Amor Hueco

“Amor hueco”

Levaba muchos años de mi vida buscando una mujer con aquellas características, pero después de incontables fracasos había dejado de buscar. No tenia mas esperanzas, seria un alma desolada y triste.

Un día en la Feria Internacional de Robótica en Beijing, la vi, y desde ese momento supe que no habría otra igual, fue amor a primera vista, y me causo tanto impacto que mi corazón se acelero tan rápido como ninguna otra vez en mis 51 años de vida.

Su pelo negro caía hasta su cintura enrollado en una larga trenza. Sus ojos rasgados le daban un aire misterioso, no quería ser presumido pero era el arquetipo perfecto de una mujer joven y hermosa. No podía parar de mirarla mientras ella saludaba desde el escenario a los demás visitantes.

Saika tenia la piel suave al tocarla y sus movimientos eran impecables, cualquier persona que no supiera que era androide, jamás se hubiera dado cuenta de su condición al mirarla. No estaba a la venta, era solo para exhibición ya que algunos detalles de su complejo mecanismo estaban aún por desarrollar. Sin embargo, mi insistencia y la millonaria suma de dinero que ofrecí a sus inventores por ella, termino haciendo que cambiaran de opinión. Saika partió entonces cuidadosamente empacada hacia su nuevo hogar, a mi casa en Londres.

Desde ese momento todo cambio de forma positiva en mi vida. Estaba maravillado con mi nueva y preciosa mujer. Siempre llegaba con esos grandes detalles que hacían mi vida más agradable.

Recuerdo una vez mientras trabajaba en la oficina, en esos días donde me estresaba bastante, ella me llamo al celular y con su voz sonriente me dijo: Amor, eres lo mas hermoso que existe, por eso reserve dos entradas para el partido de mañana para que disfrutemos juntos el partido y no pienses en el trabajo. Ella sabia que era lo que más me gustaba, no se quejaba por nada. Creo que lo mas parecido a una queja que recibí de ella fue cuando me pidió que le dedicara mas tiempo a la relación. Yo le dije que iba a ser todo lo posible por pasar mas tiempo con ella. Y ella me respondio: No importa que no sea mucho tiempo, pero lo que si te aseguro es que en ese tiempo vas a ser el hombre mas feliz.

Nunca decía tengo dolor de cabeza o estoy cansada, no me exigía costosos regalos, y siempre estaba ansiosa. No podía estar sin ella ni un solo día, ella era mi complemento ideal, la mujer perfecta que siempre busqué.

Saika no tenía sentimientos, pero sí un completo sistema que contaba con la función de corresponder a las emociones positivas según los impulsos o estímulos que recibía. Por ejemplo, cuando yo le decía: Te quiero mucho, ella solo respondía con una sonrisa. Y en algunas ocasiones me abrazaba. Pasaron unos años y la relación seguía siendo la envidia de todos mis amigos. Yo me dedicaba a trabajar y a vivir mis placeres sin ningún

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