Estructura de funcionalidad en vehículos autónomos

Estructura de funcionalidad en vehículos autónomos

Un vehículo autónomo es un automóvil capaz de imitar las capacidades humanas de manejo y control, percibiendo el medio que lo rodea y permitiendo desplazarse; es decir, un coche en el que el “conductor” solo tiene que introducir la dirección de destino. A pesar de que aún no se ha comercializado, hay ciertos prototipos que existen en la actualidad y que utilizan una filosofía de control basada en 3 capas o niveles conceptuales, el presente estudio en relación con este contexto presentará estos niveles los cuales son: localización, planificación y ejecución.

La capa de localización es la que ubica al vehículo en el mapa y detecta todo lo que hay alrededor. Para conseguir esto, utiliza GPS (Global Positioning System) muy detallados y sensores de alta precisión llamados LIDAR (Laser Imaging Detection and Ranging). Los LIDAR son escáneres de laser infrarrojo que miden el grado de reflectividad de la superficie de los objetos. El suelo se considera un objeto y las marcas viales, que son de alta reflectividad, pueden detectarse fácilmente. Además, esta capa también detecta todo lo que hay alrededor del coche, cuerpos que pueden colisionar contra el vehículo o ser atropellados.

La capa de planificación, como su nombre lo indica, planifica los siguientes movimientos del coche. Analiza la trayectoria que marco el usuario hacia el destino y durante el recorrido continuamente está a la toma de decisiones. Una vez que cuenta con la información recibida en la capa de localización, los sistemas electrónicos de control como computadores y centralitas, asignados a cada sistema del vehículo, pero que funciona como una unidad; disponen cuál es el siguiente movimiento que se ha de efectuar y posteriormente se encarga de dar las señales a los receptores en la siguiente capa.

La capa de ejecución, la última en este proceso, está limitada a realizar lo que le ordena la capa de planificación por medio de señales a los sistemas mecánicos de dirección, frenos, aceleración y suspensión del automóvil. Pero también tiene su complicación, ya que tiene que ser muy fiable, para ello, suelen implementar salvaguardas adicionales que garanticen que el coche no va a atropellar a algo o chochar con alguien, funcionan en base a protocolos de seguridad en caso de recibir información incoherente de la capa anterior.

En síntesis, este sistema de organización resulta muy acertado y será, según expertos, el que permita que los coches autónomos sean algo habitual en 2025. Pero la mayoría de la gente quiere vivir en un mundo en el que los automóviles minimicen al máximo los muertos y heridos, y faciliten la capacidad de trasladarse. Para ello, sería muy factible el añadir otro nivel, uno que este propiamente encaminado a la seguridad tanto del conductor como peatones. Habrá que tener en cuenta que los vehículos autónomos, así

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