Análisis de trabajo colaborativo docente aula común y docente PIE

REFLEXIÓN

Hoy en día estamos en una sociedad donde el individualismo supera toda expectativa, donde cada uno trabaja de forma aislada por lograr sus metas y objetivos personales, pero el trabajar en educación esa dinámica egoísta se está tratando de erradicar de forma definitiva, ya que nuestro enfoque tiene que ver no solo con nuestros logros personales, sino con los logros de otros, en este caso de nuestros estudiantes. Somos un ente de cambio que influimos de manera significativa en la formación integral de otros seres, que para bien o para mal, tiene que ver con nuestras prácticas aplicadas, tanto dentro como fuera de nuestras aulas, donde muchas veces cumplimos más que el rol de docente, somos un ente contenedor de emociones que afloran con cada acto que nosotros realizamos hacia ellos, donde muchas veces somos la única oportunidad que ellos tienen durante el día, para ser escuchados y considerados dentro de una sociedad, por ese motivo, cada acción que nosotros realicemos hacia ellos, debe ser planificada y consensuada con nuestros pares, considerando sus intereses personales para mantener el interés y atención de ellos.

El trabajar en comunidad, tiene grandes ventajas que se obtienen durante el intercambio de experiencias, el poder compartir anécdotas diarias, que para cualquier persona puede ser una simple conversación de pasillo, pero para uno como docente puede ser el cambio de estigmatización hacia un niño. Durante el primer semestres del año en curso, cuando estábamos en proceso de planificación de nuestro trabajo colaborativo entre los profesores del primer ciclo, se fue generando una dinámica de trabajo que antes nunca se había dado, ya que nos enfocamos en dialogar sobre cosas más profundas en relación a nuestros niños, a intercambiar antecedentes personales de ellos, que por lo general solo maneja el profesor o profesora jefe, y que muchas veces justifican las conductas y actitudes de los y las estudiantes, cada docente al saber situaciones de abusos, maltrato, abandono y otros quedaban sorprendidos y comprendían de mejor manera a los estudiantes, por lo tanto la disposición y forma de relacionarse con ellos ya era diferente, ya no era el niño conflictivo que le pegaba a todos, sino el niño que en su momento fue maltratado, ya no era el niño irritable, era el niño que fue abandonado por su madre y lo está criando una tía…. Y así, todas sus conductas eran consecuencia de algún episodio vivido por nuestros niños, que lamentablemente eran ocasionado por adultos, quienes se supone son sus formadores y protectores mal llamados padres.

El intercambio de información personal de nuestros estudiantes, creo que ha sido un acierto efectivo para nosotros como docente, que nunca se había dado, ya que nos permitió abordar  las problemáticas de convivencia desde otro enfoque, más de carácter preventivo que a la corrección de conductas de ellos. Por esa experiencia considero que el compartir experiencias profesionales con nuestros pares y comunidad educativa en general, nos permite enriquecer nuestras prácticas pedagógicas de manera significativa, acercándonos más a la realidad de los y las estudiantes que atendemos, a generar lasos con nuestros alumnos, por lo tanto nuestro interés personal, estará mayormente comprometido con su proceso educativo.

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