Ser social educativo y tecnologico
Enviado por 74amor2014 • 25 de Septiembre de 2020 • Ensayo • 1.003 Palabras (5 Páginas) • 137 Visitas
Sin guantes
La muerte ronda por doquier a mi paso, entre olor a enfermos, medicamentos, bacterias contaminantes y pobreza. Sin embargo, el hospital es el lugar predilecto en el cual la vida se manifiesta con impetuoso resplandor; ella, es significación plena de continuidad, preservación y cuidado por medio del servir y amar incondicional de médicos y enfermeras.
Quien lo creería, en medio del inmenso bosque emerge el humilde hospital donde se anuda o termina de romper el frágil hilo de la vida. Llegar a él es fácil y agradable; por la amplia carretera de cemento, la vegetación esplendorosa con arbustos de diversos tamaños cuyas ramas suavizan la brisa y las múltiples especies de aves, armonizan con sus mágicos cantos a pacientes y visitantes.
El área de hospitalización se halla al interior de la edificación y el espacio exterior corresponde a consulta externa; la cual consta de dos consultorios con ventana mediana y vidrios transparentes que permiten entrever algunas amapolas; al ingresar a estos, un tenue olor a medicamentos se percibe. A media luz se observa a mano izquierda: un escritorio de madera, con un sello, recetario médico, entre otros. Al fondo una camilla metálica con colchoneta negra, cubierta con sábana azul. En la parte distal, una mesa pequeña con rodachines, en cuya superficie se ubican por tamaño, frascos con diversidad de elementos: guantes, gasas, baja lenguas, aplicadores, torundas, todos debidamente rotulados.
Medio oculta al fondo del recinto, hay una báscula de color blanco con tapete plástico azul en forma de pie gigante. En la parte central de la pared, en el silencio, retumba el tic-tac de un reloj cuadrado. El otro consultorio es similar.
En aquel hospital, tan solo laboran dos médicos: el director, un hombre entrado en años, de expresión calmada y ojos verdes que inspiran al largo camino de la vida, profesional reconocido en la región por su calidez humana y el médico rural un joven amante de la rumba, mujeres y alcohol. Algunos pacientes lo tildan “de estirado y poco comprensivo con ellos”. Los comentarios sobre el actuar laboral de este galeno abundan; en muchas ocasiones retrasa la consulta al ser visitado frecuentemente por sus” novias” a las cuales atiende gustoso en su consultorio.
Muchos temen ir al hospital, diciendo “prefiero morir”, por temores enfundados desde tiempos atrás hacia las enfermeras y los médicos que “operaban o amputaban por cualquier cosa”. Por ende, manejan sus heridas agregando cantidad de especies: telarañas, café molido, aceites; desarrollando infecciones severas en su cuerpo. Algunos lugareños no se asoman pues comentan que la muerte deambula por las habitaciones y pasillos de este centro, haciendo entrar en sueño profundo al equipo de salud para ella realizar los turnos.
No temo a nada de ello. Ahora recuerdo, en las noches recibía turno, casi siempre con la misma cantidad de pacientes, un poco más de diez, poseía una pequeña y tenue linterna a la cual había que extraerle las pilas y volverlas a acomodar para que funcionara. Las habitaciones eran cercanas, administraba los medicamentos de acuerdo con los horarios establecidos, controlaba signos vitales y ofrecía con amor bienestar integral a todos.
Muchas noches amanecí dialogando con los pacientes, me hablaban de múltiples temas: la existencia, el conocimiento, sus luchas diarias con las adversidades económicas, sociales y familiares y también de sus fuertes padecimientos de salud ¡experiencias increíbles y hermosas de seres resilientes! Otras veces relataban historias curiosas, algunas con carácter ficcional, cómico, pero ante todo humanístico, reíamos bastante. Cuanto aprendí de la vida, por ellos me volví humana en todos mis actos.
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