe perfectamente que hoy tenemos que terminar este cuento.Tenemos solo 2 horas para que el manuscrito se envié.

Todos alrededor de ella se quedaron completamente callados,sabian que tenia razon. Lo que hacian era demasiado importante para todos,como para que 1 no lo tomara enserio.

-Clmate,seguro en algun  momento llegará-Lia tenia una pizca de esperanza de que eso pasara, aunque esa pizca se iba esfumando a cada minuto que pasaba.

-Perdon,perdón-un joven agitado se dejo ver-.Estaba practicando y el tiempo se me fue.

Los ocupantes de el sillon de la pequeña sala de esta suspiraron. Era algo comun en su amigo, la impuntualidad,asi que cada vez que incurria en esas conductas ya no les sorprendía.

-Comencemos esto de una vez por todas-la pequeña Anney estaba realmente desesperada,paso la mirada entre cada uno de sus amigos esperando que alguno tomara la iniciativa para comenzar.

El primero en moverse fue Gio quien se dirigio hacia donde se encontraba la maquina de escribir que los 7 amigos presentes usaban para escrribir sus historias. Los demas lo siguieron de cerca,en el momento en que escribio las palabras "Erase una vez" algo maravilloso y mágico pasó, la maquina parecía tragarselos para luego escupirlos en otro lugar totalmente diferente.

-¿Qué es este lugar y por qué estamos aqui?-sorprendidos hablaron al unísono los mellizos Moy y Dore.

-Cállense y observen, debe de haber una razón-el unico tranquilo al parecer era Alec, pues reconocía vagamente el lugar donde se encontraban.

En ese instante 7 niños entraron a la sala, venían jugando, empujándose entre ellos y riendo sin parar.

-¿Moises, por favor puedes parar?- la que parecía ser la mas pequeña del grupo exclamó para que un niño rubio dejara de jalarle sus pequeños rulos dorados.

-Estamos en una biblioteca ¿acaso no se pueden comportar?-la que parecía la mayor del grupo tenia el ceño fruncido en señal de desaprobación.- No seas aburrida, Leilaney. Estamos aqui para hacer una tarea y a la vez divertirnos. ¿Por qué no nos dejas hacerlo?Leilaney solo negó con la cabeza y se fue dando fuertes pasos hacia una estantería. Unas risas sonaron por todo el salón, eran unas risas diferentes unas roncas pertenecían a un hombre seguramente.

Los pequeños observaron hacia todos lados sin encontrarle alguna explicación hasta que dos adultos, un hombre y una mujer, se materializaron frente a ellos. Ambos portaban unas túnicas blancas, como las que se usaban en la antigua Grecia.

-Buenas tardes, jóvenes- la primera en hablar  fue la mujer. Sus ojos grises parecian una tormenta-. Hemos venido por ustedes, deberán acompañarnos.

-Wow, eso sonó acosador- explcamó uno de los jóvenes mayores, los cuales parecían invisibles tanto para los niños como para los adultos.

Nadie supo como reaccionar cuando todo a su alrededor se esfumó y cuando nuevamente se materializó era un lugar completamente distinto. Los siete niños estaban completamente asustados, se abrazaban tratando de protegerse.

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