Agresión Escolar
Enviado por paolagalla • 29 de Mayo de 2013 • 762 Palabras (4 Páginas) • 236 Visitas
Agresión escolar
Aunque fue detectado desde los años 80, el bullying o violencia entre escolares es un problema social que la mayoría de colegios prefiere ignorar. En nuestro país uno de cada siete alumnos sufre de bullying y en esta nota hemos recabado el testimonio de tres padres que nos han confiado sus historias con la condición de no revelar su identidad. Por María Isabel Gonzales
Ana mira de reojo a sus compañeros de primer grado. Ellos le devuelven el gesto. Están hablando en voz baja.
Ella no llega a entenderlos, sus palabras se quedan en murmullos. La profesora levanta la voz: “Ana viene de Estados Unidos.
Estará con nosotros por un año, ayúdenla a ponerse al corriente”. Ana busca una cara que le resulte amigable. De pronto le señalan una carpeta vacía. Lleva el cabello sujeto en una cola, el uniforme huele a suavizante y tiene una mochila que mamá le compró. De pronto alguien le jala el pelo y Ana voltea sorprendida. Los niños se ríen, ella se avergüenza y se da la vuelta. No sabe que una de sus nuevas compañeras acaba de elegirla como su víctima.
A través del teléfono, la madre de Ana cuenta que nunca había vivido algo parecido. Ella, una peruana radicada en Estados Unidos desde hace diez años, no se había enfrentado al bullying o acoso escolar mientras fue alumna. “Si pudiera volver en el tiempo no elegiría el colegio en el que la matriculé. Yo hice caso a la recomendación de un amigo y, según lo que pude averiguar, pensé que era una buena opción. Dos mil soles de mensualidad en el corazón de San Isidro y sin embargo fue allí donde desde la profesora hasta el director no pudieron enfrentar el acoso escolar. Yo estudié en un colegio nacional y no me enfrenté a una cosa así”, asegura.
Al colegio no voy
Apenas pasó una semana y Ana ya no quería ir al colegio. “Las niñas son muy malas”, le dijo a su madre. En casa creyeron que le había afectado el cambio de costumbres. No se imaginaban que a diario su hija recibía insultos y empujones de otra niña. Un día cualquiera esa niña subió el nivel de sus ataques. Se acercó a Ana y le propinó una patada y un puñetazo. Aunque recién entonces se animó a contar lo que sucedía en las aulas, le pidió a su madre que no se quejara con la profesora. Le daba vergüenza ser una “soplona” y también temía recibir represalias. Pero tras semejante paliza la madre no se quedó con los brazos cruzados.
“Insistí con la maestra, la psicóloga y el encargado de disciplina. La respuesta fue que esa agresora venía de una familia disfuncional. Pero en realidad el personal del colegio estaba con las manos atadas pues esa familia es una de las más ricas e influyentes de Lima. Con eso me decían que nunca se atreverían a hacerle entender que lo que hacía estaba mal”, cuenta la madre de Ana.
Derrumbando mitos
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