Adoración De Los Magos

Adoración de los Magos

La única noticia sobre los magos en los evangelios la proporciona san Mateo, en el que se narra que unos magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando el paradero del Rey de los judíos para adorarlo, explicando que vieron una estrella en el Oriente. El rey Herodes se enteró que el nacimiento se produjo en Belén y convoca a los magos y les dice que cuando encuentren al Niño deben regresar para que él también pueda adorarlo. Tras oír al rey contemplaron nuevamente la estrella que les condujo hasta donde estaba el recién nacido con su madre y le adoraron, ofreciéndole oro, incienso y mirra. Finalmente, un sueño les advirtió de que no volvieran a ver a Herodes y regresaron a su tierra por otro camino.

Según unos autores los magos habrían llegado justo después del nacimiento de Jesús, pero en los evangelios apócrifos se afirma que la adoración tuvo lugar cuando Jesús tenía 2 años, no obstante prevaleció la primera opinión.

Según algunos autores podrían haber sido astrólogos babilonios, sacerdotes persas, o podrían provenir de Arabia. Pasaron a ser reyes, ya que la palabra magos podía inducir a brujos.

Se acepta que eran tres, debido al número de presentes ofrecidos, pero a veces aparecían dos o cuatro, finalmente prevaleció el número de tres.

Las ofrendas fueron: oro, la realeza de Cristo, incienso, su divinidad y mirra, su humanidad.

Mateo no menciona los nombres, pero han llegado a la tradición occidental Melchor, Gaspar y Baltasar, procedentes del Evangelio Armenio de la Infancia.

Para muchos autores la estrella era un cometa o meteorito luminoso, según los teólogos la Estrella de Belén sólo pudo haber sido un fenómeno milagroso.

El destino de partida tras la adoración de Cristo fue incierto, San Mateo dice solo que regresaron a su país por otro camino para burlar a Herodes. El viaje se hace a lomos de camellos o caballos.

En los primeros siglos vestían de la misma manera (gorro frigio y pantalones llamados anaxyrides), pero a partir del siglo XII se individualizaron (traje real con larga túnica y corona sobre la cabeza).

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