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1ra. Pedro 3: 18 -22


Enviado por   •  5 de Octubre de 2013  •  2.951 Palabras (12 Páginas)  •  533 Visitas

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Chumpitaz Zamora Eddy D.

Curso : Epístolas Universales.

Tema: 1 Pe. 3:18 – 22

“Jesús predicó a los espíritus encarcelados”

Profesor: Ps. Beltrán, Francisco.

Julio 2013

Introducción

En un mundo distorsionado por el pecado, donde cada uno piensa de una manera distinta, y cree que siempre tiene la razón sin tener en cuenta las fuertes bases de la palabra de Dios, no es raro ver como se malinterpretan algunos pasajes de la Biblia y como estas personas fuerzan un texto bíblico para acomodarlo a sus creencias personales, ya sea por conveniencia o por ignorancia. Uno de los textos más difíciles de interpretar en la Biblia es 1 Pedro 3:18-22, especialmente en lo que atañe a la identificación de los “espíritus encarcelados” del v.19.

18 Porque también Cristo padeció una sola vez por lo pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;

19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,

20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,

22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a Él están sujetos los ángeles, autoridades y potestades.

1Pe.3:18-22 Biblia Reina Valera 1960

v.18. Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. El sufrió muerte en el cuerpo pero por el Espíritu hizo que cobrara vida.

Debemos de notar algunos aspectos en este verso:

a. Sufrimiento. La primera palabra porque vincula al versículo 18 con el pasaje precedente en el cual Pedro alaba los méritos de sufrir por hacer el bien; dentro de la iglesia, Pedro enseñó la doctrina de que Cristo sufrió por los pecados una vez por todas. Así como el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo una vez al año para rociar la sangre como expiación de los pecados del pueblo (Lv. 16:3–34; Heb. 9:7, 25), del mismo modo Cristo sufrió por los pecados de su pueblo una vez por todas (Heb. 7:27; 9:26, 28; 10:10, 14).

b. Justicia. Cristo, que es justo, tomó sobre sí los pecados de la gente injusta. Pedro ya ha mencionado el concepto de sufrir injustamente en versículos anteriores (2:20–24; 3:14, 17). Ahora declara que Cristo no sufrió por el justo sino por el injusto. Nótese que Pedro en su sermón en el templo de Jerusalén, se refiere a Jesús como “el Justo y Santo” (Hch. 3:14; véase también 7:52; 22:14; 1 Jn. 2:1, 29). Jesús es justo, es decir, sin pecado. Por eso Pablo escribe; “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Co. 5:21 VRV). Jesús cumplió el requisito de Dios acerca de la justicia, pagó nuestra culpa y se ofreció a sí mismo como sacrificio “para quitar los pecados de muchos” (Heb. 9:28).

c. Entrada. El efecto de la muerte de Jesús en sacrificio es el de permitimos entrar ante la presencia de Dios. Jesús abre el camino al trono de Dios, nos presenta al Padre, y restablece para nosotros una relación íntima con el Padre. Al quitar el pecado como causa de nuestra desunión de Dios, Jesús nos da acceso a Dios y nos hace aceptables a sus ojos.

d. Muerte y resurrección. Pedro escribe que Jesús “sufrió muerte en el cuerpo pero el Espíritu hizo que cobrara vida”. no puede descartarse una referencia a la obra del Espíritu Santo. La resurrección de Cristo es la obra del Trino Dios, ya que Jesucristo mismo declaró que poseía poder para poner su vida y volverla a tomar (Jn. 10:18; también Jn. 2:19–21; 11:25). Pablo enseña que el Padre levantó a Jesús de los muertos (Ro. 6:4; Gá. 1:1; Ef. 1:20; también Hch. 2:32). Y en Romanos 8:11, menciona que el Espíritu Santo estaba involucrado en la resurrección de Jesús.

Las formas verbales sufrió muerte y cobrara vida están en voz pasiva. Por tal causa podemos inferir que algún agente (algo o alguien) hizo morir a Cristo y lo hizo vivir. Para el primer verbo Pedro no indica el agente, pero para el segundo lo hace: la persona del Espíritu Santo.

v.19. Por el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20a. que desobedecieron en tiempos antiguos, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía el arca.

Si desagregamos estos versos veremos lo siguiente:

a. “Por el cual”. El antecedente de las palabras el cual es el término espíritu (ya sea con minúscula o con mayúscula). Si consideramos que el cual se refiere a su antecedente más próximo, entonces damos por sentado que se refiere al Espíritu Santo (véase el versículo precedente). Por medio de la intervención del Espíritu de Dios.

b. “También fue y predicó”. ¿Qué quiere decir la palabra también? Parecería que Pedro quiere que la entendamos dentro de una secuencia de verbos que incluyen en primer lugar sufrió muerte y cobrara vida. Las palabras fue y predicó siguen esta secuencia del versículo precedente. En el original griego, la misma palabra “fue” se utiliza en el versículo 19 y también en el 22 “quien ‘fue al cielo”. Suponemos que si Pedro habla acerca de la ascensión de Jesús en uno de estos versículos, por implicación lo hace también en el otro.

¿Quiere la afirmación “fue y predicó” decir que Jesús descendió al infierno? No, no lo dice, porque la evidencia a favor de esta suposición está ausente. La Escritura no enseña en ningún lugar que Cristo haya descendido al infierno después de su resurrección y antes de

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