Nuestros poderes tecnológicos aumentan, pero los efectos secundarios y posibles riesgos también aumentan.

Nuestros poderes tecnológicos aumentan, pero los efectos secundarios y posibles riesgos también aumentan. (Alvin Toffler)

Actualmente estamos viviendo una trasformación radical de convivencia, de comunicación y educación, estamos viviendo una revolución de la información, sin darnos cuenta y sin reconocer totalmente que la tecnología es lo que nos empuja a actualizarnos constantemente  

La transformación de valores a lo largo de los últimos 20 años es evidente. Pues los estudiantes tenemos la necesidad de estar en constante dinamismo, lo que ha provocado cambios importantes en las formas de ser y de actuar, tanto en lo individual como en lo social, por lo tanto, en lo educativo.

Hoy en día, utilizamos la tecnología y el internet para acceder fácilmente a lo que no está a nuestro alcance, acceso a información o para establecer relaciones que sin estos estos medios nos hubiese sido más difícil realizar. Pero, ¿esto es del todo bueno?

Con la implementación del llamado proyecto  2.0, las aulas en donde se lleva a cabo la transmisión de conocimiento se han visto implementadas con ordenadores, proyectores, libros electrónicos… para un “mejor manejo” de los temas a abordar de los profesores hacía con alumnos.  Estamos hablando del sistema educativo, que ha evolucionado y que indudablemente acuden a las TIC para un mejor apoyo, para hacerse conocer, entre muchas otras más. Por lo tanto la accesibilidad a la información nos da un poder inagotable, pero ¿a qué clase de información tenemos acceso? Esa es una pregunta cuya respuesta es muy amplia, pues el mundo del internet es un sinfín de posibilidades y puertas que bien podríamos tomar.

Se necesita tiempo y una guía que nos lleve por el camino el uso correcto de la tecnología, esta es una orientación que debe llevar a cabo el profesorado de las aulas, porque la tecnología como protagonista principal de la sociedad debe saberse manejar lo mejor posible, cuando esto no ocurre sabemos que puede perjudicar de la misma manera que beneficia.

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