100 años De Sociología En La Argentina
Enviado por caritto_abril26 • 2 de Mayo de 2013 • 2.447 Palabras (10 Páginas) • 461 Visitas
100 años de sociología en la Argentina
Entrevista a Inés Izaguirre*
*Docente e Investigadora Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
¿Dónde situaría los orígenes de la sociología en la Argentina? Sus nombres, figuras, características y la temática a la que están asociados.
Hablar de los orígenes de una disciplina tiene sus dificultades, en primer lugar porque hay que estudiar los orígenes para hablar de ellos. (…)Una forma de registrar el origen de algo es señalar los hitos de su institucionalización. Sabemos que ésta es siempre un punto de llegada. Cuando algo se institucionaliza es porque hay ya un creciente consenso intelectual acerca de su existencia. Y la cátedra de Sociología Argentina data de 1898 en nuestra querida Facultad de Filosofía y Letras (en la Universidad de Buenos Aires).
Es indudable que en Argentina había pensamiento social desde el siglo pasado. ¿Cómo llamaríamos si no a los escritos de Echeverría, Alberdi , Sarmiento, y tantos otros, con sus imágenes polémicas del país real y del país deseado? ¿Cómo negar la influencia de los anarquistas y de los socialistas españoles, franceses, alemanes, que huían de las persecuciones de las clases dominantes del primer mundo, y fundaron acá tantas asociaciones, clubes, periódicos, bibliotecas…?
¿Cómo olvidar al ingeniero francés Bialet Massé, que hizo en 1904 el primer informe descriptivo estadístico de la clase obrera argentina, encargado por el gobierno nacional, un auténtico informe sociológico, excelente incluso para nuestros criterios actuales.?
Un segundo hito institucional es la creación del Instituto de Sociología Argentina en octubre de 1927, también en Filosofía y Letras, junto con otros institutos que la harían famosa, el de filosofía, el de literatura clásica, el de historia antigua y medieval (…).
Levene (el títular del Instituto de sociología en la década del ´40) invita a formar parte del Instituto como “adscriptos” a personajes ideológica y profesionalmente muy disímiles (…). Esta pluralidad puede leerse como una huella – ciertamente débil hasta entonces - de los efectos de la Reforma Universitaria en la Facultad de Filosofía y Letras de nuestra Universidad.
En 1942 aparece el Boletín No.2 del Instituto, donde ya encontramos un estudio “preliminar” sobre la clase media de Buenos Aires, escrito por Gino Germani, un joven exiliado italiano que había llegado al país en 1934, cuando tenía 23 años, luego de permanecer preso por antifascista entre 1930 y 1931. Germani, que era hijo de un militante socialista, traía una buena formación en economía, y en Buenos Aires se había inscripto como estudiante de filosofía. Sus brillantes colaboraciones aparecen reconocidas por Levene en las actas de las reuniones del Instituto. Los Boletines , con esa calidad de impresión que tenían entonces nuestros libros universitarios, reflejan esa tensión que Germani se encargaría más adelante de destacar, entre los distintos enfoques de la disciplina: la sociología especulativa, con artículos que hacían afirmaciones filosóficas sobre problemas generales de la sociedad y de la disciplina, los estudios sobre las ideas sociales de pensadores argentinos, como José M. Ramos Mejía, José Ingenieros o Juan B. Terán y los primeros estudios sociológicos con base empírica y metodológica sobre problemas del país: qué problemas debería resolver el Censo general de población que se estaba proyectando, o cuáles eran los descriptores de nuestras capas medias: las ocupaciones, el nivel de estudios, el origen nacional, las edades y el número de hijos.
En el Boletín del año 1943 encontramos lo que sería quizás el primer esbozo de la futura Estructura social de la Argentina, (Buenos Aires, Raigal,1955) un libro fundacional de lo que el propio Germani consideraba que debía ser la sociología científica, fundada en el uso riguroso de los datos como requisito metodológico. Es una recopilación de datos hecha por Germani, Datos sobre la realidad social argentina que iban desde 1915 a 1942, una verdadera síntesis-espejo del país de esos años, sin pretensión explicativa, pero con una concepción tan abarcadora de lo que constituía nuestra “realidad social” que nos produce admiración: evolución de las tasas demográficas, con sus gráficos clarísimos y su comparación entre provincias y ciudades, evolución de las migraciones externas en comparación con la población total, datos económicos – importaciones y exportaciones, volumen físico de la producción, ocupación en la industria, consumos de energía, cargas transportadas, evolución bursátil, niveles de precios, dinero circulante, préstamos bancarios, depósitos, deuda pública, costo de vida – y datos sociales , de los que hoy carecemos de registros completos: conflictos, concurrencia a las reuniones sindicales, suicidios y criminalidad, datos de la cultura y la educación por niveles y por tipo de estudios, edición de libros argentinos y extranjeros clasificados por tema, exportación de libros...
Dentro de los años 30 y 50 se desarrolló un fuerte ensayismo social que siempre fue motivo de polémica. Cómo valora esos aportes y esas obras?
Junto con esta confrontación académica al interior del Instituto de Sociología en los años previos al peronismo, que se silencia durante su gobierno, se había desarrollado en Argentina, como prolongación de una línea de pensamiento social latinoamericano representada por Martí, Sandino y Mariátegui, una nutrida producción ensayística nacional cuyos representantes más conspicuos eran Scalabrini Ortiz, Martínez Estrada, Hernández Arregui y Jauretche. Todos ensayistas políticos que en el campo literario estuvieron acompañados por escritores como Lugones o Leopoldo Marechal.
Varios de ellos anticipan en el plano cultural, y habrían de acompañar en lo político, la emergencia del peronismo, coincidente con el reclamo de autoafirmación nacionalista posterior a 1930 de varias burguesías en el capitalismo central: Alemania, Italia, España, pero también Estados Unidos y Japón. De todos ellos, el que más me impresionó siempre fue Scalabrini Ortiz, por la fuerza moral de sus convicciones y la búsqueda investigativa que las sustentaba.
¿Cómo los veo hoy? Todos ellos configuraron una respuesta cultural plena de fuerza ante el poder disolvente de la gran crisis capitalista mundial de los años 30, que nos seguía sumiendo, como todas las crisis, en la corrupción política y el cambalache social. Buceaban en nuestra identidad. Pero fue un movimiento externo a la Academia, a la Universidad, dominada por otras elites, y donde también había grupos que luchaban
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